Muchas películas, canciones o novelas se inspiran en el amor, este sentimiento tan intenso que es capaz de dejarnos sensaciones y sentimientos que son difíciles de olvidar.
Amores maduros y amores primerizos
A lo largo de nuestra vida podemos enamorarnos alguna vez, y en ocasiones las personas incluso se enamoran varias veces. Pero el primer amor puede ser un amor tan intenso que la locura puede adueñarse de nosotros. Ahora bien, tras recuperar la cordura, la experiencia de este primer amor fallido puede permitirnos vivir el siguiente amor de otra manera; de una forma más madura.
La idea de que el primer amor es el único y el más importante de nuestra vida es una creencia errónea. El primer amor puede ser inolvidable, pero eso no quiere decir que sea el amor de nuestra vida. A querer también se aprende, y para que una relación funcione, también hay que aprender a hacerla funcionar. Si lo acabas de dejar con tu pareja y sientes que nunca más vas a volver a amar con tanta intensidad, no te desesperes. Se puede volver a amar y se puede amar mejor.
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El amor también se acaba
El primer amor nos llega casi sin darnos cuenta, nos invade, y cuando nos percatamos de ello, estamos tan metidos dentro de él que salir no es tarea fácil. Si el primer amor termina, volver a tocar con los pies en el suelo, con la realidad, es complicado. El desamor es un proceso que puede llegar a ser muy largo para algunas personas, especialmente el del primer amor. Pues la falta de experiencia en superar este tipo de altibajos puede llevar a algunos individuos a la depresión.
Aquellos que han estado ahí saben que se puede dejar atrás la tristeza y recuperar la motivación por vivir, pero esto requiere de tiempo. Volver a la normalidad es un proceso, y llegados al punto de dejar atrás todo lo vivido, son muchos los recuerdos que golpean nuestra mente. Ciertamente, no es nada fácil aceptar que la situación ha llegado a su final, que la otra persona, aquella que tanto hemos amado por primera vez, rehará su vida sin nosotros y todo lo vivido quedará atrás para no volver nunca más**. Por tanto, para superar el desamor, es necesario superar una serie de etapas de duelo**.
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Tras el primer amor... llega la crisis existencial
Desde pequeños, la cultura moldea nuestra forma de pensar. Nuestra visión del amor, por tanto, viene influenciada por ésta. Creemos que el amor es como en las películas, algo que no está acorde con la realidad. Cuando el primer amor se acaba, toca reeducarnos, toca ser realistas y dejar atrás algunos pensamientos irracionales que pueden hacernos mucho daño.
Y claro, reeducarse implica romper con antiguos esquemas mentales. Cuando nos damos cuenta de que nuestra forma de pensar ya no sirve, podemos sufrir una crisis existencial. La crisis existencial nos nubla y nos hace sentir que no sabemos el camino que debemos seguir. Esto puede resultar mentalmente muy agotador y puede provocar problemas emocionales. Al menos hasta que volvemos a encontrarnos con nosotros mismos para salir a flote.
En esta etapa de crecimiento acabamos buscando una nueva vida en la que una nueva historia de amor puede ganar protagonismo. Para ello, es necesario aprender del pasado y volver a conectar con nosotros mismos. Es entonces cuando podemos volver a abrir nuestro corazón al amor para volver a enamorarnos.
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Dejando paso al amor maduro
Por suerte, los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptación y podemos aprender de las experiencias pasadas. El primer amor suele ser un amor irracional en la mayoría de los casos (aunque no siempre). Y a pesar de que suele ser una experiencia enormemente gratificante al principio, el sufrimiento que deja puede ser una de las situaciones más desagradables que nos toque vivir en esta vida. Pero como cualquier crisis existencial, el aprendizaje de esta experiencia puede hacernos crecer enormemente como personas y nos puede permitir descubrir el amor maduro.
El amor maduro es el que perdura, porque a pesar de que la llama del amor irracional puede ser muy intensa, se disuelve en su propio fuego. El amor maduro es un amor que se alimenta de la comprensión, del respeto por parte de los dos miembros de la pareja. La relación amorosa madura es libre y se basa en la comunicación y la negociación. Este amor no nace, se construye a través del tiempo y se se cuida. Perdura porque es el verdadero.
¿Quieres más consejos sobre cómo hacer que tu relación de pareja funcione? En nuestro artículo “Las 7 claves para tener una relación de pareja saludable” encontrarás toda la información que necesitas.