¿Por qué todos dicen que tengo que poner límites, pero nadie me dice cómo, o por qué es tan importante? Tampoco me avisaron que al poner límites me iba a sentir súper culpable. Vamos a entender -los límites- como el momento aquel en el que mi cuerpo me dice que es suficiente, por ejemplo: cuando he comido y me siento lleno debo hacerme caso, paro porque mi organismo me dice basta, ya tienes lo necesario
Sin embargo, si tengo problemas encontrando mis propios límites es probable que coma más de lo que realmente estoy necesitando, o a veces también menos. Mi cuerpo también me puede decir que es momento de parar de trabajar, pero si tengo problemas identificando mis límites, probablemente siga derecho y termine ese informe a las 10 pm.
No sé poner límites: ¿por qué me pasa esto?
Tienes dificultades para poner límites cuando estás en una mala relación de pareja y no logras irte, cuando los padres de tu novio quieren hacer todo por él, aunque eso incluya meterse continuamente en la relación o cuando el proceso de crianza de tu hijo se vuelve un tema familiar donde todos piensan que pueden hablar y comentar; la cuestión es que todo eso pasa porque los demás saben que pueden hacerlo y es porque tus acciones demuestran que no hay márgenes para relacionarse contigo.
Probablemente acá entra la pregunta de ¿por qué me pasa esto? Las respuestas siempre están en los primeros años de vida, en la infancia y en el tipo de relación que tuviste con tu familia o cuidadores, revisemos qué pudo haber ocurrido. Te voy narrando algunas situaciones que inciden en la ausencia de límites.
1. Maltratos en la infancia
Si fuiste víctima de maltrato por parte de tus cuidadores, tanto físico como verbal es probable que tengas problemas para establecer límites ya que las malas palabras en la infancia, aunque no generan contacto físico pueden romper la barrera natural que ese niño tenía y que ya no sabe poner, lo mismo sucede con todas las formas de abuso: sexual, psicológico, etc.
2. Viviendo con la culpa
La culpa. Tú sabes que muchos padres son expertos inculcando culpa a sus hijos, algunos lo hacen conscientemente, otros no se dan cuenta del daño que pueden ejercer, cuando hablo de culpa me refiero a que llevan al niño o adolescente a hacer lo que ellos quieren ubicándose en un papel de víctimas, básicamente negocian el amor a través del diálogo lo que hace entender al niño que si quiere sentirse amado solo podrá acceder al afecto a través de su propia anulación, si de niño tuviste esta forma de relacionarte con padres o cuidadores seguro que la tienes ahora con amigos o pareja.
3. Una familia inestable
Vienes de una familia amalgamada, como el nombre bien nos indica, quiere decir que creciste en una familia donde están fusionados, no se entiende muy bien quién ocupa qué rol o actividad, las relaciones familiares son supremamente fuertes en detrimento de la maduración individual y autonomía de sus miembros, son familias donde todos tienen que ver en la vida de todos, se hacen comentarios de las decisiones de otras personas y se perdona todo lo que pase al interior de la familia por el simple hecho de que son familiares, bueno… casi todo, porque para estas familias la peor traición tiene que ver con el establecimiento de límites, decir que no vas a ir al bautizo del nuevo sobrino, es considerado una falta atroz a la dinámica que mueve esa familia o sistema, ya te podrás imaginar que creciendo en este tipo de familia, y cuando tienes varias caras juzgando tus conductas o esperando cosas muy específicas de ti, se hace muy difícil decir que no.
Conclusiones
Te he comentado tres situaciones que pueden influir en la ausencia de límites, sin embargo, es casi seguro que en un proceso terapéutico podamos encontrar otras experiencias que afectan esta capacidad para tomar las riendas de tu vida. Acuérdate que construimos a través del conocimiento y hay muchos espacios de nosotros que no conocemos, no queremos ver, o no estamos listos para aceptar, por eso, tómate un tiempo para digerir las experiencias que te comenté y pensar en tu propia historia.