Metilfenidato: qué es, para qué sirve y efectos secundarios

Este psicoestimulante es conocido por usarse en el tratamiento del TDAH bajo nombres como "Ritalin".

En las últimas décadas se ha popularizado en gran medida el diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad, que se relaciona con déficits en las funciones ejecutivas. El fármaco de primera elección para tratar el TDAH es el metilfenidato.

En este artículo describiremos qué es el metilfenidato, cuáles son sus aplicaciones en el TDAH y la narcolepsia, qué efectos secundarios provoca de forma más habitual y en qué casos está contraindicado este medicamento.

¿Qué es el metilfenidato?

El metilfenidato es un fármaco estimulante que tiene efectos similares a los de las anfetaminas y que se utiliza principalmente para tratar los síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), así como los de la narcolepsia.

Por otro lado, el metilfenidato se comercializa bajo varios nombres; algunos de los más conocidos son Ritalin, Concerta, Aradix y Rubifen.

Aunque empezó a utilizarse en la década de 1960, su uso se popularizó en los años 90 como consecuencia del incremento en el número de diagnósticos de TDAH. En la actualidad su uso para el tratamiento de este trastorno está ampliamente extendido.

El mecanismo de acción del metilfenidato consiste en la inhibición de la recaptación de dopamina y noradrenalina: bloquea los transportadores de estas catecolaminas, aumentando su concentración en el espacio sináptico y por tanto sus efectos de neurotransmisión. También potencia levemente la función de la serotonina.

Los efectos del metilfenidato son especialmente intensos en la corteza prefrontal. El incremento en la actividad de esta región cerebral favorece las funciones ejecutivas como el razonamiento, la planificación y la inhibición conductual. Esta estimulación del sistema nervioso central se manifiesta asimismo en una mejora de la alerta y de la atención.

Metilfenidato y tratamiento del TDAH

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es una alteración neurológica de inicio infantil que se relaciona con problemas en las funciones ejecutivas. A pesar de que hay controversia en torno a la existencia de esta alteración, la mayor parte de clínicos opinan que tiene una clara base biológica, si bien se da una cierta tendencia al sobrediagnóstico.

Se ha asociado el TDAH a disfunciones en la transmisión de dopamina y noradrenalina en el sistema nervioso central; los efectos agonistas del metilfenidato permiten compensar estos déficits funcionales. El tratamiento con metilfenidato es exitoso en aproximadamente un 70% de los casos, pero puede conllevar efectos secundarios importantes.

El tratamiento recomendado para el TDAH es una combinación entre metilfenidato y terapia cognitivo-conductual centrada en el entrenamiento de estrategias de afrontamiento de los síntomas, tanto para el niño como para sus cuidadores.

Uso en casos de narcolepsia

La narcolepsia es un trastorno neurológico que provoca alteraciones en los ciclos de sueño-vigilia. Entre los síntomas más destacados de la narcolepsia se encuentran la hipersomnolencia diurna, los episodios de cataplexia y las intrusiones del sueño REM en la vigilia, especialmente las alucinaciones hipnagógicas.

En el caso de este trastorno, el metilfenidato y otros psicoestimulantes, como el modafinilo y algunos antidepresivos, se utilizan para aumentar el nivel de alerta; estos fármacos reducen la somnolencia y mejoran el rendimiento.

Efectos secundarios y adversos

Los efectos secundarios más habituales del metilfenidato son la ansiedad y la sensación de nerviosismo, las náuseas, la sequedad bucal y la pérdida de apetito, que conlleva a su vez una reducción del peso; a largo plazo estos efectos en ocasiones provocan un desarrollo físico ligeramente inferior, que se mantiene mientras se consuma el fármaco.

Entre los síntomas gastrointestinales que puede producir el metilfenidato encontramos el dolor abdominal, la acidez y los vómitos. En ocasiones también se dan síntomas cardiovasculares, particularmente taquicardias y palpitaciones leves, alteraciones en la tensión sanguínea y el fenómeno de Raynaud.

Otros efectos secundarios comunes son la inestabilidad emocional, la irritabilidad, la hiperhidrosis o sudoración excesiva, la sequedad de los ojos, la visión borrosa y el bruxismo, que consiste en el apretamiento continuado de las mandíbulas o los dientes.

Las reacciones adversas al metilfenidato incluyen síntomas como la acatisia (agitación y malestar intensos), la discinesia (movimientos involuntarios de los músculos), convulsiones, dolor en el pecho o dificultades para respirar. La aparición de estos y otros síntomas graves debe entenderse como un signo de que la medicación debe ser revisada.

Advertencias y contraindicaciones

Las personas con trastornos cardiovasculares, como hipertensión o anomalías cardiacas estructurales, deben tener especial precaución al tomar metilfenidato. Asimismo, está contraindicado si se dan determinados trastornos psicológicos, como la psicosis, los trastornos del estado de ánimo, los problemas de ansiedad, la anorexia nerviosa y las adicciones a sustancias.

Tomar alcohol incrementa la probabilidad de que aparezcan los efectos secundarios que hemos descrito y los agrava cuando ya están presentes. El metilfenidato está contraindicado también en personas con glaucoma, feocromocitoma, hipertiroidismo o con antecedentes de depresión.

No se recomienda consumir metilfenidato durante el embarazo porque no se han estudiado suficientemente las posibles consecuencias; algunas investigaciones preliminares sugieren que puede inducir problemas respiratorios y circulatorios en el feto.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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