Así es como tu manera de intentar perder peso con la dieta puede llevarte a la depresión

No todos los métodos para adelgazar son iguales.

Tu manera de intentar perder peso te puede llevar a la depresión
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Perder peso se ha convertido en una meta común en la sociedad actual, impulsada tanto por razones de salud como por la presión estética. Sin embargo, lo que muchas personas desconocen es que la forma en que intentan alcanzar ese objetivo puede tener un impacto profundo no solo en su cuerpo, sino también en su mente.

Recientes investigaciones han revelado que no todos los métodos para adelgazar son iguales: mientras algunos pueden proteger nuestra salud mental, otros pueden aumentar significativamente el riesgo de depresión.

¿Por qué sucede esto? ¿Qué estrategias son más seguras y cuáles pueden resultar peligrosas para nuestro bienestar emocional? En este artículo exploramos cómo la elección de ciertas dietas y comportamientos para perder peso puede influir en nuestro estado de ánimo, y por qué es fundamental adoptar un enfoque equilibrado que priorice tanto la salud física como la psicológica a la hora de cuidar nuestro peso.

Dietas y salud mental en la actualidad

En los últimos años, la preocupación por el peso y la figura ha crecido de manera exponencial en todo el mundo. Redes sociales, celebridades y campañas publicitarias promueven constantemente ideales de belleza difíciles de alcanzar, lo que lleva a millones de personas a buscar soluciones rápidas para adelgazar.

Paralelamente, la obesidad se ha convertido en un problema de salud pública, asociada a enfermedades crónicas como la diabetes o las afecciones cardiovasculares. Ante este panorama, las dietas y los programas de adelgazamiento han proliferado, prometiendo resultados rápidos y efectivos.

Sin embargo, esta obsesión por perder peso no está exenta de consecuencias. Diversos estudios han mostrado que la presión por cumplir con ciertos estándares físicos puede afectar la autoestima y el bienestar emocional. Además, la búsqueda constante de la “dieta perfecta” puede generar frustración, ansiedad y, en casos extremos, trastornos alimentarios.

Al mismo tiempo, los casos de depresión y otros problemas de salud mental han aumentado, especialmente entre jóvenes y mujeres. Por ello, es fundamental reflexionar sobre cómo los métodos elegidos para perder peso pueden influir en nuestra salud mental, y por qué es necesario un enfoque más consciente y equilibrado a la hora de cuidar nuestro cuerpo.

¿Cómo se ha investigado la relación entre dietas quemagrasas y depresión?

Para comprender mejor cómo los diferentes métodos para perder peso afectan la salud mental, un grupo de investigadores llevó a cabo un estudio exhaustivo utilizando datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), una de las encuestas más grandes y representativas sobre salud en Estados Unidos. El objetivo era analizar la relación entre las estrategias de adelgazamiento y la presencia de síntomas depresivos en la población adulta.

El estudio incluyó a 9,334 adultos no embarazados, de entre 20 y 79 años, que habían intentado perder peso en el último año. De este grupo, aproximadamente el 61% eran mujeres y la edad promedio era de 47 años. Los participantes respondieron preguntas detalladas sobre los métodos que emplearon para bajar de peso y completaron un cuestionario estandarizado que medía síntomas de depresión experimentados en las dos semanas previas.

Para analizar los resultados, los investigadores clasificaron las estrategias de pérdida de peso en dos categorías principales: métodos “protectores” y métodos “perjudiciales”. Entre los protectores se incluyeron acciones como hacer ejercicio, aumentar el consumo de frutas y verduras, y optar por alimentos bajos en calorías. Por el contrario, los métodos perjudiciales comprendían saltarse comidas, usar pastillas para adelgazar, recurrir a vómitos autoinducidos o laxantes, y consumir fórmulas líquidas para reemplazar comidas.

Mediante modelos estadísticos avanzados, el equipo evaluó cómo cada uno de estos comportamientos se relacionaba con los síntomas depresivos, teniendo en cuenta factores como edad, nivel educativo, ingresos, tabaquismo e índice de masa corporal. Así, lograron identificar patrones claros entre las distintas formas de intentar perder peso y el bienestar emocional de los participantes.

Principales hallazgos: ¿qué métodos protegen y cuáles perjudican?

Los resultados del estudio revelaron diferencias notables entre los efectos de los métodos saludables y perjudiciales para perder peso sobre la salud mental. Aquellas personas que optaron por estrategias protectoras, como el ejercicio regular, el aumento en el consumo de frutas y verduras, y la elección de alimentos bajos en calorías, mostraron una menor prevalencia de síntomas depresivos. Por ejemplo, quienes incorporaron el ejercicio a su rutina presentaron un 39% menos de probabilidad de experimentar depresión en comparación con quienes no lo hacían. De manera similar, aumentar la ingesta de frutas y verduras se asoció con una reducción del 22% en el riesgo de depresión.

En contraste, los métodos considerados perjudiciales mostraron una relación opuesta y preocupante. Saltarse comidas, una práctica común entre quienes buscan perder peso rápidamente, se asoció con un aumento del 71% en el riesgo de desarrollar síntomas depresivos. El uso de pastillas para adelgazar, vómitos autoinducidos o laxantes, y la sustitución de comidas por fórmulas líquidas también se relacionaron con una mayor probabilidad de depresión. De hecho, quienes recurrieron a métodos extremos como el vómito o el uso de laxantes duplicaron o incluso triplicaron las probabilidades de experimentar síntomas depresivos.

Otro hallazgo importante fue el efecto acumulativo de estas estrategias. Las personas que emplearon varios métodos saludables de manera simultánea tendieron a reportar menos síntomas de depresión, lo que sugiere que sumar hábitos positivos puede potenciar los beneficios para la salud mental. Por el contrario, quienes recurrieron a tres o más métodos perjudiciales presentaron casi el triple de riesgo de depresión en comparación con quienes no utilizaron ninguno.

Estos resultados subrayan la importancia de elegir estrategias de pérdida de peso que sean sostenibles y respetuosas con el cuerpo y la mente. No solo se trata de perder peso, sino de hacerlo de una manera que proteja el bienestar emocional. Los métodos extremos o poco saludables pueden parecer soluciones rápidas, pero a largo plazo pueden desencadenar o agravar problemas psicológicos, como la depresión, dificultando aún más el proceso de alcanzar un peso saludable y mantenerlo en el tiempo.

¿A quién afecta más? Diferencias demográficas

El impacto de las estrategias para perder peso no es igual para todas las personas; el estudio demostró que ciertos grupos demográficos son especialmente vulnerables a los efectos psicológicos de los diferentes métodos. Por ejemplo, las estrategias saludables, como el ejercicio y la mejora de la alimentación, resultaron particularmente beneficiosas para mujeres, personas con menor nivel educativo y quienes viven en situación de pobreza. Estos grupos, que ya presentan un mayor riesgo de sufrir depresión por factores sociales y económicos, pueden encontrar en los hábitos saludables una herramienta eficaz no solo para controlar su peso, sino también para proteger su bienestar emocional.

En cambio, los métodos perjudiciales mostraron una asociación más fuerte con síntomas depresivos en otros segmentos de la población. Los hombres, los jóvenes y las personas sin enfermedades crónicas fueron quienes experimentaron un mayor aumento en el riesgo de depresión al recurrir a estrategias extremas o poco saludables. Este hallazgo es especialmente relevante, ya que a menudo se piensa que las mujeres son las más afectadas por los problemas emocionales relacionados con la imagen corporal, pero los datos sugieren que los hombres y los jóvenes también pueden estar en riesgo, especialmente si optan por métodos inseguros.

Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de adaptar los mensajes y las intervenciones de salud pública a las características y necesidades de cada grupo. No existe una única solución válida para todos, y tanto los profesionales de la salud como los propios individuos deben considerar los riesgos y beneficios psicológicos de cada estrategia antes de elegir cómo abordar la pérdida de peso.

El impacto del fracaso: cuando la dieta no funciona

Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es el efecto negativo que tiene el fracaso en la pérdida de peso cuando se utilizan métodos extremos o poco saludables. Las personas que recurrieron a estrategias como saltarse comidas, tomar pastillas para adelgazar o provocarse el vómito, y que además no lograron perder peso, reportaron niveles significativamente más altos de síntomas depresivos. Esta combinación de esfuerzo, sacrificio y falta de resultados puede generar una profunda frustración, sentimientos de culpa y una percepción de fracaso personal.

El daño emocional no proviene solo de los métodos utilizados, sino también de la expectativa incumplida. Cuando alguien pone su esperanza en una dieta drástica y no ve los resultados esperados, el impacto psicológico puede ser devastador. Esto puede llevar a un círculo vicioso: cuanto más fracasa una persona en perder peso con métodos poco saludables, mayor es su malestar emocional, lo que a su vez puede dificultar aún más la adopción de hábitos positivos y sostenibles.

Por eso, es fundamental entender que el éxito en la pérdida de peso no debe medirse únicamente por los kilos perdidos, sino también por el bienestar mental y emocional que acompaña al proceso. Elegir métodos saludables y realistas es clave para evitar daños psicológicos a largo plazo.

En conclusión, la manera en que intentamos perder peso influye directamente en nuestra salud mental. Optar por métodos saludables, como el ejercicio y una alimentación equilibrada, protege nuestro bienestar emocional, mientras que las estrategias extremas aumentan el riesgo de depresión. Es fundamental priorizar enfoques sostenibles y buscar apoyo profesional para cuidar tanto el cuerpo como la mente durante el proceso.

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  • Xu, H., Zhang, Z., & Wang, Y. (2025). Weight loss methods and risk of depression: Evidence from the NHANES 2005-2018 cohort. Journal of Affective Disorders.

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Javier Ares Arranz. (2025, abril 29). Así es como tu manera de intentar perder peso con la dieta puede llevarte a la depresión. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/manera-intentar-perder-peso-con-la-dieta-puede-llevarte-a-la-depresion

Psicólogo

Madrid
Terapia online

Psicólogo General Sanitario con diferentes estudios de posgrado que avalan su especialización en Terapia Cognitivo Conductual y técnicas de Tercera Generación para el tratamiento de la depresión, los trastornos de ansiedad, terapia de pareja y habilidades sociales.

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