Llevas tiempo entrenando, has conseguido algunas de las metas que te habías propuesto, pero hoy de repente empiezas a notar los efectos de la desmotivación. No sabes ni por dónde empezar.
Miras el móvil: 12 mensajes y 3 vídeos en WhatsApp. Lees, visualizas y respondes. Entras en Facebook, lo mismo y a esto le sigue Twitter, Instagram, correo… casi te entran ganas de abrir hasta tu Google+. Apagas el móvil, sigues deambulando…
Terminas desistiendo y marchándote a la Elíptica. Conectas tus auriculares y a “entrenar”. Has perdido la conexión con tu propósito, y de seguir así, te queda poco para abandonar.
¿Te suena esta situación? Espero que no. Pero si crees que describe tu caso, ya habrás llegado a la conclusión de que algo te falta: la motivación necesaria para entrenar a la hora de hacer deporte.
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¿Qué es lo que realmente te motiva a entrenar?
Nada motiva más que recordar para qué entrenas Estoy convencido de que con este artículo vas a recordar las razones que te llevaron a practicar tu deporte favorito.
Ahora bien, un poco de Teoría siempre viene bien para ubicarnos. Empecemos por lo básico.
¿Qué es la motivación?
Según la RAE, la motivación es el “conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona”. Motivación es tener motivos, que no ganas, para realizar una acción.
Ahora bien, existen muchas teorías que intentan explicar qué nos motiva y principalmente las podemos dividir en dos corrientes:
- Teorías de Contenido-Satisfacción: basadas en el estudio de aspectos como las Necesidades, las Aspiraciones y el Nivel de satisfacción de las mismas. (Maslow, Mc. Gregor, Herzberg, Alderfer, McClelland).
- Teorías de Proceso: centran su estudio en el proceso de pensamiento por el cual la persona se motiva. (Vroom, Adams, Skinner).
Así mismo, en función de dónde se quiera poner el foco, obtenemos los diferentes tipos de motivación. Personalmente la distinción entre Motivación Intrínseca y Motivación extrínseca me resulta muy clarificadora. Si quieres conocer todos los tipos de motivación lee: “Tipos de motivación: las 8 fuentes motivacionales”, aunque aquí puedes encontrar un brevísimo resumen:
Motivación Extrínseca
Surge de la esperanza de obtener un beneficio externo al de la propia acción. Los motivos que hacen actuar a la persona son ajenos a la propia acción, materializadas como dinero, ascenso, compromisos… Ejemplo: me he apuntado al gimnasio porque mi médico me ha dicho que si no bajo el colesterol tendrá que ponerme un tratamiento con medicamentos muy fuertes.
Motivación Intrínseca
Surge de lo más profundo de nuestro ser y está ligada a nuestros valores y propósitos de vida. Es impulsor de la acción sin necesidad de incentivos externos. Ejemplo: hago ejercicio para sentirme ágil y autónomo y así poder jugar con mis nietos.
A tener en cuenta sobre lo que nos motiva...
- No a todas las personas les motiva lo mismo.
- Las motivaciones varían con el tiempo y con los diferentes entornos de la persona.
- Sentirse útil y capaz es uno de los mayores Motivadores.
- La satisfacción por lo bien hecho es por sí mismo un gran motivador.
- Si lo que queremos es motivar a otra persona debemos conocer sus necesidades y conseguir alinearlas a un objetivo importante para ella.
Cuando llegamos al agotamiento psíquico en el que las actividades y deportes que antes nos apetecía realizar, ahora no nos apetece ni comenzar... Para!!! Toma conciencia de lo que está sucediendo y pregúntate ¿Qué ha cambiado? o mejor aún ¿Qué ha cambiado en mí, para que ahora ya no me atraiga hacer ejercicio?
¿Qué te mantiene motivado por más tiempo?
Antes de preguntarte, qué te motiva o por qué has perdido la motivación, quizás tendrías que buscar la respuesta a alguna de estas preguntas:
- ¿Con qué actividad disfrutas como un niño?
- Si pudieras elegir, ¿Qué te gustaría mejorar en ti?
- ¿Con quién te gustaría entrenar?
- Si de todos los deportes que hay, tuvieras que elegir uno, ¿con cuál te quedarías?
- ¿Qué deportista te Inspira? Y ¿Qué hace para inspirarte?
Como sabes, los beneficios del ejercicio son múltiples y entre ellos quiero destacar, la mejora de la autoestima, la disminución de los niveles de estrés y la posibilidad de hacerte sentir más ágil y autónomo, mejorando tu autoimagen y autoconcepto.
Así que si después de responder a las preguntas has encontrado algo parecido a tu actividad motivadora, solo te queda contestar a una pregunta más... ¿Practicar la actividad que has elegido te acerca a la persona que quieres llegar a ser?
Es necesario que inviertas tiempo en tomar consciencia y sacar a la luz todo aquello que es Importante para ti y por lo que crees que merece la pena esforzarte. ¡Eso sí que es un gran motivador!
Sentirnos dueños de nuestras acciones
Como antes he comentado, no hay nada más motivante que pararte a pensar cuál fue el detonante original que te puso en marcha. Si además de buscar esa motivación profunda quieres concretar un poco más y te animas conseguir un objetivo retador para ti, te recomiendo seguir estos pasos con ejemplos de personas con las que he trabajado a lo largo de mi carrera:
1. No busques la motivación; créala
Busca un objetivo con el que cada vez que lo recuerdes te haga brillar los ojos. Ejemplo: volver a poder coger a mis nietos en brazos.
2. Saber en qué situación físico y/o emocional me encuentro
Ejemplo: realizar una valoración (bioimpedancia) para conocer exactamente las proporciones corporales de grasa-músculo y así saber cuánta grasa quiero perder.
3. Conocer cuáles son tus puntos fuertes
Esto te ayudará a alcanzar tus objetivos. Ejemplo: solo puedo entrenar dos días pero cuando empiezo algo no lo abandono (Tenaz), estoy seguro que durante 6 meses además de controlar mi alimentación (Consciente) voy a entrenar 2 horas para conseguir bajar 7 kg. (Responsable).
4. Plan de acción
Ejemplo: poner en un papel una línea del tiempo que vaya desde hoy hasta el día que vas a conseguir tu objetivo (Bajar 5kg en 2 meses). Pon dos o tres hitos en el camino para que sientas que vas consiguiendo pequeños resultados (Hito1: Revisar mi nevera-despensa. Hito 2: Leer 3 artículos al mes sobre alimentación. Hito 3: Bajar mi primer Kg). Última acción: divide cada línea de tiempo hasta conseguir fraccionar cada hito en pequeños pasos, tan pequeños que te resulte fácil llegar al siguiente pasito. Así se consiguen grandes metas.
5. Evaluación y reajuste
Ejemplo: revisa cómo va tu evolución o pídele a alguien de tu confianza que te ayude a revisar, sin apego, los resultados obtenidos y reajustar, si es necesario, tu camino.
Recuperando la ilusión por el entrenamiento
Resumiendo, si sentirte ágil, autónomo, enérgico, fuerte… te facilita y te acerca a tu propósito, entonces no te preocupes, que la motivación surgirá. Ten claro lo que quieres lograr. Conoce exactamente el camino para llegar. Y asegúrate de que lograrlo te haga mejor.
Espero haberte ayudado y sobre todo espero que la próxima vez que mires el móvil en tu entrenamiento sea para elegir tu canción favorita.
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