Trauma transgeneracional: ¿se hereda de padres a hijos?

Arrastrar el trauma de un padre o madre puede ser muy desgastante para nuestra salud mental.

Trauma transgeneracional: ¿se hereda de padres a hijos?

Cuando pensamos en la educación y cuidado de los hijos, parece que nos enfrentamos a un desafío sin precedentes, que podrá marcar a nuestros sucesores de por vida. Que un niño reciba un buen cuidado y trato durante su infancia puede determinar de muchas formas la dirección que tomará su desarrollo y crecimiento.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando, no solo no recibe un buen trato, sino que experimenta y arrastra diferentes traumas emocionales?

Este es el caso del trauma generacional, aquel que se comparte de generación en generación. Pero el trauma generacional no tiene por qué originarse durante la infancia y niñez. El episodio traumático puede suceder en cualquier momento de su vida, pero en función de las formas y conductas de cuidado, además del trabajo personal y propio, podrá transmitirse a generaciones futuras, o no.

El trauma transgeneracional es un tema serio y curioso a partes iguales. Explica en gran medida por qué, en muchas ocasiones, las personas que tienen malas conductas o comportamientos, pueden haber aprendido los mismos en función de su entorno familiar. En este artículo, desgranaremos este fenómeno, buscando comprender sus explicaciones psicobiológicas.

¿Qué es el trauma transgeneracional?

Antes de enfocarnos en la forma en la que se transmite el trauma transgeneracional entre abuelos, padres e hijos, es importante establecer una clara definición sobre este concepto. El trauma generacional, en esencia, hace referencia a la transferencia de experiencias traumáticas de una generación a otras, trascendiendo así las barreras temporales e incluso, espaciales. Este fenómeno va más allá de la simple narrativa o problemática familiar; se incrusta en las raíces de la psicología y la genética.

Algunos ejemplos palpables de esta tipología traumática influyen eventos históricos y familiares generadores de trauma, como desplazamientos forzados, abusos familiares, episodios de violencia, muertes inesperadas, y otros episodios que dejan cicatrices profundas en la psique colectiva. La esencia del trauma generacional no se limita exclusivamente a las narrativas verbales que se transmiten de padres a hijos. El trauma generacional es capaz de penetrar también en las estructuras biológicas y psicológicas de los miembros de la familia, dando lugar a percepciones y respuestas concretas y derivadas del trauma de cara a las generaciones futuras.

La complejidad del trauma generacional radica en la intersección de factores genéticos y ambientales. Las experiencias traumáticas pueden dejar marcas epigenéticas en la familia, alterando la expresión génica y potencialmente afectando la salud mental y física de las generaciones venideras. Esta interconexión entre lo genético y lo vivencial plantea preguntas fascinantes sobre la forma en que las experiencias de nuestros ancestros son capaces de moldear nuestra propia realidad y la forma en que la percibimos.

¿Cómo se transmite el trauma transgeneracional?

La transmisión del trauma generacional implica una interacción compleja entre diversos mecanismos biológicos y psicológicos, como ya hemos comentado. En primer lugar, la herencia genética desempeña un papel fundamental. Investigaciones recientes sugieren la existencia e influencia de ciertos marcadores genéticos que pueden haber sido alterados por experiencias traumáticas, afectando la expresión de genes relevantes para la regulación del estrés y las respuestas emocionales.

Además, se han desarrollado diferentes aproximaciones de la mano de la epigenética. La epigenética estudia las modificaciones en la actividad génica cuando no se dan cambios en la secuencia del ADN, y se ha convertido en un campo crucial para comprender la forma en que se transmite el trauma de forma intergeneracional. Se ha observado que el estrés y los traumas asociados a él son capaces de modificar las marcas epigenéticas, influenciando así en la forma en que los genes son activados o desactivados en las generaciones futuras.

No obstante, la transmisión del trauma no se limita a la herencia genética. Los patrones de comportamiento aprendidos en el entorno familiar desempeñan un papel igualmente crucial. Los hijos absorben no solo los rasgos genéticos de sus padres, sino también sus respuestas emocionales y estrategias de afrontamiento. Si los padres han experimentado traumas sin resolver, es probable que estos patrones se manifiesten en la crianza de sus hijos, creando un ciclo que puede perpetuarse a lo largo de las generaciones.

El entorno familiar, por lo tanto, actúa como un terreno fértil para la transmisión del trauma. Las dinámicas familiares, las interacciones parentales y el nivel de apoyo emocional desempeñan un papel significativo en la forma en que se procesan y transmiten las experiencias traumáticas. Cuando experimentamos un trauma y no le damos una resolución, la potencia del mismo es capaz de impactar a la forma en que se secuencia nuestro ADN y tener un impacto en la educación y desarrollo de generaciones futuras.

¿Cuánto dura el trauma transgeneracional?

La duración del trauma transgeneracional es una cuestión fundamental en la comprensión de sus efectos a largo plazo y a lo largo de diferentes generaciones. La investigación sobre este fenómeno sugiere que su impacto se extiende más allá de una sola generacional, dejando cicatrices emocionales que persisten durante décadas, incluso siglos. Los estudios más punteros apuntan al mantenimiento del trauma transgeneracional durante siete generaciones en los casos en los que no se le busca una resolución y cierre a los eventos traumáticos.

Sin embargo, diferentes estudios revelan la importancia de considerar la diversidad y diferentes formas de manifestación entre familias y entre cada generación dentro de una misma familia. Algunas familias pueden encontrar formas de enfrentar y superar el trauma de maneras más sencillas, mientras que, en otras, las huellas dolorosas pueden perdurar, afectando la salud mental. Aquí también entran en juego los recursos sociales, económicos, personales y emocionales de cada familia. Es importante mantener una visión inclusiva e interseccional, entendiendo por ejemplo que aquellas familias con un mayor patrimonio económico pueden recurrir de forma más fácil a tratamientos psicológicos en comparación con familias empobrecidas.

Su impacto en la salud mental

El trauma transgeneracional deja una impronta profunda en la salud mental, tejiendo una compleja red de efectos que se manifiestan de diversas maneras. Las secuelas emocionales pueden variar desde trastornos de ansiedad y depresión hasta patrones disfuncionales de comportamiento. Las generaciones sucesivas pueden cargar con una carga psicológica que afecta su autoestima, relaciones interpersonales y la forma en que enfrentan el estrés.

La ansiedad y la depresión son compañeras frecuentes en aquellos afectados por el trauma transgeneracional. La incertidumbre arraigada en las experiencias traumáticas de sus antepasados puede generar una sensación persistente de inseguridad, afectando la capacidad de estas personas para establecer relaciones sólidas y experimentar la vida con plenitud.

Los patrones disfuncionales de comportamiento también pueden emerger como una manifestación del trauma. La falta de modelos positivos en la infancia, combinada con la carga emocional transmitida, puede contribuir a la repetición de patrones destructivos en la vida adulta.

Sin embargo, es crucial destacar que la conciencia y comprensión de este fenómeno pueden ser el primer paso hacia la curación. La terapia y el apoyo psicológico pueden desempeñar un papel vital en la identificación y abordaje de las secuelas del trauma transgeneracional.

Rompiendo el ciclo: superar el trauma generacional

A pesar de la profundidad del impacto del trauma generacional, existe la esperanza de romper el ciclo y fomentar la curación. La conciencia y la comprensión del origen del trauma son fundamentales para este proceso.

Teniendo en cuenta lo que hemos comentado en la sección anterior, cada familia es diferente y vivencia este trauma ajustándose a sus situaciones, recursos y posibilidades de afrontamiento. Sin embargo, podemos destacar algunos factores comunes en el camino hacia la superación de este ciclo traumático:

1. Terapia psicológica

La terapia psicológica, en particular la terapia cognitivo-conductual y la terapia familiar, ha demostrado ser efectiva al abordar las secuelas emocionales y los patrones de comportamiento heredados. La terapia es útil para afrontar todos esos problemas de los que no somos del todo conscientes o no nos vemos capaces de afrontar, como puede ser el caso del enraizado trauma generacional.

2. Educación, concienciación y comunicación

La educación y el diálogo dentro de las familias también desempeñan un papel crucial. Abrir un espacio para compartir experiencias y expresar emociones puede ser el primer paso para desmantelar las barreras emocionales que han persistido a lo largo de las generaciones. Esto puede ayudar a encontrar conexiones comunes entre diferentes miembros de la familia y fomentar el apoyo mutuo.

3. Apoyo social

La fortaleza de las comunidades y el apoyo social también son elementos clave. El establecimiento de redes de apoyo con miembros y agrupaciones ajenas a la familia también puede proporcionar un entorno en el cual las personas afectadas por el trauma generacional se sientan respaldadas y comprendidas.

4. Superación y resiliencia

La narrativa de superación y resiliencia es un hilo común en las historias de aquellos que han logrado romper el ciclo del trauma. Identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales es un proceso gradual, pero esencial para liberar a las generaciones futuras de las cadenas del pasado.

Conclusiones

En la intrincada red del trauma generacional, hemos explorado su definición, los mecanismos de transmisión, y su impacto duradero en la salud mental. Aunque el trauma puede perdurar a través de las generaciones, la conciencia, el apoyo y la terapia ofrecen vías para romper el ciclo. La resiliencia humana brilla a medida que buscamos comprender, sanar y forjar un camino hacia un futuro donde las heridas del pasado puedan cicatrizar.

  • Storr, C.L.; Ialongo, N.S.; Anthony, J.C.; Breslau, N. (2007). Childhood antecedents of exposure to traumatic events and post-traumatic stress disorder. American Journal of Psychiatry, 164(1): 119 - 125.
  • Del Valle Laguna, M. (2014). Transmisión transgeneracional y situaciones traumáticas. Temas de psicoanálisis, 7, 1-28.

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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