De la herida en la crianza, en el grupo y en la vida en comunidad

De la herida en la crianza, en el grupo y en la vida en comunidad
Vibra Barcelona - Evento de bienestar femenino

A pesar de los años, no deja de sorprenderme la potencia de los mensajes recibidos en la infancia, cómo han configurado el sentir de la adulta y cómo interfieren en la manera de vivir las situaciones presentes.

Hoy, en el trabajo, no ha sido fácil. Me he puesto triste y no he sabido, o no he podido, abrazar mi emoción. Decidí taparla, no fuera a ser desproporcionada. ¡Cuántas veces esta conducta, cuántas veces, poco respeto! Qué difícil cambiar esto.

Cuando algo me duele, principalmente en entornos sociales —pueden ser laborales o de amistades—, me cuesta no juzgarme, permitirme y, sobre todo, validarme. Fui una niña sensible y buena. Varias veces me han repetido comentarios como "no hay para tanto" o "eso es una tontería, no te pongas así". Y hoy, mi yo adulta conecta con esa pequeña cuando me ocurren cosas que me duelen, y no sé si estoy expresando de más, si otorgo el valor que merece, o si el dolor puede ser nombrado, respetado y cuidado. Fuerte. Me parece fuerte. Falta trabajo por sanar, y quizá hay heridas que, por más curas que haga, ya no drenan más. Hay callo. Y así caminaré. Habitualmente son heridas que no supuran, pero el riesgo a que se reabran y se infecten existe, y existirá.

Cuando conecto con mi adulta como madre, me da pavor transmitir esto a mis hijas, poder herirlas. Porque esta exigencia también es persecutoria. Yo, y todas las madres, crearemos heridas. Ahora solo puedo pensar en que estas sean superficiales.

No podemos obviar lo que la crianza (el ambiente) nos ha moldeado a todas: las luces y las sombras, el agradecimiento y el enfado. Esto les ocurre a las personas que atiendo, y me ocurre a mí también. Es tan difícil encontrar esa distancia óptima de la que hablaba Schopenhauer en su dilema.

Los erizos necesitan sentir el calor sin hacerse demasiado daño con sus púas. Y así también las personas: poder estar cerca, sentirnos arropadas, el calorcito, a pesar del daño, esa distancia que nos permite sentir calor con el mínimo daño. Aunque el daño estará. No podemos escapar de la herida en la crianza, en el grupo, en la vida en comunidad.

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Anónimo. (2025, mayo 16). De la herida en la crianza, en el grupo y en la vida en comunidad. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/herida-en-crianza-en-grupo-y-en-vida-en-comunidad

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