Electrofobia (miedo a la electricidad): síntomas, causas y tratamiento

Un tipo de fobia basado en el miedo extremo hacia la electricidad y los aparatos eléctricos.

Electrofobia
Un tipo de fobia asociado a la electricidad.

El miedo es una las sensaciones y emociones más antiguas en el reino animal y una de las, aunque desagradables, más útiles para la supervivencia. Gracias a él podemos prepararnos para luchar o huir para evitar estímulos peligrosos.

Sin embargo, en ocasiones puede aparecer un miedo irracional o desproporcionado hacia estímulos o bien no peligrosos o bien que aunque pueden suponer un peligro el riesgo de enfrentarse a él no es tan elevado como lo que se teme. Uno de estos últimos es el pánico que aparece en la electrofobia, sobre la que vamos a hablar a continuación.

Electrofobia: definición básica

Recibe el nombre de electrofobia a un tipo de fobia específica, en la cual aparece un miedo o pavor extremo hacia la electricidad.

Como fobia específica que és supone la existencia de un miedo irracional y/o desproporcionado hacia un estímulo o tipo de estimulación determinada, en este caso la citada electricidad. La exposición al estímulo o la simple idea de entrar en contacto con él genera una gran ansiedad en la persona, hasta el punto de generar síntomas fisiológicos tales como hiperventilación, taquicardia, mareos, náuseas y vómitos y pudiendo llegar a experimentar crisis de ansiedad.

El miedo que tienen las personas con electrofobia suele ser hacia la electricidad o hacia el hecho de electrocutarse, si bien suele extenderse por asociación hacia la mayoría de aparatos eléctricos enchufados. Ocasionalmente también es posible que aparezca miedo o fobia a las tormentas eléctricas, como una fobia íntimamente relacionada.

Síntomas

El gran miedo y ansiedad generados por el estímulo hace que se genere una evitación o huida activa de este y todo lo que pueda estar relacionado con ello. En el caso concreto de la electrofobia, el sujeto va a tender a evitar acercarse o utilizar la mayoría de aparatos eléctricos, acercarse a torres de alta tensión o pararrayos o manipular cables o la instalación eléctrica del hogar (por ejemplo, los térmicos). También tenderá a evitar los enchufes.

Esta evitación va a generar una gran afectación en el sujeto, dado la alta prevalencia del uso de la electricidad en nuestro día a día. Muchos trabajos o sistemas de ocio pueden resultar altamente ansiógenos para estas personas, además de provocar dificultades para emplear o arreglar en caso necesario herramientas, instrumentos o electrodomésticos. En algunos casos incluso puede existir angustia ante la idea de emplear elementos eléctricos necesarios para la salud del sujeto, como aquellos aparatos que utilizan electrodos, respiradores o determinados implantes.

Causas de esta fobia

La electrofobia es un fobia específica altamente invalidante en una sociedad como la actual. Sus causas no son algo totalmente claro, si bien existen diferentes hipótesis al respecto.

Lo cierto es que al contrario de lo que ocurre con otras fobias, este temor es hasta cierto punto lógico dado que realmente supone un peligro: realmente podemos electrocutarnos si manipulamos aparatos eléctricos. Sin embargo ello no implica que el miedo y la evitación de instrumentos electrónicos no sean desproporcionados en relación al riesgo real de electrocución.

El surgimiento de esta fobia puede deberse a la vivencia de experiencias aversivas vinculadas a la electricidad: muchos de nosotros a veces hemos recibido un chispazo manipulando material eléctrico, y en algunas personas puede aparecer el miedo a lo que podría haber pasado de ser mayor la corriente eléctrica.

También es posible que se asocie la electricidad a la vivencia de eventos traumáticos: haber visto como alguien moría electrocutado (por accidente o suicidio), haber perdido a algún ser querido por este motivo, haber tenido un accidente que generara sensaciones de indefensión o que llevara al propio sujeto o a conocidos al hospital o incluso haber sido torturado. En estos casos puede asociarse el dolor y la indefensión con la electricidad y aparecer miedo y ansiedad ante la presencia de electricidad.

Tratamiento

La electrofobia puede tener graves repercusiones en la vida diaria del paciente, de manera que buscar un tratamiento efectivo para solucionarla es algo necesario.

Una de las terapias con más éxito en el tratamiento tanto de esta como de otras fobias es la terapia de exposición. Para ello se ha de realizar una jerarquía de exposición, esto es elaborar un listado ordenado de situaciones generadoras de ansiedad. Es importante tener en cuenta que el objetivo no es no sentir ansiedad sino adquirir la capacidad de gestionarla (algo que a la larga probablemente provocará la desaparición del miedo y la ansiedad).

En el caso que nos ocupa obviamente no electrocutaremos al paciente, pero sí se puede ir elaborando una jerarquía que integre por ejemplo el observar y estar a diferentes distancias de un enchufe o cables eléctricos, enchufar o desenchufar aparatos, o utilizar algún aparato que precise electricidad.

También podría llegar a emplearse estimulación eléctrica ligera en forma de descargas leves y controladas que no puedan generar daño, en un entorno controlado. Hay que tener en cuenta que algunos ítems que el paciente pueda imaginar deberán evitarse dado que pueden resultar peligrosos, en cuyo caso habría que replantearlos.

Hecha la jerarquía se pasará a hacer una exposición de manera gradual, empezando por ítems generadores de una intensidad que no genere excesivo miedo pero que sí resulte desafiante. La exposición a un ítem concreto se irá realizando hasta que el nivel de ansiedad ante la exposición se reduzca en gran medida y se acaso imperceptible en dos ensayos consecutivos.

Junto a las anterio terapia suele ser de utilidad la reestructuración cognitiva, de cara a trabajar las creencias del paciente. Se trata de observar en primer lugar las creencias del paciente respecto a la electricidad y el riesgo que supone, y trabajar por buscar una interpretación de las situaciones ansiógenas menos amenazadora y más realista con respecto al posible riesgo.

En cualquier caso siempre habrá que valorar qué significa para el paciente su miedo, cuando se originó y qué se considera que lo causó. También sus consecuencias tanto negativas como positivas. Todo ello permitirá trabajar tanto con las anteriores técnicas como con otras alternativas.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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