La palabra “terapia” viene del griego “therapeía” y significa asistir; la terapia debería servir, acompañar en el camino de la conciencia.
De hecho, cuando se habla de la terapia se utiliza el término “proceso terapéutico” para indicar que esta es un recorrido con un principio, un durante y un final donde el cliente es llevado a moverse con las emociones y la mente en una exploración de sí mismo.
El camino terapéutico es una metáfora del viaje, un “viaje interior” como lo consideraban Claudio Naranjo y muchos terapeutas y filósofos antes que él.
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El viaje interior
Para acompañar en una exploración interior, el terapeuta debe haber acumulado experiencia en los territorios del alma, en sus subidas y bajadas, obstáculos y recursos.
La figura del terapeuta es la de un guía, un experto senderista que sabe demorarse en los paisajes de la mente, de las emociones; alguien capaz de servir al cliente, al que pide ayuda, con sabiduría, experiencia y humildad.
Un buen terapeuta puede parecerse al Virgilio de la Divina Comedia de Dante, al mago Gandalf de "El Señor de los Anillos" de Tolkien o para los amantes del cine, a Obi-Wan Kenobi de la saga Star Wars.
Muchas epopeyas narran las aventuras de un héroe en busca de la liberación, de la sanación existencial. Por ejemplo, héroes como Ulises, Hércules, Gilgamesh, Dante, Edipo, viven un verdadero proceso de iniciación, transformándose en el camino, conquistando metas y superando miedos, resistencias y obstáculos.
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Un recorrido de auto-transformación
Freud ya propuso la metáfora del viaje terapéutico, pero fue Jung quien sugirió que los relatos míticos de los viajes iniciáticos pueden entenderse como expresiones simbólicas de un proceso de transformación psíquica que las personas pueden experimentar durante un viaje terapéutico.
Jung llamó a este proceso “el viaje del héroe” o "proceso de individuación", que se divide en una sucesión de etapas. Cada pasaje está simbolizado por un arquetipo, es decir, una figura clave que se repite en los mitos y cuentos de hadas precisamente para representar estas experiencias humanas fundamentales.
En la primera fase del camino, el ego debe primero "estructurarse" para aprender a vivir en la realidad en la que se encuentra: debe, por tanto, adquirir confianza en sí mismo (arquetipo del Inocente), autonomía y sentido práctico (el Huérfano), coraje e ingenio (el Guerrero), respeto por uno mismo y por los demás (el Ángel de la Guarda).
El concepto del viaje del héroe se completa e íntegra con el ensayista Joseph Campbell, en su texto más significativo “El héroe de las mil caras” describe las etapas de la aventura del héroe.
De igual forma, el camino terapéutico recorre las fases del viaje épico convirtiendo al cliente en un héroe de su aventura existencial.
La terapia se adapta en una aventura que puede cambiar la narrativa existencial del cliente, provocar cambios significativos y conducir a una resiliencia efectiva en poco tiempo.
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Explorando la propuesta de Campbell
A continuación describo las principales etapas del viaje del héroe de Campbell en paralelismo con el viaje terapéutico; utilizaré héroe y cliente como único sujeto por crear más interacción de las partes en el imaginario del lector.
1. El inicio
El viaje del héroe comienza con la "llamada a la aventura", presentada al héroe por el mensajero; si el cliente decide emprender el camino, se verá obligado a abandonar el mundo que le es conocido, familiar y debiendo aventurarse en un espacio que le es desconocido.
2. El encuentro con el mentor
El viaje del héroe continúa con el encuentro con el “mentor o viejo sabio”. Se crea una alianza entre cliente y mentor que permitirá al héroe progresar y completar su camino. Para el cliente es el inicio de la terapia, el encuentro con un psicólogo, psicoterapeuta o consejero y la fase contractual del camino de ayuda.
3. Los problemas a afrontar
En el camino se suceden una serie de dificultades, pruebas y cambios (que Campbell ha definido como primer, segundo y tercer umbral). En esta fase, el cliente se enfrenta a sus problemas saliendo de la zona de confort.
4. El abismo
El cliente encontrará entonces en el camino el momento más complejo de su recorrido, el del abismo; pero que resultará ser también el momento de la revelación, del descubrimiento de algo nuevo en la historia y sobre todo en el carácter del héroe. Este es el momento de la dinámica "muerte-renacimiento".
Esta puede ser considerada la fase catártica para el cliente, donde experimenta un cambio o logro de una meta, la resolución de sus perturbaciones y la recuperación de la estabilidad funcional.
5. El regreso a casa
En este punto el héroe se ve transformado por el viaje que ha realizado y es hora de que se reconcilie con el mundo que conocía antes de su partida, de reconciliarse con su pasado ahora que ha adquirido una nueva perspectiva y nuevas habilidades; es el momento del "regreso a casa".
Para la terapia, el retorno significa integración, la fase de seguimiento, donde se monitorea el resultado de los cambios y la estabilidad de la conciencia del cliente.
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Una perspectiva diferente
Abordar la terapia como una experiencia de viaje interior provoca una curiosidad, interés y motivación completamente diferente al enfoque clínico que busca curar enfermedades, traumas y dar lugar a una rehabilitación con técnicas analíticas mirando el cliente como enfermo, anormal e inadecuado.
En el viaje terapéutico, en cambio, el cliente es reconocido como un héroe capaz de superar sus propias limitaciones e inseguridades, asumiendo responsabilidad y reconociendo sus propios recursos con valentía y esperanza.
Si al cliente se le ofrece la oportunidad de reescribir el relato biográfico y el cuento con el que describe el mundo, puede obtener resultados sumamente positivos, recalificando su propia imagen y la de la realidad en términos creativos y adaptativos.
Quien inicia un viaje terapéutico con la curiosidad de alcanzar paisajes emocionales de clara serenidad y horizontes mentales donde puede ver surgir una nueva luz, avanza con el entusiasmo de la esperanza, con la misma energía de quien se aventura en una nueva empresa, un viaje, la creación de una obra de arte.