Si pensamos en lo que significa la palabra "salud", quizás nos vengan a la cabeza ideas e imágenes mentales relacionadas con el (buen) funcionamiento del cuerpo humano: disfrutar de un estado saludable, con ausencia de patologías. Sin embargo, si ampliamos el foco nos daremos cuenta de que va más allá de lo biomédico: por algo existe una red de sistemas sanitarios, que son un fenómeno social.
La gestión sanitaria es un reto por esos dos motivos: su cometido es de gran importancia para el ser humano, pero a la vez involucra a muchas personas y entidades que deben coordinarse a la hora de trabajar y establecer un buen flujo comunicativo. Además, a medida que se producen avances científicos y tecnológicos en la sanidad, crece la diversidad de procesos, recursos y estrategias a implementar para cuidar del bienestar de los ciudadanos. Teniendo esto en cuenta, es normal que surjan programas de formación especializados en este ámbito; de ello hablaremos en esta entrevista a Rodolfo Antuña, docente y Director del Máster Universitario en Dirección y Gestión Sanitaria en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Entrevista a Rodolfo Antuña: el futuro de la gestión sanitaria
Rodolfo Antuña es licenciado en Medicina y cuenta con más de 30 años de experiencia en el sector salud. Ha trabajado como consultor en la industria de tecnología sanitaria, seguros y gestión sanitaria. Ha ocupado puestos en la Dirección Médica de diversos hospitales; ha sido Adjunto al Director General de Atención Sanitaria en las consejerías de sanidad de Castilla - La Mancha y Madrid, así como Director Gerente del Área Sanitaria de la provincia de Cuenca. Además, actualmente colabora en la docencia universitaria, siendo el Director Académico del Máster Universitario en Dirección y Gestión Sanitaria en la UNIR. En el día de hoy nos presenta su visión sobre el futuro de la gestión sanitaria.
¿En general, cómo visualiza el futuro de la gestión sanitaria en términos de implementación de nuevas tecnologías, y cómo podrían transformar el sector?
Los profesionales de la gestión son conscientes de que estamos inmersos en una revolución tecnológica que, sin duda, está cambiando las formas de hacer del sector sanitario. Los gestores entienden sin la menor duda la oportunidad que supone y sus problemas van más en la dirección de como ir haciendo esa implementación desde la situación actual de los sistemas sanitarios, entendiendo por tal, los condicionantes de distinto tipo que enmarcan la gestión; administrativos, legales, económicos, las circunstancias de los profesionales y, por supuesto, las de los pacientes.
Respecto a como podría transformar el sector, el campo es muy amplio, pero de forma sintética diría que en muchos ámbitos que paulatinamente se van integrando para impactar en la eficiencia, la sostenibilidad, la seguridad, los profesionales, etc., y, en definitiva, en la estructura y la forma de hacer sanidad.
El campo es amplísimo, pero por mencionar algunos ejemplo; las posibilidades de la explotación masiva y rápida de datos y los modelos predictivos aplicables a la posibilidad de anticipar riesgos de aparición de complicaciones y su utilidad en las patologías crónicas, en los tratamientos oncológicos, etc., etc. La monitorización prácticamente en tiempo real de pacientes, el diagnóstico por imagen, su disponibilidad y su precisión.
Estas y otras muchas mejoras plantean a los gestores cambios en la forma de seguir, atender y gestionar pacientes y, por ende, en el redimensionamiento de todo tipo de recursos para dar respuesta a esas necesidades de forma más rápida, más eficaz y más eficiente. En mi opinión como docente en Gestión Sanitaria, los cambios en el sector sanitario van en estas direcciones, debiendo incorporar estas transformaciones dentro del marco actual, manteniendo una visión de modernidad y redefiniendo los pilares fundamentales de nuestra práctica."
¿Cuáles son los principales beneficios que las tecnologías como el procesamiento de big data pueden aportar a las organizaciones del ámbito sanitario en términos de eficiencia y toma de decisiones en la atención a pacientes?
Si entendemos por eficiencia la mejor relación beneficio para el paciente y coste incremental de ese beneficio y si asumimos que el paciente, lo primero que quiere es no enfermar y si enferma que sea atendido lo antes y lo mejor posible (y en su domicilio si es posible) y que su enfermedad no progrese, todas las mejoras que optimicen estas premisas serán bien venidas por el paciente y por los gestores.
Así mismo, la toma de decisiones rigurosa en cualquier ámbito de la gestión, tiene, obviamente, un importante soporte en la experiencia en su más amplia acepción; si además la tecnológica nos permite poder anticipar escenarios, refuerza evidentemente esa toma de decisiones. Y esto es tan válido para el ámbito de la epidemiologia, la previsible distribución de una enfermedad en función de una serie de factores y la correspondiente implementación de medidas preventivas, como para la decisión de aplicación de una nueva terapia, como para la gestión de la saturación de una urgencia o de una lista de espera.
Creo que las nuevas tecnologías y los sistemas de información vienen a dar herramientas para, entre otras cosas, mejorar esa toma de decisiones y si las decisiones son mejores, los beneficios para el paciente y el sistema también.
¿Cuáles considera que son los mayores retos y desafíos a los que se enfrentan las organizaciones sanitarias al adoptar e implementar estas nuevas tecnologías, especialmente en lo que respecta a la gestión de datos y la privacidad de los pacientes?
En general, en los sistemas sanitarios europeos los datos clínicos son propiedad del paciente y el sistema sanitario es el custodio de la seguridad y confidencialidad de estos. Bajo la normativa de la LOPD, mantener la seguridad de los datos es responsabilidad de los gestores, y, en el ámbito del Sistema Sanitario Público Español, su filtración puede acarrear graves consecuencias para los mismos y para el Sistema.
Por esta razón todas las consejerías de sanidad disponen de departamentos de seguridad de los datos que son muy exigentes y rigurosos respecto a las garantías de seguridad que las nuevas tecnologías aportan. En este sentido quiero mencionar que cada vez más las consejerías demandan certificaciones reconocidas en el ámbito de la UE; disponer de garantías de valor local o autonómico tiene poco sentido desde el punto de vista empresarial, por lo que cada vez más las consejerías de sanidad demandan a los proveedores de tecnología certificaciones de seguridad de sus sistemas y dispositivos de ámbito comunitario.
Por tanto, en mi opinión, sencillamente si no se garantiza la seguridad la implantación de cualquier modelo de innovación tecnológica tiene muchas dificultades para acceder al sistema sanitario.
Creo que los retos están en la adaptación de las actuales formas de hacer de los sistemas sanitarios a innovaciones que optimizan tiempos en muchos procesos clínicos, predicen con mayor seguridad, aumentan la sensibilidad y especificidad de los diagnósticos, disminuyen la variabilidad en los tratamientos, permiten seguir y tratar pacientes en tiempo real se encuentren donde se encuentren, etc.
Además, en el Máster en Dirección y Gestión Sanitaria de UNIR hacemos hicapié en destacar estos retos más relevantes. La utilización de este tipo de herramientas, es evidente que obligan a replantear a los gestores las estructuras y la distribución de los recursos humanos y materiales con los que actualmente cuentan las organizaciones sanitarias para seguir manteniendo la universalidad, la equidad y la sostenibilidad, no lo olvidemos, de los sistemas sanitarios públicos.
¿Hasta qué punto existe un riesgo de que el personal sanitario se limite a aplicar fórmulas "precocinadas" por un ordenador, sin entenderlas ni detectar posibles fallos?
Uno de los objetivos de los sistemas sanitarios es mejorar la salud poblacional, la forma en la que esto se hace, siempre respetando los principios éticos de la atención sanitaria, no es ni mucho menos idéntica en todos los sitios. Hay muchos condicionantes: del paciente, sociológicos, de la propia estructura sanitaria, etc., que exigen la adaptación del sistema sanitario para cumplir ese objetivo de mejorar la salud. En estas condiciones, creo que tiene poco sentido hablar de aplicar – formulas precocinadas-.
Contestando a su pregunta, creo que no hay riesgo o es mínimo por varias razones. En primer lugar y la más importante, porque, con independencia del escenario anteriormente descrito, los profesionales son profesionales. El – que hacer – sanitario tiene una parte técnica y una parte humana que la da tanto el paciente como el sanitario que tiene delante.
Eso no lo puede remplazar la tecnología y en la relación médico – paciente cotidiana y diaria hay multitud de casos en los que la tecnología sencillamente no tiene nada que decir y una atención personal, el respeto por la persona enferma, la confianza y, si me lo permiten, el cariño en el trato al paciente, hacen más que toda la tecnología. Ahí la tecnología no tiene cabida y sus precocinados tampoco.
En segundo lugar, porque si algo tiene un sistema sanitario son indicadores. Cuando hablamos de mortalidad, morbilidad o de prevalencia estamos muy alejados de la relación médico/tecnología – paciente directa; y desde el indicador macro - poblacional podemos “bucear” hasta el problema micro, casi en el sitio concreto en el que se está produciendo y, como gestores, tomar medidas para subsanarlo.
En otras palabras, en la actualidad hay muchas capas de sistemas de información que son indicadores de variabilidad en calidad de la actividad, en su coste y en la satisfacción de los usuarios que también evitan esos hipotéticos precocinados.
Otra cosa es que el soporte de la relación médico paciente esté mucho más tecnificado y que evite muchos contactos entre médico y paciente que, mirados desde ese futuro, pudieran parecer ociosos y que es probable que la tecnología ahorre muchos de ellos, como, en muchos casos, ya hace actualmente.
Pero esto en ningún caso altera el objetivo del sistema sanitario de mejorar la salud, más bien parece que lo puede hacer más eficiente aunque la relación personal médico paciente tal como la conocemos sea, muy probablemente, menos frecuente.
¿Cómo pueden las organizaciones sanitarias prepararse adecuadamente para la implementación de estas tecnologías, tanto en términos de infraestructura como de capacitación del personal y cambio de la cultura organizativa?
Con visión, consenso entre las partes, más en un escenario tan politizado, desde lo macro a lo micro, con liderazgo transformacional y, si me lo permiten, valentía. Esto es fácil decirlo, pero creo que ha de ser así. De otra manera nos quedamos atrás y lo pagará, lo pagaremos, la atención a los pacientes.
El sistema actual está muy tensionado por numerosos factores; por la saturación, por el burnout de los profesionales, por la obsolescencia de muchos recursos materiales, por el dimensionamiento de los recursos humanos, por el rigor presupuestario y la ineludible necesidad de mantener la sostenibilidad del sistema, etc.
A este modelo se está incorporando tecnología que mejora la eficiencia y aunque puede que aumente los costes individuales es capaz de disminuir los poblacionales, aunque solo sea porque predice y previene más y mejor; por no hablar de las repercusiones en la estructura de RRHH.
Desde mi experiencia, creo que esta revolución no tiene pinta de que vaya a parar ni mucho menos a desaparecer, entonces hay que sentarse, poner visión, planificar, etc. o, como he dicho, nos quedaremos atrás.
¿Qué recomendaciones daría a las organizaciones del ámbito sanitario que desean adoptar nuevas tecnologías, como el big data, para aprovechar sus beneficios y superar los desafíos asociados?
Me reitero en lo dicho. Ante los grandes retos sociales se precisa, en primer lugar conocer muy bien el escenario actual y despues tener visión respecto al futuro, planificar como llegar hasta él, contar con el liderazgo y el valor de implantarlo o, como decía un magnífico jefe que tuve hace años, tener -cobertura aérea - para poder llevarlo a cabo.
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