Las habilidades sociales son esenciales para comunicarnos con éxito con nuestro entorno y relacionarnos con aquellas personas que nos encontramos diariamente, tanto en el ámbito personal como profesional.
Sin embargo, no todas tienen que ver con expresar bien nuestras ideas y opiniones e interpretar también lo que se nos dice; es necesario ir más allá y establecer una cierta conexión emocional para que, de esa manera, podamos no quedar limitados por la literalidad de lo que se dice, y poner el foco en los intereses reales de las personas.
En este sentido, la escucha empática es muy importante, ya que resulta más completa que la simple escucha activa y nos permite desenvolvernos mejor en situaciones de negociación, persuasión, resolución de conflictos, e incluso en la crianza de nuestros hijos. Vemos en qué consiste.
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La escucha empática como habilidad social
Las habilidades sociales se van aprendiendo a medida que nos desarrollamos durante la infancia y la adolescencia, de manera que la mayoría de adultos están equipados con ellas y las utilizan en su día a día. Sin embargo, estas pueden ser ampliadas y desarrolladas aún más en prácticamente cualquier momento de la vida. Y es que aunque la mayoría de personas adquiere de manera natural estas habilidades tan importantes en sociedad, algunas personas pueden tener problemas tanto para adquirirlas como para diferenciarlas.
Las principales habilidades sociales que existen son la escucha empática, la escucha activa, la asertividad, la gestión emocional en situaciones de conflicto, la capacidad para identificar los agrarios o afrentas, y el pensamiento crítico en interacciones ambiguas.
En el artículo de hoy nos centraremos en los conceptos de escucha empática y escucha activa, dos habilidades muy similares e importantes que a menudo pueden ser confundidas una por la otra.
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Diferencias entre escucha empática y escucha activa
La empatía puede ser definida como la capacidad de ponernos en los zapatos del otro, es decir, de identificar y comprender en todo momento qué tipo de pensamientos ocupan la mente de nuestro interlocutor, lo que siente, y también sus preferencias, ideas o necesidades.
Al hablar de escucha empática y escucha activa como habilidades muy necesarias en cualquier trabajo que se desempeña de cara al público o bien como herramientas necesarias para el día a día, estos dos conceptos tienden a confundirse.
En este sentido, los profesionales del coaching son especialistas en trabajar y entrenar cada uno de estos términos en cualquier persona que lo soliciten, ya que como hemos dicho, algunas de estas habilidades no se adquieren de manera natural en algunas personas.
Así pues, la escucha activa consiste en atender de manera abierta y consciente a lo que dice nuestro interlocutor y reaccionar en tiempo real según el tono y la importancia e lo que vaya surgiendo en su discurso, y es esencial para que cualquier interacción sea exitosa, tanto con familiares, amigos, compañeros de trabajo o superiores del ámbito laboral.
Por el contrario, la escucha empática incorpora el componente de la empatía a la habilidad de escuchar, y con ella podemos ser capaces de entender el universo emocional e intelectual de la otra persona hasta el punto de ponernos en su piel.
Por lo tanto, mientras que la escucha activa demuestra que estamos escuchando a la otra persona, la escucha empática muestra que entendemos cómo piensa nuestro interlocutor, cómo se siente y qué necesidades o problemas puede tener en su fuero interno.
La clave de la diferenciación entre conceptos está en que la escucha empática nos permite ponernos en el lugar del otro y gracias a eso conseguimos establecer vínculos emocionales e intelectuales mucho más fuertes, al expresar que estamos realizando un esfuerzo por predecir lo que piensa y necesita aquella persona con la que estamos hablando.
Con la escucha empática podemos estudiar y analizar rápidamente con éxito lo que nos han dicho para sacar conclusiones certeras sobre el estado en el que se encuentra esa persona en el momento presente.
Además de eso, es una habilidad muy útil para persuadir, negociar o intervenir como coaches o psicoterapeutas profesionales y de calidad.
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La importancia de conectar con el modelo mental de los demás
Tal y como hemos visto, la escucha empática implica dar un paso más allá de la escucha activa y establecer una conexión no solo intelectual, sino también emocional con el interlocutor. Esto tiene una razón de ser: permite, entre otras cosas, adaptarnos a sus necesidades, valores y expectativas y comprender mejor cómo reaccionará según lo que le digamos, algo fundamental para comunicar de manera asertiva, persuadir o incluso resolver conflictos.
Es por eso que el desarrollo de la capacidad de escucha empática supone entrenar también un conjunto de habilidades sociales muy importantes tanto en el ámbito profesional como en la vida privada. En este sentido, buena parte de los servicios de acompañamiento en coaching tienen entre sus principales objetivos ayudar a las personas a relacionarse desde el modelo mental del interlocutor.