Las relaciones de pareja entrañan muchos sentimientos y experiencias tan importantes para quienes las viven que pasan a formar parte de su identidad, de su manera de entender la vida. Sin embargo, no es ningún secreto que muchos noviazgos y matrimonios terminan siendo inestables y al final colapsan, generando un torrente de emociones y deseos insatisfechos. Es por eso que es tan importante aprender a detectar las señales de que una relación de pareja tiene futuro o no lo tiene. En esta entrevista con la psicóloga Patricia Maguet hablamos de ello.
Entrevista a Patricia Maguet: cómo saber si mi relación de pareja tiene futuro
Patricia Maguet Levy es psicóloga especializada en terapia de pareja y terapia familiar con más de 28 años de experiencia en este ámbito. En esta entrevista hablamos sobre las señales que ayudan a saber si un vínculo moroso tiene futuro en el ámbito del matrimonio y el noviazgo.
Patricia Maguet Levy
Patricia Maguet Levy
| Especialista en relaciones de pareja
Con el paso de los años y la pérdida de influencia del matrimonio como institución religiosa, mucha gente critica que las relaciones de pareja se han vuelto demasiado cortoplacistas. ¿Crees que es verdad que en el ámbito del amor se piensa poco en el futuro?
Sí, es cierto que muchas personas piensan que ya no es necesario que una relación de pareja dure para toda la vida porque el divorcio ya no genera tanto rechazo.
Pero al mismo tiempo, sabemos que las separaciones y los divorcios no son fáciles y creo que son muchas las personas que comparten el deseo de tener una relación de pareja que dure. Alguien con quien hacer planes de futuro y no solo porque se quiere formar una familia, sino para compartir otros sueños, ambiciones, retos…
Creo que en absoluto hemos abandonado la ilusión de encontrar a alguien que nos acompañe a lo largo de la vida siempre que la relación nos aporte la seguridad y la tranquilidad que buscamos.
¿Consideras que mucha gente cae en el error de asumir que los planes de futuro de ambos miembros de la pareja son los mismos, con tal de no afrontar conversaciones difíciles?
Me parece una pregunta buenísima porque demasiado a menudo veo parejas que se eligieron “con los ojos cerrados”, llevados por el enamoramiento pero sin querer tocar de pies en el suelo.
Por ejemplo, en estos dos últimos meses he visto a tres parejas que estaban en crisis porque uno de los dos quería tener hijos y el otro no.
Pero lo curioso es que, en todos los casos, la persona que no quería tener hijos había sido clara desde el principio de la relación. No había habido un cambio de opinión. Y es que yo creo que nos dejamos llevar todavía demasiado por los mitos románticos del estilo “ya cambiará” o aún peor, del “ya le/la cambiaré” en lugar de afrontar las cosas como son desde el inicio.
Si los proyectos de vida son incompatibles, tarde o temprano surgirá la crisis así que es mucho mejor afrontar las diferencias desde el principio que encontrarte que llevas 10 años con una pareja que no busca lo mismo que tú.
¿Cuáles son, según tu punto de vista, las características personales vinculadas a una mayor capacidad para tener relaciones de pareja estables y que pueden durar décadas?
Mira la respuesta que te daría tiene que ver con la madurez, aunque ya sé que es una palabra ambigua y difícil de explicar.
Voy a tratar de aterrizar esta palabra para que la entiendas mejor. Para mí, la madurez incluye características como:
La responsabilidad, es decir, tener la capacidad de aceptar las consecuencias de mis decisiones, de las cosas que hago, que pienso, que digo… sabiendo que puedo equivocarme, pero que si daño a mi pareja debo ser capaz de admitirlo y de poder reparar el dolor que he causado.
La capacidad para conocerme a mí misma, para saber cómo soy tanto para lo bueno como para lo malo. Ser consciente de lo que puedo aportar a la relación, pero también de la parte de mí que puede ser difícil para mi pareja.
Esta capacidad para conocerme también debe incluir el saber cómo me siento, la habilidad de compartir cómo me siento y la posibilidad de regular mis emociones para que no se adueñen de mí y me lleven a hacer o decir cosas de las que me pueda arrepentir.
La generosidad y la empatía también son muy importantes porque nos permiten aceptar los defectos de nuestra pareja: nos permiten perdonar, relativizar, no aferrarnos al rencor y ser amorosos incluso con lo que menos nos gusta de la persona con la que compartimos la vida.
Cierto grado de autonomía también hace falta porque te permite estar a gusto sin compañía, tomar decisiones por tu cuenta, no perder de vista tus necesidades, disfrutar y pasarlo bien sin tu pareja. Pero a la vez esta autonomía, cuando no es rígida, te permite pedir ayuda siempre que la necesitas.
Bueno, podría hacer una lista larguísima, pero estas 5 me parecen una muy buena base para construir una relación de pareja sólida que pueda resistir todos los retos que la vida te va poniendo por delante.
¿Y cuáles son las características de las relaciones (no de las personas como individuos) que tienen futuro a largo plazo?
Una buena forma de medir la salud de tu relación de pareja es pasándole el test de las 4 patas. Las mismas patas que tiene una mesa.
La primera pata obviamente es el amor. Tienes que sentir cariño por tu pareja, te tiene que gustar como es y además tienes que ver en ella cosas de las que puedes aprender, inspirarte, complementarte...
Por ejemplo, si tiene más paciencia que tú, se cuida más que tú, es más constante que tú, sabe relativizar las cosas o es más valiente, prudente o lo que sea. Tiene que haber cierta admiración por esta persona.
La segunda pata tiene que ver con la amistad. ¿Encuentras en tu pareja lo que esperas de un amigo? ¿Sientes que te escucha, se preocupa por ti, se interesa por lo importante que te está pasando en este momento? Y a la vez ¿te conoce, te acepta como eres, conoce tus defectos y aun así te quiere…? Si pasa todo esto, esta amistad te permite confiar en que esta persona estará de tu parte, incluso cuando crea que te estás equivocando. Sabes que no te juzgará, no te traicionará o no te dañará voluntariamente…
Vamos con la tercera pata, la atracción, el deseo y por supuesto la vida sexual. Una relación de pareja incluye el sexo, que es lo que la hace distinta de una amistad o de un “compartir piso”, así que este elemento también es imprescindible.
Y por último, está la pata de los proyectos de futuro. Una pareja es alguien con quien miras hacia adelante, con quien te imaginas compartiendo algo en unos años, con quien planeas una parte de tu futuro. Sin esta mirada tampoco podemos hablar de pareja. Y ahora que ya te he contado las 4 patas, imagínate que tu relación es como una mesa. ¿Crees que podría sostenerse sobre estas cuatro patas? ¿O hay alguna que baila o que directamente no está?
Por tu experiencia trabajando en terapia de pareja, ¿cómo se puede distinguir entre una crisis de noviazgo o de matrimonio pasajera y otra que, si no es abordada, se irá repitiendo de manera crónica a lo largo de los años?
Las crisis de noviazgo pasajeras suelen estar muy relacionadas con lo que vas descubriendo de tu pareja que al principio no te imaginabas. Es como el aterrizaje después del enamoramiento. A veces es suave y delicado y otras veces se parece más a un batacazo cuando descubres cosas en tu pareja que ni te imaginabas. Entonces, estas crisis te tienen que permitir decidir si, sabiendo lo que ya has descubierto sobre tu pareja, quieres seguir o no en esta relación.
Las crisis de matrimonio pasajeras suelen estar relacionadas o bien con crisis personales de una de las dos personas o bien con cosas que suceden fuera de la relación, pero que ponen demasiado estrés en la relación.
Te pongo algún ejemplo para que quede claro. Todo lo que nos trajo el covid: confinamiento, trabajo en casa, pérdida del trabajo, menos ingresos… Es algo que viene de fuera, pero puede provocar muchísimo estrés en la relación.
Entonces siempre que la pareja se está adaptando a un cambio (tener un hijo, perder el trabajo, cuidar de alguien enfermo, la muerte de alguien querido, un traslado…), la crisis que surge puede ser temporal y tiene que ver con la adaptación a la nueva situación.
¿Qué es lo que provoca las crisis crónicas? Pues a menudo son los conflictos o las diferencias que no se terminan de resolver. O porque se esconden debajo de la alfombra, o porque surge algún otro problema que hace perder de vista esa dificultad, o porque se hace un apaño que parece que alivia la tensión, pero que no ha resultado de verdad el problema.
Finalmente, ¿en qué recomiendas que se fije la gente que está pasando por la etapa inicial de una relación de pareja y quiere saber si ese noviazgo tiene futuro?
Una buena recomendación es que no te comprometas seriamente con una relación hasta que empieces a tener conflictos.
¿A qué me refiero? Pues a que normalmente al principio y hasta los 2 primeros años, el enamoramiento hace que veamos más lo que queremos ver que lo que realmente es. Un ejemplo claro de que te estás dejando llevar por el enamoramiento es cuando solo ves lo que tenéis en común. ¿Te suena, no?
Es esa situación en la que sientes que “sois iguales”: nos gusta lo mismo, escuchamos la misma música, hacemos el mismo deporte, pensamos lo mismo de la vida, vamos a los mismos sitios… Vamos, como si el universo te hubiera puesto delante de ti a tu alma gemela.
Pero esa sensación tiene más que ver con una ilusión que con la realidad. Porque el enamoramiento nubla la vista y porque al principio todos mostramos nuestra mejor cara porque estamos tratando de seducir, de enamorar, de vendernos.
Entonces, lo que te recomiendo es que esperes a que salgan los primeros roces, las primeras tensiones, discusiones… Ahí vas a aprender mucho de la otra persona. Verás si te escucha o no, si puede aceptar lo que necesitas, si puede afrontar los conflictos o si los esquiva o explota, si te apoya cuando lo necesitas… Y con estas informaciones, vas a poder empezar a valorar si vale la pena o no apostar por esa relación.