El proceso de independizarse para ir a vivir a un hogar diferente al de los padres es uno de los cambios más drásticos que pueden llegar a producirse a lo largo de la vida, y por eso hay que saber gestionarlo.
No todo es trasladar nuestras pertenencias a un luego lugar y empezar a vivir allí; hay que tener en cuenta pasos intermedios que, si son ignorados, nos pueden complicar la vida.
Breve guía para independizarse sin problemas
A continuación puedes ver cuáles son estas etapas de la evolución que supone independizarse exitosamente.
1. Reflexiona sobre lo que realmente te interesa
Puede que a la hora de independizarte de casa tengas una idea estereotípica acerca de cómo debe realizarse este proceso. Esto no es malo de por sí: todos tenemos una manera de imaginar el "concepto puro" de las cosas, y lo mismo pasa con la idea de irse a vivir a otro lugar. Sin embargo, es conveniente que reflexiones acerca de si no estarás siguiendo demasiado al pie de la letra lo que crees que es independizarse, en vez de prestar atención a otras alternativas perfectamente válidas.
Por ejemplo, a lo mejor das por supuesto que el modo real de independizarse es irse a vivir a un lugar céntrico de una ciudad más grande, cuando en realidad la opción de irse a vivir a una casa aislada en mitad de la naturaleza resulta más viable económicamente.
2. Asegúrate de tener los medios para independizarte
No es necesario independizarse a toda costa si aún no se dispone de los medios necesarios para hacerlo. Es por eso que antes de dar este paso merece la pena revisar la situación económica en la que se está y hacer un cálculo pesimista sobre cómo pueden transcurrir los primeros meses en una casa nueva, para evitar sorpresas desagradables.
3. Comunícate bien con tus padres
Cuando los hijos se van de casa, es muy frecuente que en el hogar de los padres aparezca el llamado síndrome del nido vacío: un estado de melancolía, tristeza y aburrimiento que muchas veces está relacionado con un empeoramiento de la autoestima de los progenitores. Claro que hay distintos niveles de intensidad en el que este síndrome puede aparecer (si aparece), pero nunca está de más poner de nuestra parte para prevenir sus efectos o amortiguar este golpe emocional allí donde se da.
Para eso es bueno hablar sobre esta nueva situación con las personas que nos han cuidado durante años, con el fin de que no vean este cambio como un signo de que su utilidad ha llegado a su fin.
4. Infórmate sobre los aspectos técnicos de vivir fuera
Es necesario estar al corriente sobre los requerimientos burocráticos y técnicos necesarios para vivir en un piso de manera legal. Esta es otra de esas medidas para evitar sorpresas desagradables a última hora.
5. Ten en cuenta tus necesidades de trabajo
Si trabajas a través de Internet te puede valer casi cualquier vivienda con una buena conexión a la red, pero de no ser así tu espacio laboral (y las perspectivas que te ofrece) debería ser uno de los aspecto a tener en cuenta a la hora de seleccionar un nuevo lugar en el que vivir. Recuerda que lo que pagues por el alquiler ha de cuadrar con tu sueldo y que en estas situaciones es contraproducente tener perspectivas optimistas acerca de posibles aumentos de sueldo o ascensos: trabaja sobre seguro, ya que muchas veces nuestras expectativas y deseos se mezclan con nuestra capacidad para prever futuros escenarios de manera realista.
6. Busca casa o piso... pero con precaución
Con la oferta de viviendas y alquileres por Internet también han aparecido muchas nuevas maneras de engañar a incautos haciendo que paguen por adelantado para terminar sin piso o con uno hecho una ruina. ¡Mucha precaución!
7. Conoce a tus nuevos compañeros de piso
Si te mueves a un piso compartido, es bueno conocer, aunque sea superficialmente, a las personas que compartirán espacio contigo. Aspectos como el oren, la higiene, los hábitos relacionados con el ruido y el cuidado de mascotas pueden marcar la diferencia entre contar con un lugar de reposo y tener un frente de guerra abierto constantemente.
8. Planifica nuevas rutinas
Independizarse significa casi siempre verse involucrado en una situación en la que parte de nuestros hábitos ya no sirven. Por ejemplo, si hasta el momento otros nos preparaban la comida, ahora somos nosotros quienes debemos cocinar, y si no se prevé esta situación lo más probable es que terminemos yendo por el camino más fácil: un horario desestructurado en el que estamos comiendo constantemente y un menú consistente en productos envasados, bollería y dulces.
La solución par adaptarnos a este cambio sin reducir nuestra esperanza de vida es obligarse a uno mismo a seguir un nuevo horario cada día para que de este modo estas nuevas reglas de juego lleguen a transformarse en hábitos saludables.
9. Conoce los mercados y tiendas locales
Una vez asentados en la nueva vivienda, explorar los alrededores en profundidad para ver qué tipo de productos o servicios podemos comprar sin tener que caminar mucho es clave para ahorrar tiempo, dinero y esfuerzos. Independizarse no es solo vivir en otro piso, es también estar bien integrados en otra red de comercios. A fin de cuentas, aquello a lo que llamamos hogar no tiene por qué terminar en la puerta de entrada de nuestra casa.
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