La empatía, un pilar fundamental en nuestras relaciones sociales, nos permite comprender y compartir los sentimientos de los demás. Nos permite conectar con las alegrías y las penas ajenas, ofreciendo consuelo, apoyo y comprensión mutua. Pero, ¿sentimos todos la misma empatía, independientemente de nuestra edad? ¿Existe un momento de la vida en el que somos especialmente sensibles al dolor de los demás?
Un reciente estudio ha arrojado luz sobre esta cuestión, revelando los patrones que tiene la empatía a lo largo del tiempo en los diferentes estadios de la vida. En este artículo, exploraremos los hallazgos clave de este estudio y descubriremos en qué etapa de la vida sentimos más empatía por los demás.
¿Qué es la empatía?
La empatía es una habilidad fundamental en las relaciones humanas que nos permite comprender y compartir los sentimientos, pensamientos y experiencias de otras personas. Se entiende como un puente invisible que conecta nuestras emociones con las de los demás, permitiéndonos “ponernos en sus zapatos” y ver el mundo desde su perspectiva, comprendiendo su contexto y entorno.
Desde la psicología, se distinguen generalmente dos tipos principales de empatía. Por un lado, la empatía cognitiva, que es la capacidad para entender intelectual y cognitivamente lo que otra persona está pensando o sintiendo. Implica reconocer y comprender las emociones ajenas sin necesariamente experimentarlas uno mismo. Por otro lado, la empatía emocional se entiende más allá de la comprensión intelectual, sino que nos permite sentir realmente las emociones que experimentan los demás. Puede llegar a ser una respuesta más visceral que nos puede llevar a experimentar alegría cuando alguien está feliz, o tristeza cuando alguien sufre.
La empatía juega un papel crucial en nuestras interacciones sociales diarias. Nos ayuda a comunicarnos de manera más efectiva, a resolver conflictos, a brindar apoyo emocional y a fortalecer nuestros vínculos con amigos, familiares y colegas. También resulta esencial en profesiones como la psicología, la medicina y la educación, en las que la capacidad para comprender y conectar con los demás es fundamental.
Curiosamente, la empatía no es una habilidad estática, sino que puede desarrollarse y cambiar a lo largo de nuestra vida. Como veremos más adelante, la investigación reciente sugiere que nuestra capacidad empática evoluciona con la edad, alcanzando su punto máximo en una etapa específica de nuestro desarrollo.
¿En qué etapa vital sentimos más empatía?
El estudio realizado por la Universidad de Kent arrojó resultados fascinantes sobre cómo la empatía evoluciona a lo largo de nuestra vida. Los hallazgos clave revelan un patrón intrigante en nuestra capacidad para comprender y sentir el dolor de los demás.
1. Empatía y juventud
En primer lugar, la investigación demostró que las respuestas empáticas alcanzan su punto máximo durante la adultez joven, específicamente entre los 20 y 40 años. Este grupo de edad mostró una sensibilidad particularmente aguda hacia el dolor social, como situaciones de vergüenza, duelo y tristeza. Los adultos jóvenes no solo reconocieron estas emociones con mayor precisión, sino que también las sintieron con más intensidad que los adolescentes o los adultos mayores.
2. Respuestas cerebrales
Otro hallazgo significativo fue que las respuestas cerebrales a situaciones dolorosas aumentaron progresivamente desde la adolescencia hasta la adultez mayor. Esto sugiere que nuestra capacidad empática se desarrolla y se fortalece a medida que acumulamos experiencias sociales y nos exponemos a una variedad más amplia de situaciones relacionadas con el dolor a lo largo de nuestra vida.
3. Fortaleza en adultos mayores
Sin embargo, el estudio reveló una paradoja interesante en los participantes adultos mayores (60 años o más). Aunque sus respuestas cerebrales a situaciones dolorosas fueron más fuertes de las de los grupos más jóvenes, sus calificaciones verbales de la intensidad del dolor experimentado por otros fueron más bajas. Esto podría indicar que, si bien los adultos mayores experimentan empatía a nivel neurológico, pueden tener dificultades para expresarla o evaluarla con precisión.
La profesora Ferguson, investigadora principal del estudio, sugiere que esta discrepancia en los adultos mayores podría deberse a una menor capacidad para la expresión de la empatía en comparación con los adultos jóvenes, a pesar de experimentarla internamente. Estos resultados proporcionan una visión valiosa de la naturaleza compleja de las respuestas empáticas y cómo estas cambian a lo largo de nuestra vida, ofreciendo nuevas perspectivas sobre cómo entendemos y respondemos al dolor de los demás en diferentes etapas de nuestro desarrollo.
La empatía en diferentes etapas de la vida
El estudio analizado de la Universidad de Kent nos ofrece una fascinante perspectiva sobre cómo la empatía evoluciona a lo largo de nuestra vida, revelando patrones distintivos en cada etapa del desarrollo humano.
1. Adolescencia
En la adolescencia (entre 10 y 19 años), la empatía comienza a desarrollarse de manera significativa. Los adolescentes empiezan a comprender mejor las emociones de los demás, aunque su capacidad para procesarlas y responder adecuadamente aún está en desarrollo. Esta etapa se caracteriza por una creciente conciencia social, pero también por fluctuaciones emocionales que pueden afectar la consistencia de las respuestas empáticas.
2. Adultez joven
La adultez joven (entre 20 y 40 años) destaca como el período de mayor sensibilidad empática. En esta etapa, las personas no solo reconocen con mayor precisión las emociones ajenas, sino que también las sienten con más intensidad. Los adultos jóvenes muestran una aguda percepción del dolor social, como la vergüenza o el duelo, y responden con mayor empatía a estas situaciones. Este pico de empatía podría estar relacionado con la expansión de las experiencias sociales y la maduración de las habilidades cognitivas y emocionales.
3. Adultez media y tardía
En la adultez media y tardía (entre 40 y 60 años), la empatía se mantiene relativamente estable, beneficiándose de la acumulación de experiencias vitales. Las personas en esta etapa suelen tener una comprensión más matizada de las emociones y pueden ofrecer respuestas empáticas basadas en un amplio repertorio de vivencias personales.
4. Vejez
Finalmente, es en la vejez (más de 60 años) cuando se observa un fenómeno intrigante. Aunque las respuestas cerebrales a situaciones dolorosas son más fuertes, la expresión verbal de la empatía disminuye. Esto sugiere que los adultos mayores experimentan empatía internamente, pero pueden tener dificultades para articularla o evaluarla con la misma intensidad que en etapas anteriores.
Esta evolución de la empatía a lo largo de la vida y el tiempo refleja los cambios que generan nuestras experiencias y afectan a nuestras capacidades cognitivas y roles sociales. Comprender estos patrones puede ayudarnos a fomentar relaciones más comprensivas y a desarrollar intervenciones específicas para cada etapa de la vida, promoviendo así una sociedad más empática en todas las edades.
Implicaciones y aplicaciones prácticas
Los hallazgos en este estudio ligados a la evolución de la empatía a lo largo de la vida puede tener implicaciones y aplicaciones prácticas de interés en diferentes ámbitos.
1. Educación
En el campo de la educación, esta investigación sugiere la necesidad de adaptar los programas de desarrollo emocional y social según la edad de los estudiantes. Para los adolescentes, se podrían diseñar actividades que fomenten la conciencia emocional y la práctica de la empatía. En la educación superior y formación profesional, se podría aprovechar el pico de empatía de los adultos y jóvenes para cultivar habilidades de liderazgo compasivo y trabajo en equipo.
2. Ámbito laboral
En el ámbito laboral, estos resultados pueden influir en las estrategias de gestión de recursos humanos. Las empresas podrían beneficiarse al asignar roles que requieren alta empatía, como en atención al cliente o mediación de conflictos, a empleados en la franja de edad de mayor sensibilidad empática. Asimismo, se podrían implementar programas de mentoría intergeneracional, aprovechando la experiencia de los adultos mayores y la aguda empatía de los más jóvenes.
3. Salud mental y psicoterapia
En el campo de la salud mental y la psicoterapia, comprender cómo cambia la empatía con la edad puede ayudar a los profesionales a adaptar sus enfoques terapéuticos. Por ejemplo, en el trabajo con adultos mayores, los terapeutas podrían enfocarse en ayudar a sus clientes a reconocer y expresar sus respuestas empáticas internas.
4. Políticas públicas
Para el diseño de políticas públicas, estos hallazgos pueden informar programas de cohesión social y apoyo comunitario. Se podrían crear iniciativas que aprovechen la alta empatía de los adultos jóvenes para proyectos de voluntariado o servicio comunitario, mientras se desarrollan programas específicos para mantener y expresar la empatía en la tercera edad.
5. Comunicación familiar y desarrollo personal
En el ámbito familiar, entender estos patrones puede mejorar la comunicación intergeneracional. Los miembros de la familia pueden aprender a apreciar y aprovechar las diferentes formas en que cada generación experimenta y expresa la empatía. Además, en el desarrollo personal, esta investigación nos invita a ser conscientes de cómo nuestra capacidad empática puede cambiar con el tiempo, motivándonos a cultivar activamente esta habilidad en todas las etapas de la vida.


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