El inicio de un nuevo año siempre viene cargado de expectativas, metas y promesas de transformación personal. Sin embargo, si somos honestos, muchas de estas resoluciones nacen desde un lugar equivocado: la vergüenza, la culpa o la sensación de no ser lo suficientes.
¿Te has preguntado por qué la mayoría de las metas de Año Nuevo fracasan antes de febrero? Porque, aunque están disfrazadas de buenas intenciones, en el fondo son intentos de arreglar algo que creemos que está mal en nosotros.
Bajar de peso porque "no me gusta mi cuerpo", ahorrar dinero porque "soy un desastre financiero", encontrar pareja porque "me siento solo e incompleto". Estas metas no parten del amor, sino del rechazo a uno mismo y a nuestras circunstancias.
¿Qué pasaría si en lugar de intentar “arreglarnos”, nos diéramos reconocimiento? ¿Si en vez de intentar cambiar desde la carencia, lo hiciéramos desde la abundancia y la posibilidad? Esta es la invitación que quiero hacerte para el 2025: transformar la culpa en propósito y el miedo en poder.
El Cambio Comienza en el Ser, No en el Hacer
Cuando nos fijamos objetivos desde la autocrítica, nos preparamos para el autosabotaje. Nos exigimos resultados rápidos, medimos el éxito en números y nos castigamos cuando fallamos. Pero el verdadero cambio duradero no nace de un "debería", sino de un "quiero" profundo y auténtico.
¡Hasta la ciencia respalda esta idea! Nuestras emociones juegan un papel clave en cómo tomamos decisiones y buscamos el cambio. Aquí es donde entra en juego el cerebro.
Las neurociencias nos explican que el cerebro está diseñado para evitar el dolor y buscar el placer. En este proceso, la amígdala, una pequeña estructura en forma de almendra ubicada en el centro del cerebro, actúa como nuestro sistema de alarma emocional. Su función principal es detectar amenazas y activar respuestas de lucha o huida. Cuando establecemos metas desde la crítica, la amígdala interpreta este enfoque como un peligro, generando estrés y miedo al fracaso.
Por el contrario, cuando creamos objetivos desde un deseo auténtico, activamos el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina, la hormona del bienestar. Esta diferencia química impulsa la motivación sostenible y convierte el proceso en algo placentero en lugar de temido.
Entonces, ¿cómo lo hacemos? Aquí tienes un ejercicio para redirigir tus metas desde la autenticidad y el poder personal:
Paso 1: Reconoce tu Historia
Escribe algunas de las metas importantes que te has planteado en años anteriores. Junto a cada una, anota la emoción que sentías al establecerla: ¿Vergüenza? ¿Miedo? ¿Frustración? Este primer paso es vital para tomar conciencia de las raíces emocionales de tus deseos. No te juzgues, se autocompasiva/o, y simplemente observa.
Ejemplo:
- Meta: Bajar de 10 kilos
- Emoción al establecerla: Vergüenza por mi cuerpo y miedo al rechazo.
Paso 2: Redefine tus Intenciones
¡Vamos a cambiar el enfoque de culpa y vergüenza de años pasados! Elige una meta de tu lista para este 2025 y pregúntate: "Si ya estuviera viviendo esto, ¿cómo me sentiría?" Quizá sea libertad, paz, alegría o confianza. Anota esas emociones porque son las verdaderas metas. Tu trabajo será empezar a cultivar esas emociones ahora. Olvídate de esperar a alcanzar tu objetivo por ahora, céntrate en esto.
Ejemplo:
- Meta 2025: Bajar x kilos y tonificar mi cuerpo.
- Emoción deseada: Sentirme fuerte, enérgico y en paz con mi cuerpo.
- Redefinición: “Hoy voy a mover mi cuerpo hoy de una manera que me haga sentir fuerte y saludable saliendo a correr/caminar/yendo al gimnasio a dar mis primeros pasos con ejercicios de fuerza”
Paso 3: Conecta con Tu Identidad
Pregúntate: "¿Quién necesito ser para crear esta realidad?" En lugar de enfocarte en lo que debes hacer, enfócate en quién necesitas convertirte. Por ejemplo, si tu meta es mejorar tu salud, en lugar de decir "Debo ir al gimnasio", piensa "Soy una persona que honra su cuerpo y su energía". Actuar desde esa identidad facilita las decisiones alineadas.
En el ejemplo de bajar de peso puedes elegir opciones más saludables sin sentirlo como una obligación, o disfrutar de una caminata diaria porque eres alguien que se siente bien cuando se mueve, en lugar de verlo solo como una tarea para perder peso. La clave está en integrar la nueva identidad como parte de tu vida diaria.
Paso 4: Crea un Ritual de Reafirmación
Dedica unos minutos cada día para visualizarte viviendo desde esa identidad. Siéntelo, víbralo, intégralo. Esta práctica no solo programa tu mente para el éxito, sino que transforma cómo te percibes a ti mismo.
- Encuentra un lugar tranquilo y cierra los ojos.
- Visualízate viviendo como una persona saludable: eligiendo alimentos nutritivos, haciendo ejercicio con facilidad y sintiéndote lleno de energía.
- Conecta con la emoción: siente la satisfacción y el orgullo de cuidar tu cuerpo.
- Repite afirmaciones como: "Soy una persona saludable y activa" o "Mi cuerpo está fuerte y lleno de energía." Haz esto cada día por unos minutos. Tu mente comenzará a aceptar esta nueva identidad, y te será más fácil tomar decisiones alineadas con ella.
El Poder de Transformar la Historia
No se trata de ignorar lo que deseas cambiar, sino de abordar el cambio desde un lugar de amor propio y expansión. Cuando cambias la historia que te cuentas a ti mismo, cambias las acciones que tomas y, finalmente, los resultados que obtienes.
Este 2025, te invito a soltar la necesidad de arreglarte y a abrazar la oportunidad de expandirte. Hazlo con un propósito claro y desde la certeza de que ya posees todo lo necesario para crear la vida que deseas.
Cuando actúas desde el ser, el hacer se vuelve natural y los resultados dejan de depender de la fuerza de voluntad. Te conviertes en la causa, no en el efecto. Dejas de perseguir metas y comienzas a atraerlas.
Que este 2025 sea el año en el que dejes de arreglarte y empieces a reconocerte. Porque ya eres suficiente. Ya eres capaz. Ya eres poderosa/o.
¡Feliz Año Nuevo, feliz nuevo tú!
