Mantener una amistad es una tarea que muchas personas pasan por alto. Especialmente si estos vínculos afectivos son asimétricos, es decir, una parte da mucho y no recibe tanto, es fácil que uno de los amigos se acostumbre a contar con las ventajas que otorga el hecho de ser “amigo de…”.
Así pues, nunca está de más recordar que es necesario mantener una amistad a través de pequeños actos del día a día. La amistad se demuestra con hechos.
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Cómo mantener una amistad sana y funcional
Hay quien asume que las amistades son como un título nobiliario: una etiqueta que, a no ser que algo vaya terriblemente mal, va a ser conservada de por vida. Sin embargo, esta creencia es totalmente falsa por un motivo muy simple: mantener una amistad no es algo que dependa de nosotros mismos y de nuestra existencia. Se trata de un vínculo emocional y afectivo que debe ser alimentado desde sus dos extremos y que, si no se cuida, con el tiempo se marchita.
Desafortunadamente, no todos tienen en cuenta esta idea, y dan por supuesto que siempre contarán con la amistad de quienes hoy ríen con sus bromas, comparten los momentos especiales y prestan su ayuda cuando resulta necesario.
Para esta clase de amigos, la amistad se perpetua a sí misma en el tiempo, como si no dependiese de los actos de las personas y tuviese entidad propia. Cuando se dan cuenta de que el tiempo ha desgastado este vínculo, ya es demasiado tarde, y sus intentos por reconstruir esa unión parecen fruto del interés y del oportunismo.
Por otro lado, saber que las amistades deben ser mantenidas no es algo que parta de la defensa de la moral, sino que parte más bien de los conocimientos más básicos de la psicología. Más allá de lo que opinemos o de lo que creamos que es bueno o malo, el hecho es que quien deja de tener alicientes para ser amigo o amiga de alguien, simplemente dedica menos tiempo y esfuerzo a esa persona, a no ser que toda la relación se haya basado en un vínculo de dependencia y por consiguiente no se trate de una amistad sino en una dinámica relacional tóxica. Teniendo en cuenta esto… ¿qué podemos hacer? A continuación repasaremos varios consejos para mantener una amistad.
1. Dedica tiempo periódicamente a esa persona.
Pase lo que pase, una amistad se demuestra dedicando momentos a compartir experiencias con esa persona. Se trata de una medida necesaria pero no suficiente, pues sobre ella debe construirse todo lo demás. De no ser así, es muy probable que no ocurra algún evento que enfrente a las dos personas, pero el hecho de que vayan pasando los meses y no se haya hablado hará que, por mucho que se tenga un buen recuerdo de ese amigo o amiga, llegue un punto en el que se deje de contar con su amistad.
Así pues, es bueno reservar ciertos momentos a conversar con ese amigo o amiga. Aunque no se encuentre cerca, las nuevas tecnologías permiten hablar de manera similar a lo que ocurriría en un diálogo en persona. No hay excusa para no tener un contacto regular.
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2. Acuérdate de las fechas simbólicas
Este es otro de esos ejemplos de que con poco se puede obtener un impacto emocional de gan calado. Recordar una fecha significativa, especialmente si tiene que ver con una vivencia compartida, muestra a las claras que para nosotros esa persona es importante. Más allá del cumpleaños hay muchos otros días memorables: el día en el que iniciamos un viaje, el día en el que se produjo la primera conversación, etc.
3. Presta tu ayuda
Si sabes que la otra persona está pasando por un mal momento, no busques cualquier excusa para no ofrecer tu ayuda. Hay quienes intentan evitar este tipo de situaciones simplemente porque no saben cómo afrontarlas y tienen miedo de lastimar a la otra persona haciendo que piense en lo que le preocupa, pero en cualquier caso salir de la zona de confort es recomendable, porque lo que puede perderse (experimentar un momento incómodo) no es nada en comparación a lo que puede ganarse.
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4. Expande su círculo social si así lo desea
Esta es otra de las maneras de fortalecer una amistad. Hacer que entre en contacto con otras personas de tu círculo social no solo enriquece su vida y es en sí un regalo. Además, sirve para que tu amigo o amiga te conozca mejor, a través de aquellos que también te conocen.
5. Invierte en la honestidad
La amistad es un espacio en el que nos podemos permitir ser muy honestos. Si haces que la honestidad te defina en este tipo de relaciones sociales, estarás demostrando que de ti pueden esperar un acceso casi directo a tus pensamientos y opiniones, y que no estarán entablando una amistad con una fachada.
6. Utiliza el humor
Las relaciones de amistad son aquellas en las que el humor tiene más valor, ya que se puede bromear con muchas más cosas, siempre que se haga dejando claro que son para reír juntos. Por ello, unas risas ayudan a relativizar la importancia de los problemas, lo cual hace que los diálogos basados en este sentido del humor genuino se conviertan en un espacio seguro en los que cada uno puede actuar tal y como es sin miedo a ser juzgado.