A veces nos suceden cosas buenas o incluso fantásticas. Obtenemos un aumento, un nuevo trabajo o por fin a nuestra empresa le va bien, tenemos una relación estable y sana o las cosas en nuestra vida finalmente están “encajando”, y sin embargo sentimos que “algo no está bien”.
Es como si cuando todo parece ir en orden crece dentro de nosotros un vacío, miedo, ansiedad. ¿Por qué pasa esto? ¿¡No es una locura?!
¿Por qué algunas personas no son capaces de sentir felicidad?
Para comprender esta problemática que afecta a tantas personas, veamos un ejemplo en concreto.
Miguel, del éxito al fracaso en poco tiempo
Miguel es una persona que trabaja en el área ventas y le va bastante bien. Ha trabajado duro y se ha esforzado en vender más y atender de forma extraordinaria a sus clientes. Un buen día, en la cena de gala anual su jefe decide nombrarlo el vendedor del año, con un nuevo puesto y un excelente bono. Nunca había llegado tan alto en su carrera.
Miguel se sintió totalmente feliz y agradecido por el reconocimiento, sin embargo poco tiempo después reaccionó negativamente. Empezó a llegar tarde al trabajo, comenzó a tener jaquecas y dolor de espalda sin razón aparente. Decidió delegar las tareas que mejor hacía a sus subordinados y a descuidar a sus clientes. Su rendimiento estaba bajando y sus evaluaciones ya no eran tan positivas como antes. Su jefe notó el cambio y se lo hizo ver. Miguel sintió que éste le había criticado fuertemente y se sintió resentido. Pronto se dejó llevar por una espiral negativa de bajo rendimiento, frustración y auto crítica. Comenzó a dudar de sus capacidades como vendedor y se preguntó si se merecía su puesto. Después de haber logrado lo que tanto quería, parecía que estaba auto saboteando cada paso. ¿Por qué no podía solamente aceptar el puesto y sentirse satisfecho?
Cuando las buenas noticias no son tan buenas…
De hecho, este comportamiento tiene una explicación psicológica. Todos nosotros nos formamos un concepto de lo que somos, sin embargo por numerosas razones (experiencias, crianza, defensas) tenemos áreas en las que nos evaluamos negativamente. En vez de cambiar este concepto negativo de nosotros mismos, nos adaptamos inconscientemente a éste y creamos un cierto equilibrio alrededor, como un termostato que se regula siempre a la misma temperatura. Es nuestro ecosistema personal.
Cuando recibimos mucho amor, reconocimiento y admiración que contradice nuestro equilibrio psicológico y emocional nos sentimos ansiosos, ya que todo esto reta el concepto negativo de nosotros mismos. La ansiedad o miedo de “no dar la talla” o de sentirnos fuera de lugar se convierte en hostilidad para manipular las circunstancias o alejar a los demás, distanciándonos de esa “subida de temperatura”, es decir, el amor, admiración o reconocimiento.
Un mecanismo de defensa que puede sabotear nuestra alegría
A esto se le llama pseudo-agresión. La pseudo-agresión es un tipo de ira que es utilizada para provocar rechazo y crear distancia en los demás para restaurar el equilibrio psicológico.
Experiencias inusualmente positivas a veces desencadenan profunda tristeza y otras emociones dolorosas que a su vez desencadenan en ira y hostilidad. Sospecho que la leyenda que afirma que la gente que gana la lotería suele ser más infeliz que antes tiene que ver con esto mismo.
Regresando a Miguel y sus dificultades
Un buen amigo de Miguel, de forma muy perceptiva le advirtió que todo este torbellino de frustración, mal desempeño y resentimiento contra su jefe parecía venir de la promoción y el bono ganado pocos meses antes.
A Miguel le hizo sentido esta reflexión: desde que había ganado el premio sentía que había algo en él que no se lo merecía, temía que toda la admiración de su jefe se desvaneciera si su rendimiento descendía y se sentía incómodo con la nueva fuente de atención y elogios. Sin embargo, el entender el origen de su reacción negativa le hizo gradualmente dar marcha atrás el rumbo hacia el fracaso laboral. Comenzó a darse cuenta que el jefe no estaba en su contra, que los clientes eran los mismos y que inadvertidamente había descuidado su trabajo. Empezó a crecer y a adaptarse a su nuevo concepto y “ecosistema” en vez de a encogerse para ser enviado al mundo donde se encontraba acondicionado.
Comparte con nosotros: ¿Algún buen cambio en tu vida ha sido fuente de desequilibrio en tu “ecosistema”? ¿Cómo te has sentido y qué has hecho para ajustarte?