Los beneficios de los sonidos naturales para la salud

Hay evidencias de que exponernos a sonidos naturales tiene un impacto positivo en nuestro bienestar.

Los beneficios de los sonidos naturales para la salud

La dulce melodía de los pájaros, el fluir del agua por el río, el silbido del viento primaveral… todo ello nos induce a una sensación de relajación, una escena en el que el estrés y el malestar parece que se vayan.

Desde siempre el ser humano ha encontrado en la naturaleza un entorno de calma y tranquilidad, siendo sus sonidos un elemento muy importante que contribuye a adentrarnos en un estado de profunda relajación.

Los beneficios de los sonidos naturales para la salud, además de formar parte de la cultura popular, han sido abordados bajo una perspectiva más científica, y en este artículo vamos a hablar sobre una reciente investigación que ha revelado un poco de luz a esta cuestión.

Los beneficios de los sonidos naturales para el bienestar y la salud

Las personas somos muy variadas en cuanto a gustos musicales. Hay quienes nos gusta el indie rock, otros a quienes les va más la música clásica y los hay quienes disfrutan del trap.

Para gustos, los colores y, como no, esto también se aplica a los géneros musicales. Sin embargo, dentro de tanta diversidad sonora hay un repertorio acústico en el que todos parece que coincidamos y ese es el de los sonidos que nos relajan.

Si le preguntamos a varias personas qué sonido le relaja es bastante probable que la mayoría nos diga lo mismo: el cantar de los pájaros, el sonido de la lluvia o el silbido del viento y demás sonidos naturales. Por el otro lado, si preguntáramos qué es lo que les estresa seguramente nos dijeran sonidos no tan agradables como, por ejemplo, el atronador ruido de una apisonadora o los coches pitando por la autopista. ¿Por qué será que lo natural nos relaja y lo antropogénico nos estresa?

Los sonidos de la naturaleza y el ser humano

A lo largo de la historia el ser humano le ha atribuido un componente relajante a los sonidos de la naturaleza. Las melodías de los pájaros en el campo o el oleaje de la playa son estímulos auditivos que casi de forma natural atribuimos con relajación y bienestar, y muy a menudo recurrimos a ellos para mantener nuestra mente en calma e incluso concentrarnos. Prueba de ello son los innumerables vídeos de Youtube con música ambiental compuesta a base de sonidos como el de la lluvia, las olas o el cantar de las aves.

El abordaje científico de esta cuestión no es nada nuevo y, de hecho, han sido varios los estudios que han querido hallar la relación y los posibles beneficios de los sonidos naturales para la salud. Si cientos de personas recurren a los sonidos naturales para encontrarse mejor será porque funcionan de una u otra forma, pero se tenía que demostrar y buscar una explicación lógica detrás de ello, algo con lo que se ha atrevido un reciente artículo.

El artículo en cuestión es el del grupo de Rachel T. Buxton titulado A synthesis of health benefits of natural sounds and their distribution in national parks (Una síntesis de los beneficios para la salud de los sonidos naturales y su distribución en parques nacionales), publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences que, en síntesis, ha encontrado cómo los entornos acústicos naturales son efectivamente beneficiosos para la salud, tanto física como mental.

De acuerdo con su estudio, oír sonidos como el correr del agua por un río, una cascada o la lluvia, así como también escuchar sonidos de animales como los cánticos de los pájaros impactan positivamente sobre nuestra salud. Entre los múltiples beneficios de los sonidos naturales se ha encontrado la reducción del dolor y el estrés, además de mejorar el estado de ánimo e, incluso, incrementar el rendimiento cognitivo.

Rachel Buxton, del Departamento de Biología de la Universidad de Carleton en Canadá, sugiere el por qué de los beneficios de los sonidos naturales para la salud humana. De su explicación en el artículo y en algunas entrevistas que se le han hecho se puede extraer que el ser humano no deja de ser lo que es, un animal, y que por mucho que nos hayamos ido alejando de los bosques para vivir en la jungla urbana no dejamos de estar conectados a la naturaleza.

Los sonidos naturales nos confieren un sentido del espacio, nos conectan a la naturaleza y nos dan pistas de qué podemos esperarnos del lugar en el que nos encontramos. Cada vez hay más evidencia de que los sonidos naturales son un aspecto fundamental para disfrutar de una buena salud y bienestar puesto que no dejamos de depender de la naturaleza. Si la dejamos de oír, nos empezamos a preocupar y a sentir mal.

Metodología del estudio

En su investigación Buxton y colegas analizaron y contrastaron los datos de 36 investigaciones, de las cuales 18 compararon tratando de discernir si en efecto los sonidos naturales mejoran nuestro bienestar. Una de las conclusiones que extrajo el grupo fue que, de todos los sonidos naturales estudiados, los que más efectivos parecían ser para mejorar el estado de ánimo y la concentración eran los de tipo agua (p. ej., oír un río).

Para evaluar qué cambios inducen los sonidos naturales los investigadores de los varios estudios consultados se valieron de diferentes pruebas para medir su impacto. Así pues, se midieron respuestas fisiológicas tales como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y los niveles de hormonas del estrés para ver si el sujeto estaba más relajado al oír un sonido natural. También se recurrió a medidas de carácter más subjetivo, como es el dolor percibido como indicador de bienestar.

Después de llevar a cabo el metaanálisis, el grupo de Buxton examinó la distribución de los sonidos naturales en relación con el sonido generado por humanos en 221 lugares de 68 parques de los EE.UU. Encontraron que solamente el 11,3% de esos lugares eran muy ricos en sonidos naturales y prácticamente libres de ruido antropogénico, mientras que el resto de parques, en especial los situados cerca de núcleos urbanos, tenían una mayor cantidad de ruidos de origen humano aunque también eran entornos acústicos con sonidos naturales.

Si bien lo preferible es encontrarse inmerso en un entorno con solamente sonidos naturales, que no esté “limpio” y aislado no significa que no hayan beneficios o que nos estrese, sino más bien al contrario. Se encontró que los sonidos naturales ayudan a reducir el impacto negativo de ruidos como bocinas de coche o taladradoras.

De hecho, encontraron que escuchar ruido combinado con sonidos naturales tuvo mejores resultados para la salud que escuchar solamente ruido. Es decir, incluso viviendo en un entorno urbano con contaminación acústica, si se tiene la suerte de vivir cerca de un parque o disfrutar del dulce cantar de los pájaros es bastante probable que se tenga una mejor salud mental que quienes no disfrutan de estos sonidos naturales.

¿Por qué es beneficioso?

Todavía no se conoce exactamente por qué los sonidos naturales generan una reacción positiva pero, tomando una perspectiva evolucionista, se puede tratar de darle un sentido. De hecho, la propia Buxton tiene su propia explicación, indicando que el entorno acústico puede servir como un indicador de cuán seguro es el entorno mismo, partiendo de la idea de que lo ruidoso que sea un entorno nos da pistas de si estamos en peligro o no.

Es decir, si un entorno acústico tiene muchos sonidos naturales agradables, como pueden ser el canto de los pájaros y el suave pasar del agua por el río, nuestro cerebro lo interpreta como que estamos en un lugar donde no hay amenazas y que es seguro quedarse ahí. Si nos mantenemos en ese lugar no nos pasará nada. Es un lugar que permite la recuperación mental porque no nos encontramos al límite.

Por el contrario, un entorno en el que hay mucho ruido y violento es percibido como un lugar peligroso, con amenazas. Naturalmente, nuestro organismo empezará a manifestar estrés y ansiedad en previsión de que se encuentra en un lugar en el que nos puede pasar algo malo y para poder mantener intacta nuestra integridad empieza a ponerse en modo supervivencia, preparándose para realizar una conducta de lucha o huida.

Esta última explicación sería la que nos ayudaría a entender por qué no nos relaja el ruido de una taladradora, el tubo de escape de un coche o la airada discusión de dos viandantes. Se trata de objetos o situaciones peligrosas y agresivas, estímulos de los que es mejor mantenerse alejado, pero que viviendo en una gran ciudad es difícil mantenerse alejado de las mismas por voluntad propia.

Debemos proteger nuestros entornos naturales

Teniendo en cuenta todo lo explicado, es importante tener espacios naturales en las grandes ciudades o aprovechar la oportunidad de visitar el campo y la playa de vez en cuando, haciendo excursiones a la montaña, practicando la ornitología o tumbándose al lado de un río. Se deben proteger y fomentar los entornos naturales en tanto que, además de sus múltiples beneficios medioambientales, también implican beneficios para la salud humana y pueden actuar como un factor de protección frente enfermedades asociadas al estrés.

Así que ahora ya lo sabemos. Si tenemos la suerte de vivir cerca de un bosque, un río, la playa o cualquier entorno natural ahora no tenemos excusa para no ir, puesto que perfectamente nos puede ir la salud en ello. Y, si por mala suerte, somos de los que estamos atrapados en el mundanal ruido de las grandes ciudades no hay que desesperarse, puesto que plataformas como Youtube o Spotify nos ofrecen múltiples grabaciones con sonidos naturales. Desde luego no es lo mismo que disfrutarlos en la vida real, pero no es una mala opción agregarlos a nuestra “playlist” y tratar de mantener nuestra mente en paz.

Referencias bibliográficas:

  • Buxton, R. T., Pearson, A. L., Allou, C., Fristrup, K., & Wittemyer, G. (2021). A synthesis of health benefits of natural sounds and their distribution in national parks. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 118(14), e2013097118. https://doi.org/10.1073/pnas.2013097118

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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