En este artículo queremos ofrecer una visión más realista de lo que puede generar una separación conyugal en ojos de los hijos y ofrecer cuatro pautas con las que podéis hacer frente a esta nueva situación y ayudar a que ellos lo entiendan y tengan una vivencia lo más positiva posible de la separación.
La separación es una realidad con la que vivimos, forma parte de nuestra sociedad y en nuestras manos está la posibilidad de generar soluciones satisfactorias a los problemas que se pueden presentar de cara a los hijos. Es vital tener presente los daños que se les puede provocar si estas pautas no se siguen.
Separación de los padres: una experiencia traumática para los hijos
Cuando nos planteamos que queremos para nuestros hijos, la mayoría de los padres responden “que estén bien y sean felices”. Ante este deseo imperioso de buscar y generar la felicidad y bienestar de los hijos, tenemos que tener presente que depende de “los padres” que los hijos estén bien y sean felices tras la separación.
Es obvio que no sabemos qué es lo que va a pasar, pero sí que está claro es que la adaptación a la nueva situación familiar será mejor, menos traumática y más fácil para los hijos e hijas de padres qué, tras la separación, son capaces de compartir las decisiones sobre los pequeños y cooperan por su bienestar.
¿Qué aspectos resultan más difíciles para un niño respecto a la separación?
Los aspectos que más tensión generan en un hijo cuando hay una separarse son los siguientes:
- Que uno de los progenitores culpabilice al hijo/a de la separación.
- Que en casa hubiera cualquier tipo de maltrato, con o sin presencia de los hijos.
- Que los familiares digan cosas malas de los padres.
- Que se verbalicen aspectos en contra del otro progenitor.
- Que los niños/as tener que ceder y dejar cosas que les gustan.
- Que algún progenitor se muestre con tristeza o malestar por la separación.
- Que se generen por parte de la madre o padre preguntas de la vida privada del otro progenitor.
- Comentarios de otras personas del entorno en sentido negativo hacia los padres.
Todos estos aspectos generan una gran presión sobre los hijos y esta tensión puede provocar dificultades de adaptación y síntomas a corto plazo como depresión, ansiedad, regresiones evolutivas, rabia, agresividad, dificultades escolares… Tampoco es extraño que el niño pueda sufrir una bajada de autoestima y confianza en sí mismo.
Las reacciones que tienen los niños y niñas tras la separación son diferentes y diversas, y esto nos indica que depende de cómo se lleve el proceso de la separación por parte de los padres y la relación que se establezca entre ellos, determinará y condicionará la adaptación de los hijos.
Cuatro pautas generales sobre el proceso de separación para cuidar a nuestros hijos
Antes de todo, se debe de aclarar que los indicadores generales en cada caso son variables y deben de ajustarse en base a la edad del niño y situación conyugal. Las pautas que os proponemos son buenas de cara a los niños y por ello debería ser conveniente esforzarse en llevarlas a cabo, y de esta manera ayudar a mejorar la adaptación y el proceso de los hijos en la separación.
1. Comunicar a los niños la decisión de la separación
Se ha de llegar a un acuerdo entre los padres sobre cómo se le va a comunicar y con qué palabras se le va a decir, así como los dos han de estar presentes y de acuerdo en la decisión que se ha tomado, para que a la hora de transmitir esta información a los hijos sea correcta y coherente con lo que se va hacer. Se ha de dejar claro que cada uno de los cónyuges vivirá en una casa diferente, que no es culpa de ellos, que a veces las personas mayores se enfadan y no pueden estar juntas y es mejor que se viva de forma separada. Es necesario asegurarles que no os van a perder, que sois su padre y madre y que vais a seguir queriéndoles, vais a estar con ellos y continuaréis cuidándolos como siempre.
Se debe dejar claro que podrán continuar con las mismas actividades que hacen habitualmente, que las dos casas serán su hogar, que sus juguetes pueden estar en una casa u otro sin inconvenientes…
2. Dejar claro que los hijos no tienen la culpa
Se debe de dejar claro que la separación es una decisión que han tomado los adultos y que no tiene nada que ver con ellos y que no tienen la culpa, ni son responsables de la decisión de que sus padres se separen. Hay que hacer hincapié en que seguirán siendo su papá y su mamá a pesar de que no vivan en la misma casa, y que esta decisión de ellos es para que todos estéis más felices y exponer que los cambios en sus vidas van a ser positivos (“dejaremos de pelearnos y discutirnos”, “estaremos menos tristes”, “más tranquilos”…).
Se les ha de preguntar qué piensan sobre ello, preguntarles si tienen algunas dudas o preocupaciones en torno a este cambio y dejar la puerta abierta a su expresión emocional. En definitiva, debemos dejar que ellos nos pregunten cuando les surja cualquier duda o miedo. Esto es básico para poder generar una buena comunicación y ayudara a que los niños puedan ir adaptándose de forma natural y menos traumática posible.
3. Comunicar cómo se realizaran las visitas
En este caso las situaciones pueden ser muy diversas y diferentes en función de la edad del niño y el proceso seguido en la separación, pero cuanta mejor comunicación y acuerdo entre los padres exista, mejor vivencia podrán trasmitir a sus hijos.
Es importante en este apartado tener claro los aspectos que generan tensión en los hijos, para poder tener claro que es lo que quiero para mi hijo y cómo contribuyo yo como padre o madre a la adaptación y disminución de la tensión que les genera la separación.
4. Minimizar el impacto que como adultos podemos generar en los hijos
En este apartado nos referimos a tener un control y aceptación de que la situación de los adultos ha cambiado, pero que nuestros hijos siguen teniendo un padre y una madre y que debemos evitar ciertos comentarios negativos, trabajar nuestra rabia o frustración con una persona que pueda guiar y ayudarnos a gestionarla y no proyectarla en ellos, no generar los conocidos “conflictos de lealtad”, porque al fin y al cabo ellos os quieren a los dos y no quieren haceros daño.
Saber más: "Síndrome de Alienación Parental (SAP): una forma de maltrato hacia los hijos"
Algunas conclusiones y matices
Estos son algunos de los aspectos que queremos dejaros para que podáis tener en cuenta en el caso de que estéis inmersos en este proceso de separación e incluso si ya lo habéis llevado a cabo, es importante que tengáis presentes estas pautas o puntualizaciones.
Por último, cabe remarcar que la obligación de los padres por lograr el bienestar de los hijos es de vital importancia. Si el niño o niña muestra indicios de síntomas que pueden estar perjudicando alguna faceta de su vida, deberíamos ponernos en manos de un especialista en psiquiatría y psicología infanto-juvenil para poder hacer una evaluación y tratamiento adecuado. Además, los psicólogos educativos se reunirán con los padres para poder ofrecer y facilitar pautas y estrategias que podrán poner en marcha y de esta manera minimizar el impacto en los hijos.
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