Muchas veces, el mundo insiste en que la pareja que tengamos sea nuestra media naranja y que esa otra mitad "nuestra" dará un sentido a nuestra vida. ¡Gran error!
Para eso tenemos todas las telenovelas turcas que nos harán llorar y sufrir el amor y el desamor de sus aventuras y desventuras. No transformemos nuestra vida en ese pesar, esperando que ese amor sea un salvador o una desgracia si no lo logra.
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El mito de la media naranja
Aquí va un secreto que para mí se ha hecho verbo. Somos responsables, sí, responsables, de un único adulto, que es nuestra propia persona. Y digo adulto porque, si elegimos tener hijos a cargo, esa ha sido nuestra elección adulta.
Por tanto, como adultos que somos debemos construirnos pensando en quiénes somos y qué queremos hacer de nuestra vida, la que hoy tenemos y está en nuestras manos, dando un sentido a ella. Honrándola.
Es algo que debemos hacer para estar orientados hacia un objetivo que dará sentido a nuestro actuar y a nuestro sano vivir. Pero ese sentido no puede darlo otro más que nosotros. Cuando el otro es quien da sentido a mi vida, tarde o temprano dejará de tenerlo y desearé que esté lejos.
El encuentro con el otro será si (y solo si) mi vida tiene un sentido. Si no, no tendré nada que compartir ni planificar junto al otro de forma sana, y demandaré del otro una relación tóxica, reflejo de mi toxicidad.
Hoy sabemos que como personas estamos ante una vida vertiginosa con fuertes exigencias y cambios, que hacen que los planes que hacemos hoy no siempre definan a la persona que seremos mañana. Por eso es fundamental conocernos, saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades y poder visualizar hacia donde queremos ir. Darle un sentido a nuestra vida por nosotros mismos. Solo así sentiremos que vamos por el camino correcto. Siempre podremos cambiar los matices, pero la paleta de colores será nuestra.
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La gestión de las relaciones de pareja
Para que una pareja funcione como un equipo, hay que tener varias consideraciones.
Comenzar y terminar el día juntos es algo muy importante. No implica estar físicamente en el mismo lugar, pero sí saludarse todas las mañanas e irse a dormir sin estar en querella, haciendo las paces previamente si es así. Poder hablar si ha surgido algún desacuerdo es fundamental y perdonarse si hubo algo que al otro le hizo daño buscando repararlo.
Abrazarse al verse, dedicarse unos minutos en ese reencuentro es muy importante. Manifestar el amor que sentimos y que la otra persona se sienta amada es crucial. Tener pequeños gestos que hagan que el otro sienta que lo tuvimos presente en nuestro día, esforzarnos por complacer al otro y demostrar admiración por su persona son gestos que a veces en el torbellino del día a día no tenemos en cuenta y hacen que nuestro par se sienta querido y a gusto.
Recordemos que es igual de fundamental sentirnos amados y que nuestra pareja sienta nuestro amor y eso va más allá de decírselo. Dedicar tiempo a microaventuras, vivir experiencias juntos, celebrar, reír, es lo que más nos une.
Magdalena Sofia Pereira Layerle
Magdalena Sofia Pereira Layerle
Licenciada En Psicología. Perito.
El manejo de humor saludable hace que por más dificultades que enfrentemos encontremos en el otro ese refugio y la capacidad de reír de nosotros mismos y de las situaciones que vivimos encontrando esa magia que nos conecta con lo positivo.
Amemos con toda el alma, pero primero a nosotros mismos, y hallaremos el camino para amar al otro sanamente.