Las benzodiacepinas son fármacos muy consumidos en nuestras sociedades, puesto que son un alivio sintomático de problemas como el estrés y el insomnio. Tomándonos una pastillita parece que tengamos una solución rápida a nuestros problemas.
Entre estos fármacos ansiolíticos e hipnóticos nos encontramos el Orfidal, una benzodiacepina de acción corta que, en muchas ocasiones, se vuelve adictiva y sus efectos parece ser que se debilitan.
No son pocas las personas que tienen un problema tanto con este fármaco como con las benzos en general, por esto aquí vamos a hablar sobre cómo dejar de tomar Orfidal. Eso sí, nunca dejando de consultar a un psiquiatra.
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¿Cómo dejar de tomar Orfidal de manera segura?
Antes de entender cómo dejar de tomar Orfidal y el motivo por el que es tan importante hacerlo de esa forma, es necesario saber un poco más sobre este fármaco. El Orfidal es un medicamento que forma parte de las benzodiacepinas, dado que su principal componente activo es el lorazepam.
Las benzodiacepinas son una familia de psicofármacos que suelen recetarse para la ansiedad, el insomnio y los trastornos del ánimo, además de ser usados como anestésicos en intervenciones menores, como en el dentista o endoscopias. Pueden ser usados también como relajantes musculares y se pueden usar para el síndrome de abstinencia alcohólica. El Orfidal, al igual que la mayoría de las benzodiacepinas, suele ser un tratamiento sintomático y no curativo.
Las benzodiacepinas se pueden dividir en dos tipos: las de acción corta y las de acción larga. Esta clasificación se basa en si duran más o menos de 12 horas, siendo el caso del Orfidal un fármaco de acción corta, motivo por el cual se usa en el tratamiento a corto plazo de estados de ansiedad y tensión, asociados o no a trastornos funcionales u orgánicos, incluyendo ansiedad asociada a depresión.
También se usa como preanestesia en procedimientos quirúrgicos menores, como en odontología y endoscopia, además de tratar trastornos del sueño.
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¿Por qué hay que ir con cuidado con este fármaco?
El Orfidal, junto con el resto de las benzodiacepinas, es un fármaco seguro. No obstante, al igual que sucede con cualquier otro fármaco, se debe ir con cuidado y su consumo debe limitarse a lo que haya prescrito el médico o psiquiatra. El uso prolongado de las benzodiacepinas puede conllevar problemas, algo que se puede ver con facilidad pues son estos fármacos muy consumidos en las sociedades desarrolladas.
Entre los efectos indeseados de las benzodiacepinas tenemos la mala memoria (amnesias), deterioro cognitivo, embotamiento emocional, depresión, aumento de la ansiedad y problemas físicos. Sin embargo, además de estos efectos, el problema más grave que conlleva las benzodiacepinas en general y el Orfidal en particular son la fácil aparición de la tolerancia a estos fármacos, acompañada por la dependencia.
La tolerancia farmacológica hace referencia a cuando el efecto de un fármaco se reduce significativamente después de unas cuantas semanas o meses de su consumo. Es decir, los efectos terapéuticos que el medicamento daba al principio del tratamiento cada vez son más débiles consumiendo la misma dosis.. Es por esto que el consumo de Orfidal y otras benzos durante años no tiene sentido.
Directamente relacionada con la tolerancia tenemos la dependencia, es decir, que se genere adicción. Al ver que los efectos del fármaco son cada vez menores con la misma dosis, los pacientes la aumentan. También se muestran reticentes a abandonar el Orfidal puesto que creen que, si bien ya no les hace el mismo efecto hipnótico inicial, al dejarlo van a padecer mucha ansiedad e insomnio.
En el caso concreto del Orfidal tenemos como principales efectos secundarios los trastornos ligados a los sistemas inmunológico y linfático. Este fármaco puede provocar la disminución de las plaquetas en la sangre, así como pancitopenia que es la reducción de células sanguíneas (glóbulos rojos, blancos y plaquetas).
Otro aspecto por el cual se debe ir con cuidado con el Orfidal es el que se relaciona con su mecanismo de acción. Este fármaco actúa directamente sobre el cerebro, haciendo que el paso de la información entre neuronas sea mucho más lento, puesto que promueve la acción del neurotransmisor GABA. Es por esto que puede dar como efectos secundarios debilitamiento, somnolencia, debilidad muscular, mareos y disminución de estado de alerta. Existe relación entre sufrir más accidentes y lesiones y tomar Orfidal.
El abandono súbito del Orfidal y sin el debido control médico puede dar lugar al síndrome de abstinencia. El de este fármaco, que está especialmente relacionado con el grado de tolerancia y dependencia que presente el paciente, da como síntomas dolor de cabeza y nerviosismo.
Es por todo esto que el consumo de cualquier fármaco, y en este caso del Orfidal y demás benzodiacepinas, debe hacerse siguiendo las recomendaciones y criterio del profesional. Se deben adoptar las siguientes medidas:
- Utilizar el fármaco a la mínima dosis eficaz y durante el menor tiempo posible.
- Si a la segunda semana no hay mejoría, replantear el tratamiento.
- Vigilar de forma regular su efectividad y controlar la aparición de la tolerancia.
- Si se prevé un período largo de uso, utilizar benzodiacepinas de vida media larga
- Ni el Orfidal ni cualquier benzodiacepina debería usarse en pacientes con historial de abuso de drogas.
Precauciones del Orfidal
Como cualquier otro fármaco, el consumo de Orfidal entraña una serie de precauciones. La principal es conocer si se es alérgico a cualquier tipo de benzodiacepina, especialmente al lorazepam. Tampoco se debería tomar este fármaco en caso de tener enfermedades autoinmunes, insuficiencia respiratoria severa, problemas renales y problemas hepáticos, además de antecedentes de adicción a benzodiacepinas.
El consumo de Orfidal no está recomendado en caso de que se esté embarazada o se tenga sospecha de estarlo, con lo cual será necesario comunicárselo al psiquiatra en caso de que desee iniciar un tratamiento con este fármaco. Tampoco se recomienda prescribir Orfidal en niñas, ni como antidepresivo ni como hipnótico. No está para nada aconsejado consumir este fármaco acompañado con alcohol, puesto que se incrementan los efectos sedantes de esta medicación.
¿Cuándo y cómo dejar de tomar este fármaco?
¿Cómo dejar de tomar Orfidal? Por regla general, las benzodiacepinas se deben ir reduciendo poco a poco, especialmente si el tratamiento ha sido mayor a 6 meses. Esto se hace con la intención de deshabituar a la persona al fármaco, a la vez que se previene el síndrome de abstinencia. Lo recomendable es disminuir la dosis total diaria entre un 10 y 25% cada dos semanas, aunque hay diferentes formas de intervención al respecto y cada persona necesitará una reducción diferente.
A veces, en el caso de las benzodiacepinas, puede aparecer el síndrome post-retirada. Este se puede dar pasadas 8 semanas, persistiendo el insomnio y habiendo una mayor vulnerabilidad al estrés, la ansiedad y la irritabilidad. En este caso se deberá acudir al médico para ver qué opciones terapéuticas pueden aplicarse y si realmente es recomendable dejar de tomar Orfidal en este momento.
En algunas ocasiones, retirar el fármaco puede implicar beneficios menores que las consecuencias negativas relacionadas con la misma retirada, ya sea la aparición de los síntomas por los que estaba tomando el fármaco o riesgo a que se dé el síndrome de abstinencia. Es por esto que el médico deberá valorar si es recomendable continuar el tratamiento a largo plazo, con su evaluación periódica y encontrando el momento óptimo para la deshabituación.
Como hemos comentado, el Orfidal y resto de benzodiacepinas generan dependencia y tolerancia con facilidad. Es por esto que lo recomendado es que su uso se haga durante períodos cortos de tiempo. Al ser tratamientos sintomáticos y no curativos de la ansiedad, el insomnio y el estrés se deberá combinar con psicoterapia, para averiguar qué es lo que genera malestar en la persona y cómo poder solucionarlo. Enmascarar el síntoma, a la larga, no es una buena opción terapéutica. Se debe trabajar sobre el problema que lo genera.
Referencias bibliográficas
- Adán, A. y Prat, G. (2016). Psicofarmacología: Mecanismo de acción, efecto y manejo terapéutico. Barcelona, España. Marge Medica Books.
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