Amar es compartir, conectar, estar ahí para la otra persona. Pero, ¿qué pasa cuando el amor se convierte en una entrega total donde uno deja de existir? ¿Es amor o es dependencia? ¿Cuánto de lo que haces por tu pareja nace del deseo genuino y cuánto de un miedo profundo a perderla?
La codependencia es ese vínculo donde el bienestar del otro se vuelve más importante que el propio, donde la identidad se diluye en la relación y donde la felicidad depende por completo de la otra persona. Y lo peor es que muchas veces se disfraza de amor verdadero.
Empieza hoy tu viaje de bienestar
Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.


Si te has sentido agotado en una relación, si sientes que siempre estás dando, pero, nunca recibiendo, si el miedo al abandono te consume o si crees que sin esa persona no eres nada, quizás estés atrapado en un ciclo de codependencia. Hoy quiero ayudarte a reconocerlo y, sobre todo, a entender que el amor no debería costarte a ti mismo.
¿Qué es la codependencia y por qué es tan peligrosa?
La codependencia es mucho más que depender emocionalmente de una pareja. Es un patrón de relación donde uno de los miembros (o ambos) vive por y para el otro, dejando de lado sus propias necesidades, deseos e identidad.
Se caracteriza por un fuerte miedo al abandono, la necesidad constante de aprobación y un sacrificio extremo en nombre del amor. La persona codependiente no solo prioriza al otro, sino que siente que su valor como individuo depende de esa relación.
La gran trampa de la codependencia es que muchas veces se confunde con el amor incondicional. "Yo hago todo por él/ella porque lo amo", "Si me necesita, estaré siempre", "No podría vivir sin esa persona". Frases como estas pueden sonar románticas, pero, detrás de ellas suele haber una gran inseguridad y un profundo vacío emocional.
- Artículo relacionado: "Los 8 efectos de la falta de autoestima"
Señales de que estás en una relación codependiente
La codependencia no siempre es evidente. Puede empezar con pequeños actos de entrega y, sin darte cuenta, convertirte en alguien que ha dejado de existir fuera de la relación. Algunas señales de alerta son:
1. Tu felicidad depende de la otra persona
Si tu estado emocional está completamente atado a cómo está tu pareja, si sientes que sin ella no puedes ser feliz o que sin esa relación tu vida perdería sentido, hay un problema.
2. Te cuesta poner límites
Dices "sí" cuando quieres decir "no". Aguantas cosas que te duelen con tal de no generar conflictos. Cedes siempre, incluso cuando va en contra de lo que realmente quieres o necesitas.
3. Te sacrificas constantemente y sientes que no es suficiente
Das todo en la relación: tiempo, esfuerzo, energía… y aun así sientes que nunca es suficiente. Amas con la esperanza de que el otro te valore, pero terminas desgastado.
4. Tienes miedo de que te abandonen
La idea de que la relación termine te genera pánico. Soportas actitudes dañinas o te aferras a la relación a toda costa, porque estar solo te parece insoportable.
5. Sientes culpa si priorizas tus propias necesidades
Si alguna vez intentas hacer algo por ti mismo, inmediatamente sientes culpa. Tienes la sensación de que cuidar de ti es egoísta y que deberías estar más pendiente del otro.
6. Justificas conductas dañinas
Si tu pareja te trata mal, minimizas el problema. "Es que ha tenido un mal día", "Yo sé que en el fondo me ama", "Seguro es mi culpa". Normalizas lo que no deberías tolerar.
7. Has perdido tu identidad
Antes tenías intereses, sueños, amistades… pero ahora todo gira en torno a tu relación. Has dejado de lado partes de ti para encajar en lo que el otro necesita.
Si te identificaste con varias de estas señales, es momento de preguntarte: ¿Esto es amor o dependencia?
El origen de la codependencia: No naciste así, aprendiste a ser así
La codependencia no aparece de la nada. Generalmente, tiene raíces en la infancia y en las experiencias previas de la persona.
Muchos codependientes crecieron en familias donde el amor estaba condicionado a complacer a los demás. Quizás tuvieron que cuidar de un padre/madre emocionalmente inestable o aprendieron que el afecto solo llegaba cuando se sacrificaban por los otros. También puede desarrollarse tras relaciones pasadas donde el amor se confundió con entrega absoluta.
Cuando alguien crece en este ambiente, aprende que para ser querido debe ser útil, cuidar al otro y anteponer sus necesidades a las propias. Y así, al llegar a la adultez, repite este patrón en sus relaciones de pareja.
¿Cómo salir de la codependencia y recuperar tu identidad?
Si te has dado cuenta de que vives en un ciclo codependiente, quiero decirte algo: esto se puede cambiar, pero, requiere de terapia. Siendo realistas, puedes intentar hacer cosas por tu cuenta, pero, normalmente trascender la codependencia requiere de terapia. Aun así, voy a darte unas primeras pautas, que sabiendo que no son mágicas pueden encaminarte:
1. Aprende a estar contigo mismo
Uno de los mayores miedos de la persona codependiente es la soledad. Pero estar solo no significa estar vacío. Aprende a disfrutar de tu propia compañía, a hacer cosas por ti y para ti.
2. Pon límites y respétalos
No tienes que decir “sí” a todo. Empieza a poner límites, aunque al principio te cueste. Decir “no” no te hace una mala persona ni significa que no amas a tu pareja.
3. Recupera tu identidad
¿Qué te gustaba hacer antes de esa relación? ¿Cuáles eran tus pasiones? ¿Quién eras fuera de esa dinámica de pareja? Recuperar lo que te hace único es clave para salir del ciclo de dependencia.
4. Trabaja en tu autoestima
La codependencia suele estar ligada a una baja autoestima. Aprender a valorarte por lo que eres, y no por lo que das en una relación, te ayudará a construir vínculos más sanos.
5. No tengas miedo de pedir ayuda
A veces, salir de la codependencia no es fácil sin apoyo. La terapia puede ayudarte a identificar patrones dañinos y a desarrollar herramientas para establecer relaciones más equilibradas.

Dra. Iratxe López Psicología
Dra. Iratxe López Psicología
Psicóloga Clínica
El amor sano no te obliga a desaparecer para que el otro brille. No te exige que renuncies a ti mismo ni que sacrifiques tu bienestar. Si te has dado cuenta de que has estado atrapado en una dinámica codependiente, quiero recordarte algo: no necesitas perderte para ser amado.
El amor no exige sufrimiento ni miedo.