Superar el desamor y la ruptura con la persona que amamos no es nada fácil. Son muchos los momentos buenos que dejamos atrás, y el torrente emocional que esta situación genera hace que vivamos este momento como el fin del mundo.
Generalmente, uno de los dos miembros de la relación es el que decide dejarlo, y aunque podría parecer que es el que menos sufre, eso no siempre es así. Hay relaciones que acaban pero el amor sigue vivo. Algo que complica la transición hacia una nueva vida sin la persona amada.
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No es fácil aceptar la ruptura
Y claro, llegados al punto de dejar atrás todo lo vivido, son muchos los recuerdos que golpean nuestra mente una y otra vez. Ciertamente, no es nada fácil aceptar que la situación ha llegado a su final, que la otra persona rehará su vida sin nosotros y todo lo vivido quedará atrás para no volver nunca más.
El dolor emocional puede ser incluso más devastador que el dolor físico, y algunos individuos quedan enganchados a la pareja igual que si fuese una droga. De hecho, el amor y la droga utilizan los mismos circuitos neuronales, por lo que los psicólogos recomiendan no tener contacto con la otra persona (al menos durante un tiempo) para evitar recaídas.
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El desamor no es un proceso lineal
Y, ¡sí!, las recaídas son habituales en el desamor puesto que no es un proceso lineal. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que existen altibajos. Son varias las fases del desamor que se superan con el tiempo, pero es posible volver a las etapas anteriores cuando volvemos a ver a la persona amada.
Por eso los expertos afirman que en el desamor, igual que con la droga, lo mejor es el “todo o nada”. Al menos si queremos evitar el sufrimiento durante más tiempo y evitar las recaídas que pueden llevar a una mayor sensación de fracaso y a mayores conflictos con la ex pareja.
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El tiempo se convierte en un gran aliado para el desamor
Cuando dejamos de ver a la persona amada, los circuitos neuronales que están implicados en este fenómeno se debilitan, y los niveles de los neuroquímicos como la dopamina, serotonina, norepinefrina, entre otros, se estabilizan. Con el tiempo, el cuerpo se va a adaptando al cambio y es posible volver a la normalidad.
Dicho esto, hay personas que tienen serias dificultades para superar estas situaciones, pues distintos problemas (su baja autoestima, sus habilidades sociales pobres…) dificultan su recuperación. En estos casos es necesario acudir a un psicólogo especializado en esta temática, y es importante evitar la administración de fármacos, pues es necesario adquirir creencias realistas sobre las relaciones de pareja, mejorar las habilidades de relación con los demás, o aprender a quererse a uno mismo.
Las fases de una ruptura amorosa
¿Pero cuáles son las fases del desamor que existen? ¿Cuáles son sus características?
Las etapas del desamor son cinco y el último paso es la aceptación. Cada persona vive las etapas a su manera y el tiempo de superación va a depender de muchos factores. Por ejemplo, la intensidad del sentimiento, el tiempo de relación o experiencias previas de desamor.
Estas son las fases del desamor:
1. Fase de negación y aislamiento
Esta fase se caracteriza porque la persona niega la realidad y actúa como si todo continuara igual (los dos juntos). Es una etapa generalmente breve, que suele ocurrir como forma de protección, pues el impacto de la ruptura es tan grande que cuesta asimilarlo. En esta etapa es importante que el individuo sea consciente de las emociones que siente y el motivo por el cual están ahí. Es necesario que vea la situación de la manera más objetiva para obtener más claridad.
2. Fase de ira
Esta fase se caracteriza porque la persona siente una rabia y una ira muy fuerte hacia la persona que le ha dejado. Si en la fase anterior la persona no quería aceptar la realidad, ahora siente una tremenda frustración por lo que ha ocurrido y culpa a la otra persona de los males de la pareja. Entonces suele aparecer la venganza. En ocasiones, ocurre también que, ante esta situación, la rabia se dirija hacia uno mismo o las personas a su alrededor (e incluso hacia el mundo entero).
3. Fase de negociación
Esta fase puede ser realmente peligrosa si no se gestiona bien, pues en un intento de aceptar la situación y acercarse a la otra persona de nuevo, se puede cometer el error de tratar de hacer cualquier cosa por recuperar la relación. Un mal acercamiento puede arruinar de nuevo la situación, e incluso empeorarla.
4. Fase de depresión
En esta etapa la persona pierde la esperanza de recuperar a esa persona que realmente ha amado. Comienza a ser objetivo y a darse cuenta de que no hay marcha atrás. Por lo que se siente realmente apenado ante la pérdida de quien fue tan especial para él o ella.
5. Fase de aceptación
Tras la tristeza de la fase anterior, la persona comienza a visualizar un nuevo futuro. Acepta que la relación se acabó y que lo que no pudo ser, no será. Ya no busca estar con la otra persona y se siente en paz y preparado para conocer a una nueva pareja.
El desamor se puede superar
Como hemos podido ver, nuestra psique está preparada para poder asumir y superar una ruptura de pareja. De todos modos, hay algunos casos en que el dolor y las malas sensaciones son difíciles de asimilar y esto puede conducir a algún tipo de trastorno psicológico.
Si crees que estás en una situación de riesgo, no dudes en ponerte en contacto con un profesional.