El tipo de dieta occidental durante el embarazo dobla el riesgo de tener hijos con TEA

Cómo la dieta puede afectar al desarrollo fetal: impactos neurocognitivos en la infancia temprana.

El tipo de dieta occidental durante el embarazo dobla el riesgo de tener hijos con TEA

La salud materna durante el embarazo es fundamental para el desarrollo óptimo del feto. En las últimas décadas, la dieta occidental ha ganado popularidad debido a su conveniencia y accesibilidad, pero su impacto en la salud fetal ha generado preocupación. Recientes estudios han revelado una conexión preocupante entre este patrón alimenticio y el aumento del riesgo de desarrollar trastornos del neurodesarrollo infantil, como el Trastorno del Especto Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Investigaciones recientes han demostrado que una dieta rica en alimentos procesados y pobre en nutrientes esenciales puede influir negativamente en el desarrollo cerebral del feto. Estos hallazgos sugieren que pequeños cambios en los hábitos alimenticios durante el embarazo podrían tener un impacto significativo en la salud neurológica de los hijos e hijas. En este contexto, comprender cómo la dieta materna afecta al desarrollo infantil es crucial para prevenir trastornos neurocognitivos y promover un desarrollo saludable.

¿Qué es la dieta occidental?

La dieta occidental, también conocida como dieta occidentalizada, se caracteriza por un alto consumo de alimentos procesados, grasas saturadas, azúcares añadidos y sal, junto con un bajo aporte de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescado. Este patrón alimenticio ha ganado popularidad en las últimas décadas debido a la globalización y la disponibilidad de productos ultraprocesados, pero su impacto en la salud ha generado preocupación en la comunidad científica.

Entre los alimentos más representativos de esta dieta se encuentran las comidas rápidas o precocinadas, los snacks empaquetados, los refrescos azucarados y los postres industriales. Este tipo de alimentación suele ser densa en calorías pero pobre en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y ácidos grasos omega-3, que son fundamentales para el desarrollo cerebral del feto durante el embarazo.

En contraste, dietas como la mediterránea o la nórdica, ricas en alimentos frescos y naturales, han demostrado beneficios significativos para la salud materna e infantil. Estas dietas promueven un equilibrio nutricional que favorece el desarrollo neurológico temprano y reduce el riesgo de complicaciones durante el embarazo.

El impacto negativo de la dieta occidental no se limita a problemas metabólicos como la obesidad o la diabetes gestacional, también puede influir directamente en el desarrollo neurocognitivo del bebé. Durante el embarazo, los nutrientes que consume la madre son cruciales para el desarrollo del cerebro fetal. Una dieta desequilibrada puede alterar procesos clave como la formación de conexiones neuronales y la regulación de neurotransmisores.

Comprender qué implica una dieta occidental y cómo afecta al organismo resulta esencial para tomar decisiones informadas durante el embarazo. Este contexto permite entender por qué los hallazgos recientes sobre su relación con trastornos del neurodesarrollo, como el TEA y el TDAH, son tan relevantes para futuras madres y profesionales de la salud.

El estudio: metodología y hallazgos clave

El estudio, publicado en Nature Metabolism, analizó la relación entre la dieta occidental durante el embarazo y el riesgo de trastornos del neurodesarrollo, como los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La investigación incluyó datos de más de 60.000 pares madre-hijo provenientes de cuatro cohortes internacionales. Este enfoque permitió validar los hallazgos en diferentes contextos y poblaciones, reforzando la solidez de los resultados.

1. Metodología

El análisis principal se realizó con la cohorte de origen danés, que incluyó 508 pares madre-hijo. Las madres completaron cuestionarios de frecuencia alimentaria a las 24 semanas de gestación, y se identificaron patrones dietéticos mediante análisis de componentes principales. Un patrón dietético occidental se vinculó con un mayor consumo de grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados, mientras que se caracterizó por una baja ingesta de frutas, verduras y pescado.

Para complementar los datos autoinformados, se analizaron muestras de sangre materna utilizando metabolómica. Este enfoque permitió identificar 43 metabolitos asociados con la dieta occidental, de los cuales 15 resultaron ser mediadores clave en el vínculo entre la dieta y los trastornos neurocognitivos. Los niños fueron evaluados clínicamente a los 10 años para diagnosticar TEA y TDAH.

2. Resultados principales

Los hallazgos mostraron que una dieta occidental durante el embarazo incrementa significativamente el riesgo de desarrollar trastornos del neurodesarrollo. La probabilidad de que los hijos desarrollen TDAH siguiendo esta dieta durante el embarazo aumentaría en un 66%, mientras que para el TEA, sería de un 122%.

La relación hallada fue dosis - dependiente. Esto quiere decir que, a mayor adherencia al patrón alimentario occidental, mayor riesgo. Además, estos efectos fueron más pronunciados durante el primer y segundo trimestre del embarazo, períodos críticos para el desarrollo cerebral fetal.

Los resultados relativos al TDAH se validaron en tres cohortes independientes, confirmando la consistencia del vínculo entre la dieta materna y los síntomas neurocognitivos en los hijos. Incluso después de ajustar por factores como genética o dieta infantil posterior, la exposición prenatal a una dieta occidental permaneció como un factor determinante.

3. Implicaciones

Este estudio destaca cómo una dieta desequilibrada puede influir negativamente en el desarrollo neurológico temprano del feto. Los metabolitos identificados sugieren que procesos como la inflamación y el estrés oxidativo podrían mediar este impacto, subrayando la importancia de las intervenciones nutricionales tempranas para prevenir trastornos como el TEA y el TDAH.

Implicaciones biológicas: ¿cómo afecta la dieta al desarrollo cerebral?

El impacto de la dieta occidental durante el embarazo en el desarrollo cerebral del feto se explica, en gran parte, por los efectos de los metabolitos derivados de los alimentos consumidos. Según el estudio, se identificaron 43 metabolitos en la sangre materna relacionados con este patrón alimenticio, de los cuales 15 están directamente vinculados con un mayor riesgo de trastornos neurocognitivos, como el TDAH y el TEA. Estos metabolitos desempeñan un papel crucial en procesos biológicos que afectan el desarrollo neurológico temprano, como la regulación de la inflamación y el estrés oxidativo.

La inflamación crónica y el estrés oxidativo son factores que pueden alterar el desarrollo neuronal del feto. Durante las primeras etapas del embarazo, especialmente en el primer y segundo trimestre, el cerebro fetal atraviesa una fase crítica de formación de conexiones neuronales y regulación de neurotransmisores. La exposición a metabolitos perjudiciales podría interferir con estos patrones, aumentando las probabilidades de desarrollar trastornos del neurodesarrollo.

Además, este impacto no solo se debe a la falta de nutrientes esenciales en la dieta occidental (como ácidos grasos omega-3, ácido fólico o hierro), sino también al exceso de componentes dañinos, como grasas saturadas y azúcares refinados. Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3 son fundamentales para la formación de membranas neuronales y conexiones sinápticas; su carencia puede comprometer funciones cognitivas futuras.

Los hallazgos también destacan que los efectos más significativos se observan en el primer y segundo trimestre del embarazo. Esto sugiere que las influencias nutricionales durante estas etapas son particularmente sensibles para el desarrollo cerebral del bebé. Por lo tanto, garantizar una dieta equilibrada rica en alimentos frescos y naturales podría ser clave para prevenir alteraciones neurológicas.

En conjunto, estos resultados subrayan cómo una dieta desequilibrada puede alterar mecanismos biológicos esenciales para el neurodesarrollo fetal. Esto refuerza la importancia de las intervenciones nutricionales tempranas para proteger la salud cognitiva del bebé y reducir los riesgos vinculados con patrones alimenticios poco saludables.

Recomendaciones prácticas para futuras madres

Los hallazgos de este estudio subrayan la importancia de adoptar una dieta equilibrada durante el embarazo para proteger el desarrollo neurológico del bebé. Aunque la dieta occidental es común debido a su accesibilidad y conveniencia, pequeños cambios en los hábitos alimenticios pueden marcar una gran diferencia en la salud fetal y reducir significativamente el riesgo de desarrollar trastornos como el TEA y el TDAH.

1. Priorizar alimentos frescos y naturales

Es fundamental aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescado alto en grasas (como salmón y sardinas) y cereales integrales. Estos alimentos son ricos en nutrientes esenciales como ácidos grasos omega-3, ácido fólico, hierro y antioxidantes, que son cruciales para el desarrollo cerebral del feto.

2. Reducir los alimentos ultraprocesados

Limitar el consumo de comidas rápidas, snacks empaquetados, refrescos azucarados y postres industriales puede ayudar significativamente a evitar la exposición a las grasas saturadas, azúcares refinados y aditivos dañinos. Sustituir estos productos por opciones caseras o más saludables es un paso clave.

3. Adoptar patrones dietéticos saludables

Dietas como la mediterránea o la nórdica, basadas en alimentos frescos y mínimamente procesados, han demostrado tener beneficios significativos tanto para la madre como para el bebé. Estas dietas no solo promueven una buena salud general, sino que también están vinculadas con menores riesgos de complicaciones durante el embarazo.

4. Consultar con especialistas

Es recomendable que las embarazadas trabajen siempre junto con nutricionistas, médicos y personal sanitario para diseñar un plan alimenticio adecuado a sus necesidades específicas y a sus gustos.

Conclusiones

En conclusión, la dieta occidental durante el embarazo sí se ha asociado con un mayor riesgo de trastornos del neurodesarrollo, como TEA y TDAH. Cambios nutricionales simples pueden mitigar estos riesgos. Promover dietas equilibradas, como la mediterránea, es crucial para proteger el desarrollo cerebral del feto y mejorar la salud futura de niños y niñas.

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  • Horner, D., Jepsen, J.R.M., Chawes, B. et al. (2025). A western dietary pattern during pregnancy is associated with neurodevelopmental disorders in childhood and adolescence. Nat Metab.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Javi Soriano. (2025, marzo 11). El tipo de dieta occidental durante el embarazo dobla el riesgo de tener hijos con TEA. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/nutricion/tipo-de-dieta-occidental-durante-embarazo-dobla-riesgo-tener-hijos-con-tea

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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