Ana siempre había soñado con trabajar desde cualquier parte del mundo. Y lo consiguió. Como asistente virtual, un día estaba respondiendo correos desde una cafetería en Madrid y, al mes siguiente, organizando agendas desde Playa del Carmen.
La libertad que tanto quería ya era su día a día. Pero, a pesar de todo, algo no terminaba de encajar. Aunque podía elegir dónde vivir y cuándo trabajar, empezó a sentir un vacío que no esperaba.
No tener una rutina clara, no sentirse parte de un equipo y estar lejos de sus amigos y familia, le empezó a pasar factura. Se sentía sola, aunque estuviera rodeada de paisajes increíbles y gente nueva. Y ahí se preguntó: ¿por qué me siento así si esto era lo que siempre quise?
Resulta que esto le pasa a más gente de lo que pensamos. Vamos a ver por qué ocurre y qué se puede hacer para que no pese tanto.
Nuevos tiempos, nuevas formas de trabajar
Es evidente: la idea que tenemos sobre el trabajo no es la misma de antes. Mucha gente ha dejado atrás la típica oficina con horarios fijos y jefes controlando cada movimiento. Ahora, con solo una laptop y una buena conexión a internet, puedes trabajar desde donde quieras.
Y la pandemia solo aceleró este cambio, mostró un nuevo escenario en el que no hace falta estar en una oficina para ser productivo. Esto hizo que más personas se animaran a ser nómadas digitales, ya sea viajando por el mundo mientras viajan.
Pero, ojo, que no todo es tan perfecto como parece. Aunque la libertad de moverte y trabajar desde donde quieras suena increíble (y lo es en muchos casos), también tiene su lado complicado.
Estar cambiando de lugar cada poco tiempo, despedirte de las personas que acabas de conocer y vivir con la incertidumbre de dónde estarás el mes que viene puede llegar a agotar. La emoción de la aventura está ahí, pero con el tiempo puede aparecer la soledad, el estrés y esa sensación de que no tienes un lugar al que llamar hogar.
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Nomadismo digital: entre la libertad y el desarraigo
El nomadismo digital es básicamente trabajar desde donde quieras, gracias a internet. Solo necesitas tu laptop, tu smartphone, una buena conexión, y listo, puedes estar en una cafetería en París o en una playa en México mientras sigues con tu trabajo.
Suena genial, ¿verdad? Y sí, en muchos aspectos lo es. Puedes manejar tu tiempo, conocer nuevas culturas, vivir experiencias únicas y, lo mejor, evitar el tráfico y las reuniones aburridas de oficina. Pero también hay un lado no tan bueno. Hablemos de los dos.
Ventajas del nomadismo digital
La libertad es el mayor punto a favor. No tener que ir todos los días a la misma oficina o poder trabajar desde una hamaca en la playa es el sueño de muchos. Además, viajar y conocer nuevas culturas te hace crecer como persona y profesional.
También está el tema de los horarios: en muchos de los casos, tú decides cuándo trabajar y cuándo tomarte un descanso, lo que ayuda a tener un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
El lado B de esta nueva modalidad laboral
Estar cambiando de ciudad o país todo el tiempo puede hacer que te cueste crear vínculos duraderos. Hacer amigos de verdad o mantener una relación seria es complicado cuando sabes que en un par de meses estarás en otro lugar.
Además, no tener una rutina fija puede generar estrés. Y esa falta de un lugar que sientas como "tu casa" puede dejarte con una sensación de desarraigo que no es tan fácil de manejar.
Y aquí es donde entra un tema interesante del que vale la pena hablar: el síndrome de Ulises. Este síndrome afecta a las personas que se ven obligadas a migrar por situaciones extremas, como guerras o desastres. Aunque ser nómada digital es una elección personal, algunos de los efectos emocionales pueden parecerse, como el sentirse desconectado o solo.
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¿Cómo se relacionan el nomadismo digital y el síndrome de Ulises?
En ambos casos, hay un cambio constante de entorno. En el caso de los nómadas digitales, aunque la decisión de moverse es voluntaria, adaptarse todo el tiempo a nuevas culturas, personas y costumbres puede pasar factura. Además, la imagen de que el nomadismo digital es siempre divertido y sin problemas puede chocar con la realidad: lidiar con la soledad, la inestabilidad económica y la falta de una comunidad estable.
Cómo afrontar los desafíos psicológicos de ser nómada digital
Si te sientes identificado con la historia de Ana o estás pensando en lanzarte a este estilo de vida, es clave saber que hay formas de hacer que la parte difícil no pese tanto. Acá van algunos consejos que pueden ayudarte:
1. Crea tu propia red de apoyo (aunque sea virtual)
Aunque estés lejos, mantener el contacto con tu familia y amigos es importante. Las videollamadas, los mensajes y hasta las reuniones virtuales pueden hacer que te sientas más cerca.
Además, meterte en comunidades de nómadas digitales (online o en la ciudad donde estés) puede ayudarte a conocer gente que está pasando por lo mismo que tú.
2. Arma una rutina que te funcione
Tener una rutina, aunque estés en otro país cada mes, te da cierta estabilidad. Fíjate horarios para trabajar, para salir a caminar o hacer ejercicio y para relajarte. Esto no solo te hace más productivo, sino que también baja el estrés de no saber qué hacer con tu tiempo.
3. No pierdas el contacto con tus raíces
Llevar contigo cosas que te recuerden a tu hogar, como fotos, música o incluso algún objeto especial, te puede ayudar a no sentirte tan desconectado. También está perfecto si quieres volver a tu ciudad de vez en cuando o planear viajes para ver a tus seres queridos.
4. No idealices el nomadismo digital
Ser realista es clave. La vida nómada tiene muchos puntos a favor, pero también sus complicaciones. Aceptar que no siempre va a ser fácil y que está bien pedir ayuda cuando lo necesites es fundamental para cuidar tu salud mental.
5. Aprende a disfrutar tu propia compañía
La soledad no siempre es algo malo. Aprovecha esos momentos para conocerte mejor, pensar en lo que quieres y disfrutar de actividades que te gusten. Saber estar bien contigo es una de las mejores habilidades que puedes desarrollar.
6. Si lo necesitas, busca ayuda profesional
Si sientes que la soledad o el estrés se están volviendo demasiado, hablar con un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a encontrar herramientas para manejarlo mejor.
Como puedes notar, ser nómada digital puede ser una experiencia increíble. Te da la oportunidad de conocer el mundo, trabajar en lo que te gusta y tener una libertad que pocos estilos de vida permiten. Pero es importante recordar que no todo es perfecto.

Norma Conde
Norma Conde
Psicoterapeuta, Tratamiento del Estrés, Ansiedad, Dolor crónico, Duelo, Autoestima, Gestión emocional, Terapia de pareja.
La soledad, la incertidumbre y la falta de un lugar fijo pueden hacer que, a veces, no sea tan fácil como parece en las redes sociales. Lo importante es encontrar un equilibrio: disfrutar de la libertad que te da este estilo de vida sin descuidar tu bienestar emocional.
Si logras adaptarte y aprender de los desafíos, el nomadismo digital no solo va a ser una aventura profesional, sino también una experiencia que te va a hacer crecer y conocerte más a ti.


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