Las 14 mejores dinámicas de resolución de conflictos

Varias dinámicas de resolución de conflictos recomendadas para aplicar en grupos.

Dinámicas de resolución de conflictos

Las dinámicas de resolución de conflictos plantean situaciones en las que o bien se presenta un conflicto real o bien uno imaginario. Sea cual sea, los participantes deben encontrar una solución, ya sea por medio de la reflexión o debatiendo y cooperando.

Estas actividades suelen ser muy divertidas, implicando juegos que calman la situación generada por un conflicto grupal o que preparan a los participantes a hacerle frente a situaciones tensas en un futuro.

A continuación veremos diferentes dinámicas de resolución de conflictos, aptas para todas las edades, con materiales relativamente fáciles de realizar y eficaces a la hora de arreglar situaciones problemáticas entre personas.

14 dinámicas de resolución de conflictos recomendadas

Estas son dinámicas de resolución de conflictos recomendadas para aplicar con grupos de personas, aptas para todas las edades, fáciles de llevar a cabo y con material muy asequible.

1. Robar la bandera

El objetivo de esta dinámica de resolución de conflictos es desarrollar una mejor capacidad de toma de decisiones en equipo, además de hacer ver a los participantes de la necesidad de cooperar.

El tiempo que se demora esta actividad puede ser muy variable, no habiendo límite. El tamaño del grupo puede rondar en torno a los 25 miembros y se requerirá de un espacio más o menos amplio. De material se necesitará algo que simule una bandera, como una pica fijada en un cono.

Pasos a seguir

El juego empieza formando dos grupos antagonistas: el de los policías y el de los ladrones. Se coloca la bandera en el interior del campo de los policías, bandera la cual los ladrones tienen que conseguir.

La idea es que los ladrones consigan robar la bandera y llevarla a su campo, pero sin que sean interceptados por la policía. Si uno es interceptado, el ladrón va a la cárcel y la bandera vuelve a su sitio.

Aunque simple, con esta actividad se puede conseguir que los grupos planeen estrategias para evitar que el contrario les gane, cooperando y distrayendo a los rivales.

2. Pirañas en el río

La idea de esta actividad es salir airosos tras resolver una solución conflictiva, promoviendo la cooperación y la ayuda entre los miembros del grupo.

Se necesitan apenas unos 20 minutos dado que se trabaja con un grupo mediano, de como mucho 15 personas. Se requiere un espacio amplio, preferiblemente uno exterior. Vamos a necesitar tela, tizas, libros u otros objetos.

Pasos a seguir

El dinamizador explica que se tiene que atravesar el río sin salirse de él, que está delimitado por la tela, la tiza o cualquier otro objeto que se haya podido encontrar. Además, tienen que transportar, de un lado a otro, una serie de objetos, uno en el camino de ida y otro, diferente, a la vuelta. Cada persona se le asignará un objeto, que no puede ser llevado por los demás compañeros.

Quien se salga del camino deberá comenzar, bien desde el principio, la actividad. La actividad acabará cuando todos los participantes hayan realizado su camino de ida y vuelta.

Al finalizar, se dejará un tiempo para debatir cómo ha ido la actividad, qué estrategias se han elaborado para que todos pudieran transportar las cosas satisfactoriamente, qué objetos han costado más de transportar y cuáles más difíciles.

3. Inflarse como globos

El objetivo de esta actividad es aprender a calmarse ante una situación de conflicto.

Se requerirá como mucho de 15 minutos para llevarla a cabo, y se puede realizar con grupos de tamaños muy variados. El espacio deberá ser lo suficientemente amplio como para que los participantes puedan formar un círculo.

Pasos a seguir

El dinamizador inicia la actividad explicando que, cuando nos encontramos en una situación conflictiva, esto nos produce una reacción emocional y, también, fisiológica. La explicación debe adaptarse al nivel y edad de los participantes.

Después de esta explicación se les dice que vamos a inflarnos como globos. Primero, se tomarán respiraciones profundas, estando de pie y con los ojos cerrados. A medida que se vayan llenando los pulmones de aire, irán levantando los brazos. Este paso se repite varias veces, las suficientes para que todos hayan aprendido a hacer el ejercicio correctamente.

Después, sueltan el aire y comienzan a hacer como que se arrugan como globos, desinflándose hasta caer en el suelo. Se repite este ejercicio varias veces.

Cuando hayan pasado unos cuantos minutos y se hayan relajado, se les preguntan si creen que pueden realizar estos ejercicios cuando estén enfadados.

Puede parecer una actividad ideal para niños, que lo es, pero también sirve para adultos con problemas de control de la ira.

4. Barreras a la solución

Con esta actividad se pretende enseñar a los participantes resolver un problema, además de medir las capacidades del grupo ante una situación problemática y describir alternativas para encontrar la solución.

Dura aproximadamente una hora y se puede hacer en grupos de entre 15 o 20 miembros. Será un espacio amplio y como material basta con tener una pizarra, hojas de papel y bolígrafos.

Pasos a seguir

Se da una hoja de papel a cada miembro del grupo para que escriba el problema que haya detectado recientemente. Se doblan las hojas y se guardan en una bolsa.

Por orden, cada participante irá sacando una hoja de la bolsa y la leerá en voz alta, mientras que otro miembro del grupo irá anotando lo que se haya dicho en la pizarra. Una vez apuntados todos los problemas, se elige uno para resolver por votación.

Una vez elegido el tema, se debate qué ha pasado y, debajo del tema elegido, en la pizarra, se dibujan dos columnas. En una se apuntan las fuerzas funcionales, esto es, ventajas o aspectos positivos de la cuestión debatida, mientras que en la otra se apuntarán las fuerzas disfuncionales, es decir, desventajas o aspectos negativos.

Una vez observado todo esto, se deliberará sobre la plausibilidad del problema en sí, si se puede reformular en algo productivo de cara al grupo o si es una cuestión que se debe solucionar de forma pacífica por medio de otras actividades.

5. El árbitro

El objetivo de esta actividad es resolver una situación conflictiva entre todos los miembros del grupo a la par que se promueve el entendimiento y la empatía.

Se requieren unos 40 minutos para hacer esta actividad, ya que se trabaja con grupos grandes de 20 a 30 personas. Es especialmente útil en el aula, y se puede hacer en la clase misma. Se necesitarán pizarra, bolígrafo y papeles.

Pasos a seguir

Esta actividad es ideal realizarla cuando se ha dado una situación problemática en el aula, que afecta al desarrollo del grupo. El profesor plantea la situación en la clase, que se va a tratar de resolver de manera conjunta.

Una de las personas implicadas va exponiendo la situación. Si es necesario, se va tomando nota de los hechos y las personas que han estado involucradas en la pizarra para poder retomar, posteriormente, esos puntos.

A medida que vayan saliendo nombres el profesor tendrá que promover que las personas involucradas intervengan y expliquen su punto de vista. La idea es que de forma conjunta y a partir de las diferentes opiniones y testimonios se llegue a una solución.

Cabe destacar que aquí el profesor, o el dinamizador que pertoque, juega un importante papel, dado que tiene que dirigir el debate y fomentar la participación de todo el grupo, o al menos de quienes se han visto implicados en el incidente.

6. Juego de roles

Esta dinámica de resolución de conflictos tiene como objetivo el representar una situación, real o hipotética, a la vez que se desarrolla la empatía.

Se necesitarán unos 30 minutos para llevarla a cabo, y se puede trabajar con un grupo de 20 personas. El lugar deberá ser lo suficientemente amplio como para poder recrear la situación en cuestión o, si no se requiere mucho movimiento, un lugar en el que se puedan sentarse en círculo.

Pasos a seguir

El dinamizador planteará la situación conflictiva, sea una que haya pasado en el grupo realmente o una de imaginaria.

Si el tamaño del grupo es grande y no hay muchas personas involucradas en la situación real, se pedirá que se presenten algunas voluntarias.

La idea es que las personas voluntarias tendrán que cambiar de rol, pero antes se les darán unos minutos para que conozcan a la persona que van a interpretar y ponerse en su papel. Lo ideal es que el dinamizador les haya dado las características del personaje a interpretar, de forma oral o escrita.

Estos voluntarios interpretan su papel, mientras que el resto de compañeros prestan atención y se fijan en qué hacen. Cuando ha terminado, se procede a debatir entre quienes han cambiado de rol y quienes no, para llegar a un acuerdo en común.

7. Motivación personal

El objetivo de esta dinámica es la de demostrar que cada persona tiene motivaciones diferentes a las de los demás, además de aprender a comprender la opinión de los demás, aunque no coincida con la de uno mismo.

Esta actividad dura unos 40 minutos, y se puede hacer en grupos de tamaño medio, pudiendo llegar hasta 30 personas. Se necesita un lugar amplio en el que se puedan formar dos círculos concéntricos.

Pasos a seguir

El dinamizador pedirá que se presenten como voluntarios 6 0 7 personas para realizar la actividad. Para poder seguir este paso, es necesario que el grupo esté motivado lo suficiente como para poder presentarse de forma voluntaria.

Se les pide que se sienten formando un círculo, de tal manera que se puedan ver las caras. A continuación, el resto de compañeros formarán otro círculo alrededor de ellos.

El encargado de la actividad introducirá una cuestión a debatir. Debe ser una situación conflictiva que, o bien haya pasado en el grupo y que haya generado tensión o, también, una situación imaginaria pero que no deje indiferente a nadie.

Las personas voluntarias, es decir, las que forman el círculo interno, debatirán sobre esta cuestión. Una vez hayan acabado de debatir los voluntarios, se procederá a un gran debate con todo el grupo en su conjunto.

Es muy importante que en el transcurso del debate el dinamizador lo conduzca de la forma adecuada, evitando que no se cambie de tema ni que haya violencia.

Llegados a este punto se analizarán las siguientes cuestiones. La primera, el por qué las personas voluntarias se ofrecieron para salir y el resto no. Se les pregunta cuál era su motivación de cara a la actividad.

La segunda es preguntarles qué han sentido al ver que su opinión no coincidía con el resto de compañeros. Es muy importante fijarse si ha habido respeto entre las opiniones, si han empatizado, si alguien ha cambiado su punto de vista en el transcurso de la actividad...

8. Fantasía de un conflicto

El objetivo de esta actividad es que cada persona exprese su propia forma de resolver un conflicto, identificando estrategias diferentes y elaborar un plan común. Para ello se necesitará que los implicados lleguen a buen puerto, negociando y respetándose.

La actividad dura unos 60 minutos con grupos de entre 20 y 25 personas. El lugar donde transcurra la actividad puede ser el aula de clase o un espacio en el que los participantes estén sentados y puedan apoyarse en algo para poder escribir. De materiales necesitarán hojas de papel y bolígrafos, además de una pizarra.

Pasos a seguir

Todas las personas se sentarán. A continuación, el encargado de la actividad les explicará la siguiente situación:

“Te encuentras caminando por la calle y ves, a lo lejos, a alguien que crees que conoces. Te das cuenta que esa persona es una persona con la que tienes muchos conflictos. A medida que os encontráis más cerca te pones más nervioso porque no sabes cómo reaccionar cuando te cruces con ella. Se te ocurren algunas alternativas… decide ahora cuál eliges y tómate unos minutos para recrear, en tu imaginación, qué es lo que pasaría".

Pasado un rato, el dinamizador vuelve con estas palabras:

“Ya ha pasado, esa persona se ha ido. ¿Qué sientes? ¿Está satisfecho con la manera que te has comportado?”

Se deja a los participantes unos 15 o 20 minutos para que reflexionen sobre las alternativas que consideraron para actuar, cuál escogieron, qué motivos les empujó a escogerla y cómo de satisfechos se sienten.

Se dejan algunos minutos para que, en grupos de 3 personas, discutan la actividad. Un participante de cada grupo actuará como portavoz de cara al debate del grupo completo.

9. El Sí y el No

Esta dinámica tiene por objetivo el promover el acercamiento entre diferentes posiciones sobre un tema y fomentar la flexibilidad de opiniones.

Se necesitarán unos 40 minutos para llevar a cabo esta actividad, y se trabajará con grupos de unas 30 personas. El espacio puede ser un aula o un lugar amplio en el que los participantes se puedan mover. De material se necesitarán dos cartulinas de tamaño grande, en las que en una esté escrito un “SÍ” y en la otra un “NO”.

Pasos a seguir

Las cartulinas del “SÍ” y “NO” se colocan en el aula, enfrentadas. Es muy importante que, para asegurarse de que haya libre circulación en el aula o en el espacio que pertoque, no hayan objetos de por enmedio.

Todos los participantes se colocan en el centro del espacio. El dinamizador dirá un afirmación y cada persona deberá irse a un punto del aula, en función de si están de acuerdo o no con la frase que se ha dicho.

Cuando las personas se encuentran ya situadas deberán decir, una a una, las motivaciones por las que se han ido al “SÍ” o al “NO”, argumentándolas.

El dinamizador vuelve a decir otra frase y los participantes vuelven a situarse en donde estén las cartulinas acorde con su punto de vista.

10. Tela de araña

Esta actividad tiene por objetivos resolver un conflicto de forma grupal, mientras se promueve la confianza y la cooperación entre los miembros del mismo.

La actividad toma unos 20 minutos de duración, y el grupo debe ser reducido, de unas 15 personas como máximo. La edad ideal con la que trabajar es a partir de los 12 años.

Es necesario que se haga al aire libre, en un lugar en donde hayan postes o árboles en donde poner la tela de araña, hecha con una cuerda lo suficientemente larga.

Pasos a seguir

Primero se explica al grupo en qué consiste la actividad, que es atravesar de un lado al otro de la tela de araña, sin tocarla ni moverla.

Cuando todos los miembros del grupo hayan podido pasar de un lado, se debatirá y analizará como se ha desarrollado la actividad. Es decir, se les preguntarán qué mecanismos de cooperación y ayuda han formado, cómo se han sentido a lo largo de la actividad, si creían que lo iban a lograr…

Para complicar un poco la actividad, se puede poner un tiempo límite para realizar la actividad, en función del número de miembros que tenga el grupo, o también decirles que tienen prohibido hablar, que se deben comunicar mediante gestos.

11. Da la vuelta a la sábana

El objetivo de esta dinámica es la de trabajar entre compañeros, colaborando. Además, el dinamizador pretenderá estimular la búsqueda de soluciones ante una situación conflictiva nueva.

El tiempo necesario para llevar a cabo esta actividad es de unos 45 minutos, aunque se trabaja con un grupo tirando a pequeño, de entre 10 y 15 personas. Se hará en un espacio amplio, preferiblemente al aire libre. Como su nombre indica, se necesitará de materia una sábana grande.

Pasos a seguir

El encargado de la actividad pondrá la sábana en el suelo y pedirá a todos los participantes que se coloquen encima de ella. Deberán ocupar la mitad del espacio.

Cuando estén colocados, se les explicará que entre todos deberán darle la vuelta a la sábana, sin que nadie se baje de la misma pero, tampoco, pisen el suelo.

Una vez transcurrida la acción, se promoverá un debate en el que se identifiquen las estrategias que han llevado a cabo los integrantes del grupo, cómo han llegado a girar la sábana, si han necesitado cambiar el plan original...

12. Mi mapa personal

Con esta dinámica de resolución de conflictos se pretende hacer que los participantes diferencien entre elementos subjetivos y personales que aparecen en el transcurso de una situación problemática, además de potenciar la creatividad.

Se requiere como mucho una hora y se puede trabajar con grupos de 30 personas. El lugar debe ser un espacio amplio. De material se necesitarán fotocopias, imágenes o fotos.

A cada participante se le da una hoja idéntica de una fotografía, recorte de periódico o cualquier imagen. A continuación se les pide que la observen y dibujen lo que les sugiere esa imagen.

Una vez todos lo hayan hecho en una hoja aparte, cada uno mostrará su dibujo, explicando que les ha movido a dibujarlo de esa forma. Mientras tanto, el dinamizador va apuntando las diferentes formas de ver esa fotografía que han tenido los participantes.

Después de que todos hayan explicado sus interpretaciones, se pasa a debatir y reflexionar los resultados, haciéndoles comprender que cada uno tiene su propia forma de ver las cosas.

13. El escuadrón

El objetivo de esta actividad es desarrollar la creatividad mientras se fomenta el trabajo en equipo y la comunicación intergrupal.

El tiempo es ilimitado y se puede trabajar con un grupo de 25 personas. El espacio debe ser amplio, y de materiales se necesitarán folios A4 y un aro de 50 cm de diámetro. Pasos a seguir:

Se formarán grupos de 3 a 5 personas y se les entregará los papeles. La idea es que tienen que usar esos papeles para hacer una nave o avión que, al lanzarla, consiga volar hasta atravesar un aro situado a una altura adecuada para la edad de los participantes.

Cada grupo supera la prueba si consigue que su nave atraviese el aro, teniendo tres intentos por cada grupo. Estos intentos no pueden ser consecutivos, es decir, toca un intento por grupo en cada turno, así se consigue que todos lleguen a participar.

14. Sillas cooperativas

Con esta dinámica se pretende fomentar la cooperación entre los miembros del grupo mientras están resolviendo una situación problemática de manera conjunta.

Se necesitan unos 20 minutos para hacer la actividad, trabajando con un grupo mediano de unas 15 personas, aunque se puede trabajar con grupos más grandes pero requiriendo un poco más de tiempo.

Como vamos a hacer un círculo grande de sillas vamos a necesitar un lugar amplio. En cuanto a los materiales, necesitamos una silla para cada participante, algún aparato para reproducir música y que esté puesta a suficiente volumen.

Pasos a seguir

La actividad en sí es una versión del clásico juego de la silla. Se colocarán las sillas formando un círculo con los asientos mirando hacia ellos, es decir, que se vean las caras.

Suena la música y, cuando se para, todos deberán sentarse. A la siguiente ronda se quita una silla, y vuelve a hacerse lo mismo que en la primera. Nadie puede quedarse de pie. Pero como faltan sillas siempre habrá alguien que se quedará de pie.

La gracia es que, como nadie se puede quedar de pie, tengan que debatir sobre quién se queda la codiciada silla libre. A medida que falten más sillas, más complicado será encontrar una solución entre todos. El juego termina cuando resulta imposible que todos se sienten.

Lo importante de la actividad es que todos se ayuden entre ellos, y que nadie resulte discriminado. La idea que pueden extraer de la dinámica es que da igual cómo seamos, todos podemos ser víctimas de alguna carencia.

Referencias bibliográficas:

  • Kreidler, W. J. (2017). La resolución creativa de conflictos. Recuperado de http://centroderecursos.educarchile.cl/bitstream/handle/20.500.12246/1157/201103.OEI%20La_resolucion_creativa_de_conflictos.pdf?sequence=1.

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