La disfunción eréctil es un tema que preocupa a muchos hombres y genera un gran malestar pudiendo mermar la autoestima de éstos. Hay varios factores que deben darse unidos para llegar a tener una erección. A continuación hablaremos de estos factores y de cómo se puede tratar este tipo de problema.
Las claves para superar los problemas de erección
Para que se produzca una erección deben darse una serie de reacciones químicas, neurológicas y psicológicas que generan algo físico: que el pene se llene de sangre y permita la erección.
Todo comienza por el cerebro. Nuestro cerebro, más concretamente, nuestro córtex prefrontal, debe procesar un estímulo sexual, ya sea porque lo tiene delante o porque lo imagina. Lo importante es llegar a procesarlo. Si por ejemplo tenemos a nuestra pareja desnuda delante pero estamos pensando en alguna preocupación del día a día, será difícil que nuestro cerebro procese aquel estímulo. Por lo tanto, nuestra atención debe estar focalizada en ese momento presente.
Para conectar el cerebro con el pene será de vital importancia que los nervios periféricos que bajan por la médula espinal no tengan ningún tipo de lesión y lleguen a estimular los vasos sanguíneos del pene. También será de vital importancia la anatomía del pene (el estado de los cuerpos cavernosos) y las hormonas (que no hayan niveles anormalmente bajos de testosterona).
La enfermedad de Peyronie
Hay otra enfermedad que puede estar causando un problema de disfunción eréctil. Se trata de la enfermedad de Peyronie, que ocasiona una curvatura excesiva del pene que hace dolorosas las erecciones. Otros síntomas asociados a esta enfermedad son: tejido cicatricial que puede sentirse debajo de la piel del pene como bultos planos o una banda de tejido duro, acortamiento del pene, dolor u otras deformidades. También puede causar problemas para lograr o mantener una erección.
Los hábitos importan
Además, deberán tenerse en cuenta otros factores asociados que puedan mejorarse respecto al estilo de vida: disminuir los hábitos tóxicos (ser fumador, beber alcohol u otras drogas), aumentar el ejercicio físico y mantener un peso saludable. También deberá valorarse si alguna medicación está ocasionando el problema.
Por lo tanto, es de vital importancia, que antes de realizar un tratamiento psicológico puedan descartarse causas físicas que estén provocando la disfunción eréctil.
Desencadenantes psicológicos de la disfunción eréctil
A nivel psicológico hay varias causas que pueden estar afectando al problema. En primer lugar, hay que tener en cuenta los estresores. En muchos casos de disfunción eréctil, las causas psicológicas no están relacionadas directamente con el sexo sino que otros problemas (laborales, de pareja o preocupaciones de cualquier otra área de la vida) pueden estar afectando.
Por otro lado, la ansiedad ejerce un factor causal clave en la disfunción eréctil. Es muy importante conocer que dentro de nuestro sistema nervioso central, existen dos sistemas autónomos (el simpático y parasimpático) encargados de nuestras respuestas involuntarias: digestión, latidos, respiración, musculatura lisa, órganos internos, funciones fisiológicas, micción y respuestas sexuales. El simpático se activa cuando tenemos que huir o luchar (la sangre estará en los músculos y el corazón) y el parasimpático cuando estamos relajados (la sangre estará en el pene, estómago y piel). Por lo tanto, para poder tener una erección deberá estar activado nuestro sistema parasimpático. Podemos concluir que un sistema desactiva el otro, por lo tanto, la erección quedará desactivada en situaciones de estrés (cuanto más grande es la amenaza más dificultad de tener una erección) y se activa en entornos tranquilos y relajados.
A veces ocurre que cuando hemos tenido una experiencia sexual en la que no hemos podido tener una erección, vivimos las siguientes situaciones sexuales como situaciones “de examen”, en las que tenemos que cumplir. Esa sensación de examen activa nuestro sistema simpático, hace creer al cuerpo que estamos en una situación de peligro o amenaza y esto impide la relajación, y por consiguiente, la erección.
Hay otras emociones que entran en juego durante este problema. El sentimiento de culpa o falta de autoestima ocasionadas por la disfunción pueden, a su vez, perpetuar el problema en un círculo vicioso del que resulta difícil gestionar sin ayuda terapéutica.
Miriam Puig Claramunt
Miriam Puig Claramunt
Psicóloga General Sanitaria
Por lo tanto, el tratamiento psicológico para la disfunción eréctil irá orientado en gestionar la “situación de preocupación / amenaza” mediante un entrenamiento en relajación ante situaciones de carácter sexual para poder romper el círculo de pensamientos y conductas que mantienen el problema, así como a aprender técnicas de gestión emocional para trabajar en las consecuencias emocionales que ha generado la disfunción eréctil.