Ser madre hoy implica mucho más que criar. Significa sostener, planificar, anticipar y mantener todo en equilibrio, incluso cuando nadie lo nota. Ese trabajo invisible que recae de forma desproporcionada sobre las mujeres se ha convertido en una de las principales causas de ansiedad, culpa y agotamiento emocional.
Charlando con Priscila Bernarda Miranda Samaniego
Desde el ideal de la “madre perfecta” hasta la falta de reconocimiento social, la psicóloga Priscila Bernarda Miranda Samaniego nos visita para abordar por qué el modelo actual de maternidad es insostenible y qué herramientas psicológicas pueden ayudar a aliviar la presión sin dejar de cuidar ni de cuidarse.
¿Qué es exactamente la carga mental desde el punto de vista de la psicología?
Desde el punto de vista de la psicología, la carga mental se refiere al esfuerzo cognitivo invisible, constante y no remunerado que implica la gestión, planificación y organización de las tareas y necesidades del hogar y la familia. No es hacer las tareas, sino pensar en ellas.
No son acciones físicas (como lavar los platos), sino procesos mentales: recordar, anticipar, planificar, coordinar y supervisar. La mente nunca "se apaga". Funciona en segundo plano, incluso durante el tiempo de ocio o en el trabajo. "¿Habrá leche para el desayuno de mañana?", "¿Cuándo toca la próxima revisión del pediatra?", "¿Qué cenamos el jueves?".
Al ser invisible, este trabajo no se valora, no se agradece y, por supuesto, no se remunera. Quien la lleva suele sentirse incomprendido cuando expresa su agotamiento.
La mejor forma para poder entenderlo, como les explico a mis pacientes es con la analogía de “el director de orquesta”. El Director, con carga mental, Sabe todas las partituras, cuándo debe entrar cada instrumento, quién falta a los ensayos, cuándo hay que afinar los instrumentos y organiza el calendario de conciertos. No toca ningún instrumento, pero sin él, la orquesta no funcionaría. Los Músicos, sin carga mental, Llegan, tocan su partitura cuando se les indica y se van. Pueden ser excelentes en su instrumento, pero no son responsables de la planificación global.
En el hogar, la persona con carga mental es el "director/a de la orquesta" en su cabeza lleva todo lo que se necesita para que todo y todos funcionen. También es necesario explicar los componentes cognitivos que implica la carga mental, como son:
- Memoria de Trabajo: Mantener en la cabeza múltiples tareas pendientes e información relevante (ej.: "los niños tienen excursión el miércoles, necesitan permiso y almuerzo").
- Planificación y Anticipación: Pensar en los pasos necesarios para que algo suceda (ej.: "para la fiesta de cumpleaños, primero hay que reservar el lugar, luego hacer la lista de invitados, luego comprar los regalos para los buenos amigos...").
- Toma de Decisiones: Evaluar opciones y elegir constantemente (ej.: "¿es mejor comprar online o ir al supermercado?", "¿qué menú es más sano y rápido para esta semana?").
- Monitorización y Supervisión: Llevar un seguimiento mental del estado de las cosas (ej.: "la camisa favorita de mi pareja está sucia, tengo que lavarla para el jueves que tiene reunión importante").
- Delegación como Tarea Adicional: Incluso cuando se delega una tarea, la carga mental a menudo permanece, porque delegar implica: explicar la tarea, supervisar que se haga y, frecuentemente, recordar que se haga. Esto se conoce como ser el "secretario de la casa".
¿Es el modelo de maternidad actual una bomba de relojería en lo que se refiere a esta carga mental?
La respuesta corta es SI, absolutamente. El modelo de la maternidad actual, como se ha construido social y culturalmente, no solo contribuye a la carga mental, sino que la intensifica hasta unos niveles extremos, creando en las mujeres situaciones insostenibles.
Es una bomba de relojería por diferentes razones, entre ellas: La expectativa social de que la madre debe ser el pilar central e insustituible del bienestar emocional. Logístico y físico d ellos hijos; el instinto maternal es universal por lo que esta entrega es “natural” y “gratificante”, minimizando cualquier queja sobre la carga que conlleva. Todo esto conlleva a que la carga mental no es un malestar, sino un requisito para ser una “buena madre”.
La “intensificación de la maternidad”, término acuñado por la socióloga Sharon Hays para describir un modelo que comenta que, ya no se cría “por instinto”, sino siguiendo manuales, blogs pediátricos, métodos de educación, pautas de alimentación, etc, multiplicando esa carga mental. También comenta que es emocionalmente absorbente, con lo que concuerdo, ya que la madre es la que debe estar siempre disponible emocionalmente.
La forma de criar de ahora asume que la mujer, aunque trabaje a tiempo completo fuera de casa, dentro de ella sigue siendo la principal y responsable de la carga mental doméstica y familiar. No delega la responsabilidad, ya que solo puede delegar tareas, que deben ser supervisadas por lo que la carga se duplica. Todo esto lo que hace es que la “jornada laboral” se triplique, donde la madre tendrá un trabajo remunerado + el doméstico + trabajo mental invisible. Aquí se puede ver que es demasiada carga, lo que puede llevar a sufrir un burnout.
Finalmente, cada una de las decisiones se viven como una elección moral con consecuencias para el hijo, lo que genera ansiedad constante, juicio social y culpa.
¿Cómo influye el rol de “madre perfecta” en el desarrollo de malestar psicológico o auto exigencia extrema?
Quñe gran pregunta, actualmente en consulta con las mamitas primerizas he podido darme cuenta que el concepto de “madre perfecta” es un constructo social destructivo porque actúa como un motor para el malestar y la auto-exigencia.
Prácticamente éste concepto hace referencia a esa mamá que debe ser tradicional pero también moderna, debe amamantar pero de manera discreta o “no demasiado tiempo”, debe ser firme, pero no gritar, debe ser paciente y comprensiva.
Esto hace que se genere una brecha entre la realidad, lo que la madre puede hacer y lo que la madre es, y el ideal, lo que “debería de ser”, por lo que siempre las mamás están en la culpa crónica o con una sensación constante de que están siendo evaluadas.
He podido observar en mis pacientes e incluso en mí misma, que el autoestima que abraza este rol deja de depender de la evaluación interna y sana para pasar a depender de factores externos e incontrolables. Para que se entienda mejor, daré unos ejemplos: Si el niño/a hace una rabieta en público, es un reflejo de “mala mamá o mala crianza”. La aprobación de las demás madres, como la propia mamá, la suegra, los “expertos” en internet… Esto solo crea que las madres estén en una constante montaña rusa emocional, donde su bienestar depende de cosas que no pueden controlar.
¿Qué signos o síntomas pueden indicar que una madre está sobrepasada por la carga mental?
Yo dentro de la consulta hago que las mamitas los dividan en 4 grandes grupos, para que sea más fácil de poder entenderlos.
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Síntomas emocionales: La irritabilidad y frustración constantes: sería cuando la mamá estalla por cosas pequeñas que antes no le molestaban. La paciencia está prácticamente agotada. Sensación de vacío y tristeza: no es algo puntual, sino una sensación persistente de agotamiento emocional, donde la mamá puede llorar sin un motivo aparente. Ansiedad y “mente rumiante”: sensación constante de que siempre se olvida de algo. La mente no para de repasar listas de tareas, citas y preocupaciones, incluso cuando intenta descansar. Culpa crónica: sentimiento de no hacer lo suficiente, por no ser la madre “suficientemente” presente, paciente, amorosa… o incluso por no poder dedicarse más tiempo a sí misma. Apatía y pérdida de placer: las actividades que gustaban antes ahora le resultan una carga o simplemente no le generan interés. La maternidad se vive como una lista interminable de obligaciones. Sensación de estar “quemada” (burnout parental): sentimiento de estar agotada emocionalmente, distante de los hijos y siente que ya no es eficaz en su rol.
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Síntomas cognitivos: Problemas de concentración y memoria: por ejemplo no recordar las citas, o dónde dejaron las llaves. La “sobrecarga” mental literalmente colapsa su capacidad de memoria operativa. Dificultad para tomar decisiones: ya que está decidiendo todo el día, la capacidad se ve agotada. “Niebla mental”: sensación de tener la cabeza como si estuviera llena de algodón, es decir, le cuesta pensar con claridad. Pensamientos catastróficos o de fracaso: ante cualquier contratiempo, su mente salta a conclusiones negativas extremas.
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Síntomas conductuales y sociales: Delegar se vuelve una carga: pedir ayuda le supone un esfuerzo por lo que muchas veces prefiere hacerlo ella misma. Aislamiento social: deja de salir con amistades porque está demasiado cansada o porque debería de estar haciendo otras cosas. Procrastinación: pospone perezas por pura saturación. El solo hecho de pensar en añadir algo más a su lista mental le resulta abrumador. Dificultad para desconectar: incluso en sus momentos de ocio (escasos) la mente sigue en modo “gestión”. Por ejemplo, revisa el móvil constantemente. Comunicación cortante o conflictiva: las conversaciones se reducen a logística familiar y suelen ser breves y funcionales, cargadas de reproches pasivos.
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Síntomas físicos: Fatiga crónica: se despierta igual de cansada que se acostó. El sueño no es reparador porque la mente no ha descansado. Tensión muscular: dolor de cuello, espalda, hombros, mandíbula, dolores de cabeza, entre otros. Problemas gastrointestinales: por ejemplo, síndrome del intestino irritable. Cambios en el apetito y peso: puede comer por ansiedad o por el contrario perder el apetito. Sistema inmunológico debilitado: se torna más propensa a resfriados, infecciones menores, ya que el estrés afecta a las defensas.
¿Qué diferencia hay entre el estrés cotidiano y una ansiedad persistente relacionada con la maternidad?
Para entenderlo usaré una metáfora. Para el estés cotidiano, imagina una ola que llega y retira. Es una reacción puntual a demandas específicas y manejables, es decir, el origen es externo y a causa de una situación. La duración suele ser corta y transitoria, por lo que no interfiere de forma grave o permanente en la capacidad de funcionar de una persona. Una vez pasa la ola, puedes recuperar el equilibrio, reírte del suceso y seguir adelante.
En cuanto a la ansiedad persistente relacionada con la maternidad, puedes imaginar una corriente submarina constante que te arrastra, incluso cuando la superficie parece tranquila. El origen es interno y generalizado, a menudo vinculado al rol de “madre perfecta” y a la carga mental. Tiene una duración larga y persistente, es decir no desaparece cuando se resuelve un problema en concreto. Esta si interfiere en el funcionamiento de la vida diaria, deteriorando la relación con los hijos y pareja, rendimiento laboral afectado, impide el disfrute y la desconexión, entre otros.
Podría decirles que la madre siente que la “ola” de estrés nunca se retira y se ha convertido en una “corriente” constante de preocupación, agotamiento y miedo que le impide disfrutar de su vida y de su maternidad, estamos hablando de ansiedad persistente.
¿Crees que aún se subestima socialmente el impacto emocional de la carga invisible que asumen muchas mujeres?
Si, se subestima significativamente. La carga mental, al ser un trabajo no cuantificado ni remunerado, carece de los marcadores sociales que validan su impacto. Su naturaleza invisible hace que se perciba como una expectativa natural de rol maternal, minimizando su coste real.
Esta subestimación perpetúa la desigualdad, normaliza el agotamiento femenino como algo inherente a la maternidad y retrasa la necesaria corresponsabilidad y el apoyo institucional, con consecuencias para la salud mental de las mujeres.
¿Qué herramientas psicológicas pueden ayudar a las madres a aliviar la ansiedad y priorizarse sin culpa?
Creo que lo mejor que podrían hacer obviamente es asistir a terapia para que aprendan a gestionar todo lo que están viviendo, pero si no pueden, las herramientas que les podría brindar serían: para gestionar ansiedad, redistribuir la carga y legitimar el autocuidado. Les dejaré un par de cada una.
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Gestionar la ansiedad Técnica parada de pensamiento, cuando se detecta un pensamiento catastrófico o rumiativo, puede decirse la palabra “BASTA O PARA”. Acto seguido, debe redirigir conscientemente la atención a su respiración. Esto ayudará a romper el ciclo de ansiedad. “Tiempo de preocupación programado”, en lugar de luchar contras las preocupaciones todo el día, asignar un tiempo fijo, por ejemplo, 15minutos a las 7pm. Cuando una preocupación surja fuera de ese horario, se anota en un papel y se pospone mentalmente hasta su horario. Así se entrena al cerebro a no estar en modo alerta todo el tiempo.
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Redistribuir la carga: Crear un “Banco de tareas” visual, haciendo una lista exhaustiva de todas las tareas mentales y físicas. Un inventario de la gestión familiar y asignar un responsable único para cada tarea (no un “ayudante”) Implementar reuniones familiares semanales, creando un espacio de 20-30 minutos para repasar la logística, calendario y necesidades de la semana. Esto externaliza y comparte la carga mental, sacándola de la cabeza de una sola persona.
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Priorizar el autocuidado: Programar un día en la agenda, para darse ese tiempo para una misma. Debe de ser un momento intocable. Se puede empezar con pequeños momentos de 15 minutos al día hasta que se pueda llegar a alcanzar un día. Cambiar el pensamiento de “es un lujo” a “es un mantenimiento necesario”. Cuidarse no es un egoísmo, es un requisito para poder cuidar de otros de forma sostenible.
¿Cómo trabajas en terapia con mujeres que sienten que, si “no hacen todo”, están fallando como madres?
Dentro de la terapia es fundamental el crear un espacio seguro y empático para que las mujeres puedan explorar sus sentimientos de culpa y la presión que sienten para cumplir con expectativas poco realistas sobre la maternidad. Por lo tanto trabajo en varios niveles:
- Validación de emociones: ayudando a reconocer y validar las emociones, ya que muchas mujeres sienten que deben ser “madres perfectas” y es importante que comprendan que está bien sentir presión o ansiedad. Validando sus sentimientos les permito que liberen parte de esa carga emocional.
- Reevaluación de expectativas: es decir que trabajamos juntas para identificar y desafiar las creencias limitantes sobre lo que significa ser una buena madre. Esto claramente incluye examinar los estándares culturales y sociales que pueden estar influyendo en su percepción. Intento ayudar a que entiendan que la perfección no es un objetivo realista.
- Enfoque en la autocompasión: esto es un punto clave, ya que ser amable consigo misma y capaz de reconocer que comete errores es parte del proceso de crianza. Con esto se permite aceptar que no siempre puede hacer “todo” y que su valor como madre no se mide por su capacidad para cumplir con todas las tareas.
- Prioridades y límites: buscando establecer límites saludables. Las animo a identificar lo que realmente es importante para ellas y sus hijos, y a aprender a decir “no” a actividades que no se alinean con sus valores o que les generan estrés innecesario.
- Herramientas de manejo del estrés: la incorporación de mindfulness, respiración y establecer rutinas que les permitan tener tiempo para sí mismas, es vital para el bienestar de cada madre.
- Construcción de una red de apoyo: las animo a entrar a la red de apoyo “Mamá tiene voz”, ya que encuentran un soporte psicológico, una red con más mamás y todo en un grupo muy reducido de 8 mamitas, donde comparten experiencias, liberan y no se sienten “malas madres” sino más bien, madres reales.
Se puede decir que ayudo a que las mujeres se sientan seguras en su rol como madres, reconociendo que no tienen que hacerlo todo para ser suficientes. El camino hacia la crianza es único para cada persona, y el bienestar emocional de la madre es esencial para el bienestar de toda la familia.


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