Cuando una persona tiene un comportamiento agresivo, es habitual sentir miedo e incertidumbre porque su forma de actuar es imprevisible. Y no es fácil saber cómo responder con tranquilidad en un momento de dudas o intensidad emocional. No es posible ofrecer un plan de acción generalizado para resolver cualquier pregunta al respecto.
Cómo actuar ante una persona agresiva: 5 consejos
Aquello que resulta más conveniente o adecuado también depende del contexto en el que se desarrolla la situación y de las condiciones específicas del caso. Pero sí es muy importante que intentes mantener cierta calma interior para mostrar este autocontrol a nivel externo. Para ello, puedes centrarte en tres pilares principales: utiliza un tono de voz pausado, conecta con tu respiración y acompaña tus emociones. A continuación, te damos otras sugerencias para actuar ante una persona agresiva.
1. No intentes hacerle cambiar de opinión
Si la persona está teniendo una respuesta agresiva, no se encuentra en disposición de hablar sobre un asunto para llegar a un entendimiento. En ese caso, es recomendable esperar a que se tranquilice poco a poco. A nivel interno, no justifiques un comportamiento inadecuado, especialmente, si produce un efecto negativo en ti. Sí conviene tener en cuenta que, en circunstancias concretas, existen reacciones que pueden estar conectadas con otros factores como el sufrimiento.
Si conoces la historia de esa persona, y el momento que está atravesando, tienes más información para saber si esa respuesta es habitual o, por el contrario, es una situación puntual y pasajera que está relacionada con un estado de ánimo.
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2. Escucha con atención
En una situación de este tipo es importante no responder a la otra persona con un tono de voz elevado. Por el contrario, la escucha atenta puede tener una función positiva en este contexto: mientras exterioriza su realidad, encuentra el espacio que busca para hablar de sí mismo. Es una observación que puedes valorar, sin embargo, cada circunstancia es diferente. Por ello, es aconsejable que además de atender sus palabras, observes su lenguaje corporal: sus movimientos, sus cambios de postura, sus expresiones y sus manos.
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3. No cedas: mantén una comunicación asertiva
En aquellos casos en los que la agresividad se manifiesta a nivel verbal, conviene no ceder ante el chantaje o la manipulación. En ese caso, es esencial que mantengas la tranquilidad, pero sin renunciar a tu punto de vista (establece tus propios límites). No te justifiques constantemente ni des rodeos para intentar que el otro comprenda tu posición. Transmite un mensaje claro, amable, breve, sencillo y asertivo. Y repítelo en más de una ocasión si la situación lo requiere, es decir, si el otro insiste para hacerte cambiar de criterio. Puedes modificar la idea principal con palabras similares si reformulas la frase original.
Mientras que el interlocutor adopta un estilo de comunicación agresivo, es aconsejable que tú mantengas una posición asertiva. Es adecuado que no entres en una dinámica que gira en torno a reproches, comentarios despectivos y ataques personales. Existen pequeños gestos que puedes aplicar para mostrar que le tienes en cuenta o que te pones en su lugar. Por ejemplo, utiliza su nombre durante la conversación. Por otra parte, respeta el espacio individual del interlocutor (porque la comunicación también se desarrolla por medio del lenguaje no verbal y la proxémica). Por esta razón, también es recomendable que protejas tu propio espacio personal.
4. Marca una distancia
El riesgo de las reacciones agresivas que se perciben en personas cercanas es llegar a justificar o quitar importancia a una dinámica negativa. La agresividad también se muestra en un estilo de comunicación que no tiene en cuenta los sentimientos o el momento personal del interlocutor.
La distancia puede aplicarse a distintos niveles. Por ejemplo, si te encuentras en el mismo lugar que la otra persona, tal vez haya algún instante en el que puedas observar la situación con más distancia a nivel emocional. En otros casos, conviene reducir el contacto con esa persona o, incluso, evitarlo.
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5. Pide ayuda si existe algún peligro
Hay diferentes niveles de agresividad y distintas formas de exteriorizar la rabia, el enfado o la frustración. Conviene tener un cuidado especial con aquellas situaciones que pueden suponer una amenaza potencial y un riesgo añadido para el bienestar personal. Es esencial pedir ayuda si se percibe algún peligro o una señal de alarma. También es posible pedir ayuda después de haber vivido una situación difícil para entender mejor el alcance de lo sucedido, tener una visión externa al proceso y descubrir nuevas herramientas para afrontar otros momentos complejos.
Dra. Iratxe López Psicología
Dra. Iratxe López Psicología
Psicóloga Clínica
Por otra parte, es aconsejable buscar asesoramiento especializado al identificar los primeros indicios de una comunicación agresiva. Es decir, es recomendable no esperar a que el comportamiento del otro sea todavía más negativo a largo plazo.