Muchas personas tendrían una gran facilidad para sentirse identificadas como perezosas, pero la inteligencia es algo más difícil de medir y, aunque cada uno puede haberse hecho una idea sobre cuál es su nivel intelectual, es difícil tener referencias sobre esto sin recurrir a los tests de CI.
Sin embargo, un reciente estudio ha encontrado un vínculo entre estas dos dimensiones de nuestra mente. En concreto, se ha observado que las personas más inteligentes son, también, las más propensas a holgazanear durante los días laborables.
Así pues, aunque holgazanear en exceso podría conducir al aislamiento y por lo tanto a la disminución de la capacidad para pensar con agilidad, mantenernos quietos y sin hacer aparentemente gran cosa puede ser un indicio de que nos gusta dedicar tiempo y esfuerzo a exprimir nuestra inteligencia.
Los inteligentes son menos activos
Esta investigación, conducida por Todd McElroy de la Florida Gulf Coast University y publicada en Journal of Health Psychology, señala que las personas que muestran una mayor necesidad por realizar tareas cognitivamente estimulantes y motivadoras dedican menos tiempo que las demás a quehaceres en los que es necesario realizar actividades físicas.
La necesidad por embarcarse en tareas estimulantes cognitivamente, que está relacionada con el nivel de inteligencia, da una idea del modo en el que tendemos a mantenernos mentalmente activos participando en tareas novedosas, que suponen un reto y se alejan de la monotonía y lo repetitivo.
¿Por qué ocurre esto? La clave está en el reto cognitivo
Este descubrimiento está relacionado con la idea de que los retos y pasatiempos que se producen solo en nuestro cerebro y no se basan en la realización de actividades físicas (entendidas como tareas para las que es necesario utilizar varios grupos musculares, porque pensar también es, a fin de cuentas, un proceso físico) son un pasatiempo y una tarea tan estimulante que las personas acostumbradas a ellas no necesitan moverse demasiado.
Así, esta investigación sirve para reforzar la idea de que las personas más inteligentes no son tan proclives a caer en el aburrimiento como las demás, ya que tienden a aprovechar los momentos en los que no realizan ejercicios esfuerzos físicos para pensar, reflexionar, realizar ejercicios mentales... etc. En cambio, las personas que no destacan especialmente por su inteligencia tendrían más motivos para buscar el entretenimiento en la interacción directa con su entorno.
¿Cómo se realizó la investigación?
Estos investigadores de la Florida Gulf Coast University se basaron en la utilización de test para obtener información sobre una serie de voluntarios y voluntarias. Entre las preguntas que figuraban en los test había varias diseñadas para explorar la tendencia de cada persona hacia el emprendimiento de actividades cognitivamente demandantes.
Por ejemplo, estas personas tenían que decir si estaban más o menos de acuerdo con afirmaciones como "disfruto mucho encontrando nuevas soluciones a problemas".
A partir de estos datos, los investigadores seleccionaron a 30 de las personas más proclives a ejercitar sus capacidades cognitivas y otras 30 que presentaban la característica contraria, y les colocaron a todos un dispositivo en la muñeca. Este brazalete servía para trazar sus movimientos y emitir dato sobre sus niveles de actividad, y esta información fue recopilada durante varios días.
Los resultados
Las personas menos propensas a abordar tareas cognitivamente demandantes se movían más y mostraban unos niveles de activación física significativamente mayores que los demás., pero, curiosamente, esta diferencia solo aparecía de lunes a viernes. Durante los fines de semana, esta diferencia tendía a desaparecer.
Este último dato aún no se ha podido explicar, así que si se quiere esclarecer este punto será necesario realizar más investigaciones sobre este tema.