La expresión inglesa "put your money where your mouth is" podría ser más acertada que nunca a la hora de dejar de fumar.
Un reciente estudio publicado en la revista The New England Journal of Medicine muestra que los incentivos monetarios se han mostrado más eficaces que los parches de nicotina y la terapia cognitivo-conductual como forma de tratamiento antitabaco.
Dejar de fumar a través de la recompensa
El punto de partida de la estrategia por incentivos monetarios tiene el sistema de recompensas de nuestro cerebro como punto de partida. La hipótesis es la siguiente: si te va el dinero en ello, tendrás más motivos para cumplir tu promesa de mantenerte lejos del tabaco y será menos probable que postergues indefinidamente tu "último cigarrillo". Es decir, un sistema de recompensas influido por las apuestas podría llegar a fortalecer tu fuerza de voluntad en un grado en el que ni los sustitutos químicos ni terapias las específicas cognitivo-conductuales pueden hacerlo. Dejar de fumar se convertiría, así, en un asunto de pérdidas y ganancias.
Pero una lógica tan mercantilista puede parecer perversa si sólo se fundamenta en incentivos ajenos a los que provee un estilo de vida más saludable. ¿Qué pasa cuando los incentivos económicos cesan? ¿Vuelven los fumadores a abalanzarse sobre las cajetillas de tabaco? Afortunadamente, parece ser que no. El sistema de apuestas demostró ser eficaz incluso seis meses después de que los investigadores dejaran de recompensar económicamente a los ex-fumadores por no probar el tabaco.
¿Cómo se realizó la investigación?
Se utilizó como muestra para el estudio un total de 2.538 personas que fumaban activamente. A partir de este conjunto de fumadores, estas personas fueron divididas en cuatro grupos dependiendo del tipo de programa basado en incentivos monetarios en el que participarían. Estos cuatro programas eran, resumiendo un poco (los nombres son inventados):
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Programa simple. Dejar de fumar durante una serie de días se ve recompensado en función del tiempo que se pasa lejos del tabaco. Los investigadores analizaron la saliva de los voluntarios en tres momentos distintos después de haber empezado el programa: 14 días después, 30 días después y 6 meses después. En cada una de estas revisiones se podía obtener una suma de dinero, siendo el máximo 800 dólares.
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Programa simple con fianza. Este programa era similar al anterior, pero los voluntarios tenían que empezar dejando 150 dólares a modo de fianza. Este dinero sólo se podía recuperar pasando 6 meses sin fumar.
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Programa cooperativo. Cada participante era asignado a un pequeño grupo de seis personas. Los individuos de cada grupo ganaban dinero en función del número de personas de su equipo que dejaban de fumar.
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Hacerse con el botín. Se formaron equipos de seis miembros en los que cada persona tenía que dejar una fianza de 150 dólares. Las personas que dejaban de fumar exitosamente se repartían a partes iguales la suma de las fianzas.
Los voluntarios que se negaron a participar en el programa que se les había asignado tenían la posibilidad de dejar de fumar usando métodos tradicionales.
Resultados
Los cuatro programas se mostraron más eficaces que los métodos tradicionales para dejar de fumar. Sin embargo, los programas que consiguieron mejores resultados fueron también los menos populares, es decir, aquellos que menos gente estaba dispuesta a empezar. Estos últimos programas eran los dos que requerían el depósito de una fianza: a pesar de que sólo el 14% de las personas asignadas los empezaron, el 52% de los participantes pasaron 6 meses sin fumar, mientras que este porcentaje de eficacia descendía hasta un 17% en las alternativas basadas sólo en una recompensa.
Desde luego, no todos tenemos acceso a las herramientas necesarias para hacer análisis de saliva. Sin embargo, si estás pensando en dejar de fumar siempre va bien tener en cuenta que, detrás de todas las justificaciones que uno se pone para fumar el último cigarrillo, hay un sistema de recompensas que deberías ser capaz de poner entre la espada y la pared.