¿Qué tal llevas cuidar de ti misma en los tiempos que llevamos? Con los ritmos acelerados de nuestra sociedad, el autocuidado ha pasado a segundo plano puesto que en muchos casos, no se le presta la atención que merece. El día a día nos agota física y mentalmente, sin embargo, no nos dedicamos el suficiente y necesario tiempo para nosotras mismas. De hecho, a muchas personas les parece algo casi imposible el poder crear una rutina de autocuidado dentro de su vida, sin embargo, por mínimo que sea, es imprescindible priorizarlo.
Consideramos que el autocuidado es algo opcional, como si pudiéramos aplazarlo constantemente hasta que encontremos un hueco en la agenda. El problema está en que, normalmente, somos lo último en una lista interminable de tareas y por consiguiente, terminamos olvidándonos. Ahora bien, está claro que sólo podemos mantener esto un tiempo hasta que nos pase factura.
Existen algunas señales clave para detectar una falta de rutina de autocuidado psicológico tales como agotamiento emocional, malestar físico, apatía, insatisfacción vital, falta de motivación y de concentración, problemas en las relaciones personales… Con el objetivo de evitar estas sensaciones tan incómodas, en el artículo de hoy analizaremos las claves para poder llevar un autocuidado satisfactorio que te lleve a un bienestar integral.
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¿Qué es el autocuidado?
El autocuidado o cuidado de sí mismo hace referencia a la capacidad de prestar atención a lo que nos sucede, a lo que pensamos y a lo que sentimos, a sabernos validar y proteger, en definitiva, a lograr un estado de bienestar físico y psicológico. En esta línea, es importante conocer los diferentes tipos de autocuidado:
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Autocuidado emocional. Fijarnos en nuestras emociones. Las negativas sirven para alertarnos de que hay algún aspecto o factor en nuestra vida que no funciona como debería. Por tanto, cuidar de nuestra salud emocional implica aprender a expresar y gestionar de una forma adecuada estas emociones.
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Autocuidado físico. Prestarle atención a nuestro cuerpo es un aspecto clave. Realizar ejercicio de forma regular, descansar, comer de forma saludable, realizar la visitas médicas necesarias, abandonar ciertos hábitos que no aportan nada beneficioso, etc.
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Autocuidado intelectual. No solo debemos ejercitar nuestro cuerpo, sino también nuestra mente. Es importante estimular nuestro cerebro mediante el pensamiento crítico y la creatividad.
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Autocuidado espiritual. Hace referencia a crear una conexión profunda con nuestros valores y con lo que realmente nos importa.
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Autocuidado social. Como somos seres sociales, los vínculos con otras personas es completamente fundamental para nuestro bienestar. Por tanto, es de suma importancia cuidar de nuestra red social para así poder construir relaciones saludables y duraderas.
¿Cómo aplicar una rutina de autocuidado?
Ahora que conoces la teoría, puede que te estés preguntando qué puedes hacer para conseguir una rutina diaria de autocuidado. Bien, lamentamos decirte que no existe una receta infalible para todo el mundo. Por ello, es importante que encontremos un equilibrio basándonos en nuestras preferencias, circunstancias y entorno en el que vivimos. Dicho de otra forma, para que la rutina funcione, debe adaptarse a nosotros y no al revés.
El primer paso sería tener claro y definidos nuestros objetivos. Debemos preguntarnos qué necesitamos, que nos gustaría conseguir, y en definitiva, qué cambios dependen de nosotros y cuáles no a la hora de empezar a cuidarnos. Veamos cómo hacerlo.
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Saca tiempo para ti misma todos los días. No hay excusas, es obligatorio. Ya sea un momento por la mañana antes de que las personas de tu casa se despierten o por lo contrario, cuando todo el mundo se haya ido a dormir, dedícate un ratito para ti.
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Bebe agua nada más levantarte. Comienza la mañana con un gran vaso de agua. Ten en cuenta que nos deshidratamos cuando dormimos después de tantas horas sin beber y por tanto, este pequeño gran paso ayuda mucho.
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Desayuna. No es una opción saltarse el desayuno. De hecho, es muy importante desayunar todos los días. Incluye frutas y frutos secos en tu desayuno. Es una forma muy buena de empezar el día cuidándose a uno mismo.
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Practica ejercicio físico todos los días. El sedentarismo que tenemos en nuestro día a día es todo lo contrario a una buena rutina de autocuidado. Ya sea ir al gimnasio, a bailar o a caminar, prioriza una media hora al día para moverte.
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Practica la meditación. La meditación no toma mucho tiempo, es más, con unos minutos al día bastan. Hay diversas investigaciones que avalan que meditar mantiene la mente en calma y ayuda a afrontar el día a día con una actitud positiva.
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Ritual de cuidado. Píntate las uñas, depílate, lavate la cara, hazte un masaje, comprate aquello que te gusta, ponte mascarilla en el pelo, etc. Cuidarse no tiene que ser costoso. Con pequeñas cosas que te hagan feliz, basta. Lo más importante es que te dediques un tiempo, te mimes y te cuides.
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Organízate los domingos. Dedica un rato este día a organizar el resto de la semana. Con esto conseguirás estar más descargada y planificada. Por tanto, conseguirás estar más tranquila y con más herramientas para afrontar el día a día.
La culpabilidad
Resulta importante resaltar un aspecto importante que suele aparecer en este proceso al comenzar una rutina de autocuidado. Cuando decidimos dedicarnos un espacio y un tiempo, muchas veces florecen sentimientos negativos, y el más común es la culpa. Por una parte, sentimos que estamos perdiendo el tiempo, o que podemos aprovecharlo mejor en vez de estar cuidando de nosotras mismas.
Por otro lado, también suele ocurrir que nos sentimos culpables al anteponer nuestras necesidades ante las de los demás. Esto último tiene mucho que ver con la educación recibida, ya que nos han enseñado a satisfacer constantemente las necesidades de los demás, pero no las nuestras.
Para poder apartarnos de este sentimiento desagradable, es crucial que tengamos en cuenta que nadie va a cuidar de nosotras mismas si no lo hacemos nosotras. No estamos siendo egoístas por preferir hacer algo que nos guste a nosotras en vez de a una tercera persona.
Recuerda que está bien tomarse un tiempo para una misma. Al fin y al cabo, cuidarnos es un signo de respeto y de cariño que nos aporta seguridad, aumenta nuestra autoestima y en definitiva, mejora nuestra salud física y mental.