Por qué no te pones Metas (y cómo puedes solucionarlo)

Si tienes deseos y sueños en tu vida, puedes decir que estás muy cerca de tener lo que se entiende como "una vida con sentido".

Querer conseguir determinadas cosas en la vida no es algo propio de personas ilusas, sino que muchos filósofos y terapeutas han reflexionado sobre ello llegando a la conclusión de que tener en mente ese deseo de alcanzar algo es lo que realmente acerca a la felicidad a los individuos.

El afamado neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco Viktor Frankl, autor del célebre libro El hombre en busca de sentido, expresa esta idea en una de sus más conocidas declaraciones: "La máxima necesidad del ser humano es tener la sensación de sentido o propósito en la vida".

Ponerse metas: requisito para ser felices

Como sugiere Frankl, necesitamos tener un propósito, algo por lo que avanzar cada día, para tener una vida plena. Para que ese propósito, deseo o sueño no se quede en una quimera, conviene bajarlo a tierra, hacerlo tangible, y la forma más sencilla es convertirlo en una meta u objetivo (o varios) realista y medible para poder encaminar los pasos diarios para alcanzarlo.

Esta transformación de nuestros sueños en metas para que realmente podamos conseguirlos puede parecer algo sencillo, pero si así fuera no habría tanto vacío existencial como podemos encontrar a veces a nuestro alrededor. Existen varias razones que llevan a que las personas no se pongan metas y las detallamos a continuación.

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3 razones por las que no nos ponemos metas

1. No le damos importancia a las metas

Se piensa que vivir en piloto automático haciendo lo que la sociedad dicta o encajando en lo que nos hace estar más o menos bien, es vivir. Pero realmente es como si la vida careciera de contenido. Tener algo en lo que enfocar nuestra principal energía vital puede transformar por completo la forma de experimentar la vida. Si un ‘para qué’ guía nuestros pasos el camino es más fácil que si caminamos sin sentido.

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2. No sabemos cómo ponernos metas

Establecer un objetivo o una meta no es sólo pensar "quiero alcanzar esto". De hecho, esa simple formulación no vale para nada. La meta debe delimitarse de forma realista y específica y con plazos de tiempo. Si no, no estaremos apuntando a nada. Pero, además, debemos hacer que su consecución sea retadora y motivante porque, si no, puede que renunciemos a ella a la primera de cambio.

3. Tenemos miedo al fracaso

El miedo a que la meta no se alcance es una de las principales causas por las que directamente no se establece. Vivir en la comodidad del conformismo es para algunos mucho mejor que vivir con una motivación que hace levantarse con ilusión cada mañana. Claro que a veces una meta puede no alcanzarse, pero el proceso que se vive para conseguirla ya hará que la vida vaya transformándose y pareciéndose a lo que realmente nos hace felices y nos llena.

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El coaching: lo que necesitas para fijarte metas (y alcanzarlas)

Una forma muy sencilla de entender la diferencia entre Coaching y otras disciplinas con la que se confunde como son la Psicología y la Mentoría, es que el Coaching se centra principalmente en ayudar en lo que hemos hablado en este artículo: en cómo convertir el propósito en metas y objetivos y qué pasos dar para alcanzarlos. Es decir, la metodología de un proceso de Coaching está centrada en metas. Un coach trabaja con su cliente no sólo para establecerlas de forma realista, alcanzables y medibles, sino que también le acompaña para crear el plan de acción para alcanzarlas con éxito. Podemos decir que el coach guía al coach a que descubra cuál es el sentido de su vida.

En nuestra escuela formamos coaches con sólidos conocimientos tanto teóricos como prácticos de la metodología del proceso de coaching, siempre centrada en la consecución de metas y objetivos. Son alumnos, por tanto, que salen de nuestras aulas capacitados para poder ayudar como coaches profesionales a esas personas que desean dar sentido a su vida alcanzando sus sueños de una forma realista y práctica.