Hispania fue, sin duda, una de las provincias más ricas de Roma. De ella partían numerosas materias primas y en ella se producía aceite y vino, sin contar los numerosos yacimientos minerales que abundaban y de los que los romanos sacaron abundoso provecho.
De ahí que a lo largo y ancho de la Península Ibérica encontremos centenares de restos del pasado romano de Hispania; un pasado en su mayoría muy bien conservado y que nos puede ayudar a hacernos una idea de cómo era vivir como romano en lo que ahora es España.
Los 10 monumentos romanos imprescindibles de España
Hoy traemos, para los amantes de la historia de Roma (y para los interesados, en general, en los restos de la historia) una lista con los 10 monumentos romanos imprescindibles de España.
1. La muralla romana de Lugo (Galicia)
Probablemente, se trata de la muralla romana mejor conservada del mundo. Y es que la muralla romana de Lugo no solo conserva gran parte de su lienzo original (todavía conserva 71 torres de época romana) si no que, además, impresiona por su alto grado de preservación.
Las murallas de Lugo consiguieron burlar, en el siglo XIX, el derrumbe de murallas tan característico del siglo XIX, que representó el sacrificio de gran parte de nuestro patrimonio. Contra todo pronóstico, las de Lugo se mantuvieron y se adaptaron a los cambios de época y, por tanto, a las necesidades de la población.
Esta maravilla arquitectónica romana, que defendía la antigua Lucus Augusti, se levantó en el siglo III d.C. y todavía hoy en día asombra al viajero que llega hasta ella.
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2. El anfiteatro romano de Tarraco (Cataluña)
La antigua Tarraco (Tarragona en la actualidad) es un conjunto imprescindible para cualquier amante de la historia y el arte de Roma. Se trata de uno de los conjuntos romanos más impresionantes y mejor conservados de España (fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000), que cuenta, entre sus joyas, el famoso anfiteatro que se asoma al mar.
Pero, además del anfiteatro, la antigua Tarraco cuenta con otros monumentos dignos de una visita, como el circo, las murallas o el foro. A pesar de que de este último apenas se conservan restos, es interesante rastrearlos para hacernos una idea de cómo podía haber sido el centro neurálgico de la capital de la Hispania Citerior.
Por último, y ya en las afueras de la ciudad, podemos contemplar el maravilloso Acueducto de les Ferreres, conocido popularmente como El pont del diable (el puente del diablo), así como el arco de triunfo (Arc de Barà) y la torre-mausoleo de los Escipiones.
3. El mausoleo romano de Fabara (Aragón)
Este mausoleo romano, edificado en el siglo II d.C. en honor a Lucio Emilio Lupo, está situado no muy lejos de Fabara, en la provincia de Zaragoza, y recibe el curioso nombre de Caseta de los moros por parte de los lugareños.
En realidad, se trata de un edificio romano de naturaleza fúnebre con un asombroso estado de conservación, que presenta todavía muy definidas sus proporciones y su decoración. Una fachada con cuatro columnas de orden toscano facilita el acceso al interior del mausoleo, la cella, desde donde se desciende a la cripta, donde se hallaría el difunto. Un desconocido monumento romano que vale la pena conocer.
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4. El acueducto de Segovia (Castilla y León)
Sin duda, se trata de uno de los monumentos romanos más reconocidos de España. Especialmente famoso es el tramo que cruza la plaza del Azoguejo y que, por su espectacular desnivel, impresiona a los visitantes que se acercan a contemplarlo.
A través de los acueductos, la ingeniería romana llevaba agua hacia los núcleos habitados. En este caso concreto, levantado en el siglo II d.C., la construcción recogía agua de un manantial de la sierra cercana y, a través de más de 15 km de recorrido y salvando impresionantes desniveles, proveía de agua a la ciudad. La conservación impecable de la poderosa arquería del tramo del Azoguejo lo convierte sin duda en una visión inolvidable.
5. El teatro romano de Mérida (Extremadura)
El teatro romano de la antigua Augusta Emerita (en portada), la ciudad más importante de la Lusitania romana es, probablemente, uno de los mejores conservados del mundo. Parte de su excelente estado de conservación hay que agradecerlo a que el edificio sigue cobijando funciones teatrales, que se dan durante el famoso ciclo de teatro clásico de Mérida.
Los romanos tomaron de los griegos (entre otras muchísimas cosas) el arte del teatro. Pero, mientras que los helenos construían siempre estos edificios en cavidades naturales, los romanos fueron más allá y levantaron edificios exentos como el que nos ocupa. Esta tipología permitía, en consecuencia, mayor libertad para organizar los distintos elementos del teatro. A pesar de todo, en el mundo romano el teatro no gozó del mismo estatus que gozaba en Grecia.
Así pues, el excelente estado de conservación del teatro de Mérida, junto con los escasos restos de teatros romanos que nos han quedado, lo convierten en una visita obligada para todos los amantes de Roma. Augusta Emerita preserva, además, otras joyas, como el anfiteatro, el circo, el puente sobre el Guadiana o el magnífico templo de Diana.
6. El puente de Alcántara (Extremadura)
Este impresionante puente romano salva el Tajo en su camino hacia Portugal. Situado muy cerca de la localidad extremeña de Alcántara, representa un interesantísimo testimonio de puente romano en la península, a pesar de haber sido significativamente intervenido en siglos posteriores.
Con sus 194 cm de longitud y sus 58,2 metros de altura, el puente de Alcántara se levanta sobre seis soberbios arcos de alturas desiguales. En una inscripción, que se repite a ambos lados, podemos leer que el imponente puente fue levantado en honor a uno de los emperadores hispanos, Trajano, lo que, además, fija la construcción del monumento a inicios del siglo II d.C. Como curiosidad, a la entrada del puente se puede disfrutar de un pequeño templete romano de piedra.
7. La ciudad de Itálica (Sevilla)
La antigua ciudad romana, cuyos restos aún pueden disfrutarse no muy lejos de Sevilla, contaba con nada menos que con el anfiteatro más grande de la península, con capacidad para 25.000 espectadores. Todavía podemos visitar sus restos entre las diversas maravillas que esconde este yacimiento romano.
Cuna de dos emperadores romanos (Trajano y Adriano, los emperadores hispánicos), Itálica gozó entre los siglos II y III d.C. de una importancia capital en la península. Fruto de su relevancia estratégica son los riquísimos restos que todavía se pueden contemplar, como los mosaicos de sus suntuosas casas, entre los que destaca el famoso mosaico de la Casa de Hylas o el de la Casa de los Pájaros, decorado con más de treinta especies de aves.
8. Las termas romanas de Caldes de Montbui (Cataluña)
Estas poco conocidas termas constituyen uno de los mejores y mejor conservados ejemplos de edificio termal romano en España. Están ubicadas no muy lejos de Barcelona, en Caldes de Montbui, población conocida desde la antigüedad por sus aguas curativas, que brotan de forma natural a 74 grados centígrados.
Su sorprendente estado de conservación es todavía más notable si tenemos en cuenta que se levantaron en el siglo I a.C., es decir, poco después de la llegada de los romanos a la península, por lo que se trata de uno de los edificios romanos más antiguos de España. Ubicadas en la actual Plaça de la Font del Lleó, se puede observar, a través de un cristal protector, su magnífica estructura que, en época romana, contaba con un caldarium (piscina de agua caliente) y dos piscinas de menores dimensiones.
9. El teatro romano de Cartagena (Murcia)
Tras las Guerras Púnicas y la victoria de los romanos sobre los cartagineses, la antigua capital de estos, Qart Hadasht (ciudad nueva) cayó bajo el águila romana. Los romanos la rebautizaron como Cartago Nova, y, desde entonces, se convirtió en una de las ciudades más importantes de la península, codiciada más tarde por árabes y bizantinos.
El impresionante teatro de Cartagena (el nombre actual de la ciudad) es uno de los mejor conservados del mundo junto con el de Mérida. Tenía capacidad para 7.000 personas (una cifra a todas luces extraordinaria), y todavía hoy día podemos contemplarlo entre las casas.
Cartagena guarda otros tesoros romanos de gran valor: los restos del antiguo Foro y de la Casa de la Fortuna, decorada con hermosos mosaicos.
10. Villa romana La Olmeda (Castilla y León)
Las villae romanas eran estructuras autosuficientes que se dedicaban a la agricultura y la ganadería y que constituyeron las bases de los posteriores feudos medievales. La villa romana de La Olmeda, en Castilla y León, representa uno de los restos más notables de esta tipografía de construcción romana.
Las dos partes diferenciadas que se observan en los restos permiten entender mejor cómo era la vida en estas haciendas: por un lado, encontramos las estancias de los señores, separadas por un pasillo de las dependencias destinadas al baño. Por otro lado, existe una clara separación entre la parte privada del dominus y la parte de explotación agrícola.
Por último, es necesario destacar el conjunto monumental de mosaicos que se han hallado en la villa, entre los que destaca el situado en el oecus, que muestra, entre otras, una espectacular escena de caza.