Carlos González: «Gritar a un niño es peor que dejar que salte en el sofá»

Hablamos con el experto en educación infantil sobre los errores más comunes de los padres.

Carlos González: «Gritar a un niño es peor que dejar que salte en el sofá»
Fundación Caja Canarias

Es el pediatra al que todos los padres conocen. Firme defensor de la crianza respetuosa, sin castigos y con mucha paciencia, el reconocido pediatra Carlos González (Zaragoza, 1960) se ha convertido en todo un referente para miles de padres y madres que lo siguen a través de las redes, de sus libros y de su podcast Criando sin miedo.

Sus afirmaciones de lógica aplastante sobre educación infantil, los castigos o la necesidad -“absurda”, subraya él- de los padres por conseguir que los hijos obedezcan lo han puesto en boca de todos. Es autor de una decena de libros y esta semana ha dedicado unos minutos a hablar con Psicología y Mente.

¿Regañar es educar?

Según que entiendas por regañar. Si no quieres que el niño salte en el sofá, dile: “Por favor, cariño, no saltes en el sofá”. No hay ningún problema, en eso. Lo que a mí no me gusta es que le digan: “Te he dicho 20.000 veces que no saltes en el sofá! Baja ahora mismo o te vas a enterar!”. Las cosas se pueden decir bien.

¿A los padres nos falta paciencia?

Sí, a veces a los padres nos falta paciencia, pero hay que buscarla.

¿Y dónde lo encontramos?

El niño de 3 o 7 años, no tiene experiencia, no tiene educación, somos nosotros las personas adultas maduras y responsables las que deberíamos saber comportarnos; gritarle a un niño me parece peor que saltar en el sofá. Hay dos errores muy extendidos: por una parte, hay padres que no valoran bien la importancia de distintas cosas. Es decir, no es lo mismo que tu hijo esté saltando en un sofá o que esté pegando a otro. No es lo mismo que tu hijo esté saltando en el sofá a que vayáis a casa de otras personas y salte en el sofá o a que vaya a un museo y se ponga a saltar en un sofá del siglo XV. En los niños mayores, se lo dices y lo hacen, y en los pequeños, los puedes coger en brazos y te los llevas de ahí.

¿Y el segundo error?

La creencia de que puedes o incluso de que debes conseguir la obediencia absoluta. Y eso es absurdo. Nadie consigue la obediencia absoluta de nadie, ni de tu empleado, ni de tu hijo, ni de tu padre, ni de tu marido o esposa. Ni siquiera el Estado puede conseguir la obediencia absoluta de los ciudadanos. Entonces, tenemos que ser conscientes de que nuestros hijos no van a hacer siempre lo que les decimos, como nuestros maridos y esposas tampoco van a hacer siempre lo que les decimos. Quizá últimamente hay mucho consejo y mucho experto y mucha técnica para conseguir que el niño haga no sé qué...

¿A qué se refiere cuando dice que hay demasiados expertos?

Bueno, hoy en día hay muchos libros sobre cómo criar y educar a los hijos. Mis padres tenían uno, pero sospecho que no se lo habían leído, porque ya de mayor lo encontré por ahí y no estaba muy manoseado. Ahora hay libros, Tiktok, Instagram… todo el mundo está diciendo lo que tienes que hacer incluso los cuentos ahora tienen más moraleja que nunca! Antes los cuentos eran para divertirse. Ahora son para transmitir valores y trabajar emociones y yo qué sé qué...

Los padres parecen estar buscando contínuamente a alguien que les diga lo que tienen que hacer con los hijos. Tus padres lo hicieron bien. Es decir, tu no eres una asesina en serie, ¿verdad? Yo tampoco. Estoy casi seguro que tu hijo no va a ser un asesino en serie.

Pero la corriente actual no es esta…

La pura verdad es que lo que hacemos los padres tiene relativamente poca influencia sobre el resultado final de nuestros hijos. Salvo en casos extremos. Evidentemente, tener padres alcohólicos y drogadictos tiene unos graves efectos sobre ese niño, pero sospecho que esos padres ni van a leer esta entrevista, ni van a ver libros, ni nada. Entonces, la mayoría de los padres son bastante normalitos y, por lo tanto, la mayoría de los hijos van a salir también bastante parecidos. Estamos comparando a un padre que cuenta cuentos a sus hijos con otro que, en vez de contarle cuentos a sus hijos, hace sombras chinescas en la pared o juega a las damas. Y, claro, luego te sacan por ahí estudios donde dicen que si les cuentas cuentos, tendrán mejor nota en lengua o que si le dejas en la cuna va a tener un trauma psicológico.

¿Entonces, qué es lo que influye en el desarrollo del niño?

Un ejemplo, te presentan dos ministros del gobierno y te dicen que uno ha tomado el pecho y el otro el biberón; pues así a simple vista, no se distingue. O te dicen que a uno le dieron unas galletas con aceite de palma y al otro no, pues tampoco lo distingues, así a simple vista. Al final, las diferencias son entre pequeñas e inexistentes. Hay otros factores que van a tener una mayor influencia: ¿En qué país vives? ¿En qué barrio vives? ¿Cómo está la economía de tu lugar de orígen?

Los niños no lloran por tonterías

Dr González

Hablemos de las rabietas, ¿cómo gestionarlas?

Lo primero es tener bien claro que un niño no llora si no lo está pasando mal. Todavía existen personas que quieren hacer creer que los niños “te toman el pelo” o “se aprovechan de tí” con las rabietas, cuando de hecho las rabietas son muy poco efectivas para ellos como estrategia para conseguir lo que quieren. Són típicas entre los dos y los tres años, cuando aun no saben como pedir las cosas. Luego dejan de tenerlas porqué aprenden a hacer las cosas mejor. Es decir, entre un niño que se tira 20 minutos llorando y pataleando, pidiendo un helado, y otro que dice “mama, guapa, mama por favor, ¿me compras un helado?” es mucho más fácil conseguir el helado con el segundo método.

¿Y mientras no aprenden, qué hacemos?

Cuando tu propio hijo lo está pasando mal, lo que necesita es tu apoyo y tu consuelo. Que cada uno conozca a su hijo y sabrá qué es lo más eficaz. Algunos se les puede coger en brazos, a otros se les puede contar un cuento o se les puede cantar. Se trata de ir probando a ver con qué logras que tu hijo se calme.

Pero dejarlo solo y pensar “ya se le pasará”...esto está mal. Si al llegar a casa te encontraras a tu pareja llorando ¿qué harías? Le preguntarías qué le pasa o le dejarías solo pensando que es cuento? Los niños no lloran por tonterías, pueden llorar por una cosa que a mí -como adulto- me parece una tontería. Haz la prueba: dile a tu hijo que te han despedido del trabajo o que te han salido arrugas. No va a llorar por eso, pero sí que podría llorar porque se le ha caído la torre de construcción o porque su hermano le ha quitado la pelota.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Gisela Rodríguez. (2025, marzo 14). Carlos González: «Gritar a un niño es peor que dejar que salte en el sofá». Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/entrevistas/carlos-gonzalez-gritar-a-nino-peor-que-dejar-que-salte-en-sofa

Gisela Rodríguez es licenciada en periodismo, lleva más de 25 años trabajando en medios de comunicación, especialmente en televisión y radio. Ha sido reportera y redactora de importantes programas de TV, siempre abordando cuestiones de carácter social. Tiene especial interés por la historias humanas

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese

Consulta a nuestros especialistas