La terapia de valoración cognitiva de Wessler fue elaborada por el psicólogo Richard Wessler, y está enfocada al tratamiento de diferentes trastornos de la personalidad.
En este artículo conoceremos sus principios y algunos de sus componentes más importantes, así como sus pautas para tres trastornos diferentes: la personalidad histriónica, la narcisista y la dependiente.
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Terapia de valoración cognitiva de Wessler: características
La terapia de valoración cognitiva de Wessler consiste en una terapia de orientación cognitivo-conductual, destinada a tratar los trastornos de la personalidad a través de un enfoque integrado.
Este enfoque integra tres tipos de procesos: interpersonales, cognitivos y afectivos. Es decir, aborda aspectos cognitivos de uno mismo, de los demás y de las situaciones, ya que considera que las cogniciones tienen un papel esencial en las emociones y en las acciones que llevamos a cabo. Pero también ocurre a la inversa, es decir, las emociones influyen de forma importante en nuestras cogniciones y pensamientos (esta idea proviene del modelo cognitivo de Aaron Beck).
Concretamente, la terapia se dirige a proporcionar al paciente una introspección o un autoconocimiento que le ayude a sentirse mejor a y a solventar por sí solo sus propias dificultades. Su procedimiento se basa sobre todo en sugerir, alentar y proporcionar explicaciones a las acciones del paciente.
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Enfoque en psicoterapia
El enfoque de la terapia de valoración cognitiva de Wessler, como hemos visto, es integrador. Además, la terapia parte de un enfoque motivacional y presupone que la conducta está dirigida por las emociones.
La terapia se fundamenta en las teorías del aprendizaje social y en la terapia interpersonal, además de incluir elementos del constructivismo. Está diseñada para tratar diferentes trastornos de la personalidad de forma específica.
Entre sus técnicas se incluyen componentes de la Terapia centrada en el cliente, la terapia Gestalt y la TREC de Ellis.
Componentes psicológicos
Algunos de los componentes más importantes de la terapia de valoración cognitiva de Wessler son:
1. La relación terapéutica
Esta debe ser cálida y de aceptación, así como incluir autorrevelaciones apropiadas por parte del terapeuta. La terapia le otorga un valor esencial para que se produzca el cambio terapéutico.
2. Atención a las emociones
La terapia de Wessler otorga especial valor a las emociones; sobre todo a la vergüenza y a la autocompasión.
Estas emociones pueden ser utilizadas por el propio paciente para justificar sus acciones, por eso es importante que el terapeuta de la información adecuada sobre su naturaleza, con el objetivo de que el paciente tome responsabilidad en sus propios actos.
3. Reglas personales de vida
Se trata de un supuesto esencial en esta terapia; estas reglas guían a la persona en sus relaciones entre lo cognitivo y lo social, la ética y la moral, y por lo tanto acaban guiando también sus pensamientos y sus actos.
La terapia de valoración cognitiva de Wessler presta atención a las reglas personales de vida del paciente, con objetivo de identificarlas y ayudar a modificarlas en caso de que estén distorsionando la realidad del paciente, o de que le estén ocasionando sufrimiento.
4. Maniobras de búsqueda de seguridad
Son las acciones que el paciente desarrolla y que le producen determinadas emociones; estas, a su vez, le acaban llevando a experimentar una sensación de seguridad. Pueden ser conductuales o interpersonales.
La terapia también se centra en ellas, porque proporcionan muchas claves sobre cómo es, piensa y siente el paciente.
Trastornos de la personalidad en los que se aplica
Como hemos visto, la terapia de valoración cognitiva de Wessler trata diferentes trastornos de la personalidad. Vamos a ver cómo son sus supuestos concretos en tres trastornos diferentes:
1. Personalidad histriónica
Vamos a ver algunas de las pautas que sigue la terapia para este tipo de pacientes.
Primero de todo, es importante que el terapeuta se centre en trabajar con el paciente sin reforzar su comportamiento histriónico; lo puede hacer mostrando atención e interés al inicio de la relación terapéutica, y una vez establecido el vínculo (siendo este más sólido), cambiar el enfoque a uno más empático.
Esto lo hará a través de reflejar los sentimientos que la persona tiene realmente, en lugar de las emociones dramáticas que “interpreta” o aparenta. Por otro lado, el terapeuta se centrará en ayudar al paciente a estar tranquilo, sin dejarse llevar o “arrastrar” por las historias atractivas que cuenta el paciente.
Las técnicas principales que utilizará el terapeuta con el paciente histriónico serán: la autorrevelación, para que el paciente no pierda el contacto con la realidad; la reenmarcación de las verbalizaciones del paciente y el empleo del humor para desinflar su estilo melodramático.
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2. Personalidad narcisista
Para este tipo de pacientes, será importante abordar la sensación del paciente de poder exigir lo que quiera a los demás, a través de la autorrevelación, con objetivo de crear disonancias entre la versión de la realidad del paciente (privada) y la versión del terapeuta, considerada socialmente adecuada.
También se trabajará este punto fomentando que el paciente se sienta responsable de sus actos, aumentando su confianza en sí mismo y potenciando que se vea capaz de conseguir lo que se proponga sin necesidad de aprovecharse de los demás
3. Personalidad dependiente
En el trastorno de personalidad dependiente, la terapia de valoración cognitiva de Wessler se enfoca a animar a este tipo de pacientes a dejar de ser pasivos y a que se centren en complacerse a sí mismos, en lugar de intentar constantemente complacer y gustar a los demás. Este tipo de objetivos se pueden plantear des del inicio.
Otras técnicas serán animar al paciente a que asuma riesgos fuera de terapia, a que defienda sus derechos (potenciado su asertividad) y a que tome decisiones por sí mismo, sin depender de la aprobación de los demás para hacerlo.
Es decir, el objetivo final será que el paciente aprenda a ser independiente; de esta forma, el terapeuta intentará que el paciente “sea su propio terapeuta”, aumentando su autonomía y su autodeterminación, y ayudándolo a colocar los límites en sus relaciones personales.