¡Otra vez te pasó! Llegó el día del examen y, como si alguien apretara un botón, parece que todo lo que habías estudiado desapareció de tu mente. Te quedaste tan en blanco que no sabías ni por dónde empezar cuando viste la hoja frente a ti.
La verdad, pasar por eso una vez más te dio mucha angustia, impotencia, vergüenza. ¡Un montón de sentimientos se mezclaron y no sabías ni cómo identificarlos! Pero, descuida, todo lo que experimentaste tiene que ver con algo que muchos enfrentan: la ansiedad ante los exámenes.
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Si la ansiedad cuando estás en evaluaciones te lleva al bloqueo, ¡sigue leyendo! Vamos a hablar de por qué pasa esto y, lo más importante, cómo puedes evitarlo la próxima vez.
La ansiedad: ¿qué es y qué la causa?
La ansiedad es una emoción que todos sentimos en algún momento. Es como una alarma interna que se activa cuando tu mente percibe que algo es un peligro o un reto grande. Puede ser útil en ciertos momentos porque te pone alerta y te ayuda a enfocarte, pero, cuando se pasa de la raya, termina jugando en tu contra.
Cuando tienes un examen, la ansiedad aparece porque quieres hacerlo bien, porque hay expectativas (tuyas o de otros) o porque le das mucha importancia al resultado. Y, ¡atención!, esto no solo tiene que ver con el miedo al fracaso. A veces, incluso el miedo a hacerlo bien también puede activarla, porque te da pavor que luego te exijan siempre lo mismo.
En cualquier caso, tu mente empieza a llenarse de pensamientos como “¿y si no me acuerdo de nada?”, y ahí es cuando empiezas a imaginar todo lo que va a salir mal y, entonces, te bloqueas.
Ansiedad y exámenes: ¿es tan común como parece?
Claro que sí. Mucha gente pasa por esto. De hecho, se estima que entre el 15% y el 25% de los estudiantes siente ansiedad intensa cuando tiene que presentar un examen. Y tiene sentido, porque un examen no es cualquier cosa: es una situación llena de presión, expectativas y, a veces, miedo a fallar.
Lo peor es que la ansiedad no solo aparece el día del examen, sino días antes. Es esa sensación que no te deja concentrarte mientras estudias o que te hace sentir que no vas a dar la talla.
Señales de que la ansiedad está detrás de todo esto
¿Cómo saber si la ansiedad te está afectando? Estos son algunos síntomas:
- Te cuesta concentrarte o recordar lo que estudiaste.
- Sientes que te falta el aire o que el corazón va rapidísimo.
- Notas que te sudan las manos o incluso te tiemblan.
- Estás lleno de pensamientos negativos, como “voy a reprobar”.
Y claro, uno de los efectos más frustrantes es el famoso bloqueo mental, cuando te quedas en blanco justo en el momento más importante.
¿Por qué me bloqueo durante las pruebas?
El bloqueo pasa cuando la ansiedad llega a un punto en el que tu cerebro deja de funcionar como debería, y esto ocurre porque tu cuerpo entra en “modo emergencia”, como si estuvieras frente a un peligro real. Entonces, en lugar de usar tu energía mental para pensar y recordar, tu cuerpo la usa para lidiar con la tensión.
Además, si te metes en un bucle de pensamientos como “no sé nada” o “voy a fallar”, es como si tu mente pusiera más barreras. Y lo peor es que, cuanto más te esfuerzas por recordar algo, más difícil se vuelve.
En resumen, el bloqueo no es porque no estudiaste, sino porque tu mente está saturada de estrés. O, bueno, al menos que de verdad no hayas estudiado absolutamente nada, pero este no es el caso del que hablamos.
Tácticas para afrontar la ansiedad durante los exámenes.
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque hay muchas formas de evitar que la ansiedad te sabotee. Vamos con algunos consejos que puedes empezar a aplicar desde ya.
Antes del examen
Estas son algunas de las claves que puedes aplicar para prepararte:
1. Estudia con técnicas que realmente funcionen
Algunas de estas pueden ser:
- Repetición espaciada: Revisa lo que aprendes en intervalos (por ejemplo, el primer día, luego dos días después, luego cuatro). Esto ayuda a retener mejor la información a lo largo del tiempo.
- Mapas conceptuales: Haz conexiones visuales entre los temas. Te da una visión clara de todo lo que estás aprendiendo.
- Pomodoro: Estudia en bloques de 25 minutos y luego toma un descanso corto. Así te concentras más y no terminas con tanto agotamiento.
2. Simula el examen
¡Arma el escenario en casa! Como si estuvieras ya en medio de la prueba, practica respondiendo preguntas como las que podrían venir. Esto te da más confianza y reduces sorpresas.
3. Descansa y cuida tu cuerpo
Dormir bien es súper importante, pues tu cerebro necesita descanso para organizar todo lo que has aprendido, así que olvídate de quedarte estudiando toda una madrugada lo que no estudiaste en un mes o una semana. Ah, y no olvides comer bien para mantener tu energía estable.
4. Dedica tiempo a relajarte
Antes de estudiar o del examen, haz ejercicios de respiración. Algo tan simple como inhalar profundamente, sostener el aire unos segundos y exhalar despacio puede marcar la diferencia.

Centro Psicológico Cepsim
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Psicólogo
Durante el examen
- Respira y calma tu mente: Si sientes mucha ansiedad, tómate un momento para respirar profundo, así tu cuerpo se relajará y tu mente volverá a enfocarse.
- No te obsesiones con una sola pregunta: Si no sabes la respuesta, pasa a otra. A veces, responder otras preguntas hace que recuerdes lo que necesitabas.
- Háblate en positivo: Decirte que no puedes, te paraliza. En cambio, pensar algo como “voy a intentarlo” o “una pregunta a la vez” puede darte la confianza que necesitas.
- Concéntrate en el presente: Intenta no enfocarte en las consecuencias del examen mientras lo estás haciendo. En su lugar, enfócate solo en responder lo mejor que puedas.
Después del examen
Evita darle vueltas a lo que hiciste mal o bien. En serio, ya no puedes cambiarlo, así que lo mejor que puedes hacer es desconectar, celebrar lo que hiciste y darte un descanso.


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