¿Alguna vez has sentido que te vigilaban o te perseguían? Seguro que sí, sobre todo si has salido alguna vez por la noche y has vuelto solo/a a tu casa. ¿Y has tenido alguna vez la sospecha de que algunas personas estaban confabulando contra ti?
Estas dudas son menos frecuentes, y pueden aparecer porque hubieran causas razonables o ya hayamos vivido esa experiencia. ¿Pero y qué pasa si nos sentimos así todo el rato, que percibimos que todos tienen malas intenciones con nosotros?
Pues que es posible que ya haya un problema psicológico: la personalidad paranoide. En este artículo te ayudamos, ya seas tú quién tenga esta personalidad o sea alguien conocido, describiéndote qué es la personalidad paranoide y cómo lidiar con ella.
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¿Qué es la personalidad paranoide?
La personalidad paranoide es aquella cuyo rasgo es la desconfianza y suspicacia frecuentes al atribuirles a los demás pretensiones de causar daño. Como con todos los rasgos de personalidad, no existe ningún problema, siempre y cuando se tengan en niveles medios y saludables.
El extremo en el que está en su máximo nivel este rasgo de personalidad es lo que se conoce como trastorno de la personalidad paranoide. En este trastorno hay dos problemas claves que determinan el resto de síntomas: la percepción de que los pensamientos y emociones representan la realidad objetiva, y la dificultad para ponerse en el lugar del otro cognitiva y emocionalmente. A continuación describo otros síntomas de este trastorno.
1. Desconfianza injustificada e hipervigilancia
En el trastorno de la personalidad paranoide, la suspicacia es el patrón constante para interactuar con los demás, malinterpretando sus intenciones como maliciosas y con propósitos de aprovecharse de ellos a cualquier nivel. En cuanto a estar en pareja, suelen sentir celos a menudo y cuestionan frecuentemente las intenciones de esta.
Sus sospechas en general suelen ser infundadas, ya que no tienen motivos suficientes sobre los que basarse, a pesar de que examinan minuciosamente todas las acciones de los demás para encontrar justificaciones. Sin embargo, los intentos por convencerles de que su desconfianza es ilógica suelen fracasar, e incluso les “confirman” sus creencias originales de que intentan engañarles.
La suspicacia les lleva a estar en un estado de alerta continuo y a pretender controlarlo todo, lo cual es imposible. Asimismo, bajo esta desconfianza suele haber realmente un miedo a ser criticados, traicionados o rechazados. Estas tres características resultan realmente agotadoras y frustrantes, pudiendo derivar en otros problemas psicológicos, como ansiedad o depresión.
2. Resentimiento y aislamiento
Además de desconfiar de los demás, tienden a ser rencorosas. Cuando alguien sí les provoca un daño, ya sea a través de insultos, lesiones o desaires; sienten resentimiento y recuerdan este hecho durante largo tiempo. Entre el rencor y la suspicacia, presentan grandes dificultades para mantener relaciones sociales, ya que la confianza suele ser la base de una relación íntima y suele ser difícil lidiar con ellos.
Incluso suele ser la propia persona paranoide la que decide aislarse e intentar ser autosuficiente, para evitar así que lo puedan manipular o engañar. Esta falta de relaciones íntimas no hace más que incrementar su desconfianza sobre el resto de personas, y su malestar psicológico. Las personas somos seres sociales, que necesitamos cariño y apoyo para mantener nuestro bienestar; y es muy difícil encontrarlos para una persona paranoide.
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¿Cómo lidiar con la personalidad paranoide?
Lidiar con una persona con trastorno de la personalidad paranoide puede ser muy difícil al no encontrar manera de hacerles ver sus ideas erróneas y de que confíen en nosotros. Lo mejor que se puede hacer para lidiar con ellos es realmente lo que quieren: hacerle sentir escuchado/a y apoyado/a, aunque opines distinto.
Si desde el principio intentas que cambie de idea, lo más probable es que se sienta atacado/a (otra vez, ya que el mundo siempre está en su contra) y se cierre en banda por completo. Da igual lo que le digas si antes no le escuchas activamente e intentas comprenderlo/la y empatizar con él/ella.
Obviamente, no tienes que creer lo que dice si ves que no tiene lógica, pero entiende que él/ella está sufriendo y necesita apoyo. Una vez que le hayas apoyado, puede que esté más receptivo/a ante las incoherencias que le quieras explicar, y puedas cambiar poco a poco sus ideas al ir mostrándole que no está siendo racional con hechos objetivos.
¿Existe un tratamiento para una persona paranoide?
Sí, existen varios tratamientos para lidiar con la personalidad paranoide. Las primeras elecciones suelen ser la terapia cognitivo-conductual y la terapia metacognitiva.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Suelen utilizar técnicas como la reestructuración cognitiva y metacognitiva, y tomar prestadas técnicas de la terapia narrativa, como la escritura de pensamientos. Estas terapias se centran en:
- Cambiar los pensamientos de desconfianza por otros más adaptativos.
- Disminuir la percepción de amenaza y de intenciones ocultas en los demás.
- Entrenarles en habilidades sociales para aumentar su círculo de confianza.
- Reducir su miedo a ser juzgados o rechazados.
- Entrenarles para centrarse en el presente y no en sus preocupaciones.
- Superar reticencias para ser ayudados a través de la terapia.
Sin embargo, si la persona con el trastorno de la personalidad paranoide no se muestra colaborativa o no reconoce que sufre un problema psicológico, es difícil que funcionen estas terapias. Lo mejor es intentar persuadirlos señalándoles el propio malestar que sufren. Y es que la terapia psicológica no solo está para personas que sufren un trastorno, sino que también puede ayudar a disminuir el malestar o tratar problemas individuales.
Otra alternativa es la terapia psicofarmacológica, aunque se suele tomar como segunda opción al mostrar menos resultados. Los medicamentos que se suelen prescribir son nuevos antidepresivos, que les ayudan con la rumiación y el malestar; así como antipsicóticos de segunda generación, que les permite disminuir su ansiedad y paranoia.