Las relaciones de pareja son complejas. No solo es cuestión de quererse: mantener un equilibrio entre pasión, intimidad y compromiso, comunicarse adecuadamente y tener una relación que permita que ambos miembros de la pareja crezcan y enriquezcan mutuamente sus vidas implica un gran esfuerzo. En este contexto, no es raro que a lo largo de la relación puedan aparecer diferentes tipos de conflictos que la pareja deberá afrontar, y es posible que en ocasiones no sean capaces de hacerlo por sí solos.
Una alternativa de la que se dispone, si existe el deseo de mejorar la situación, es buscar ayuda profesional: puede ser necesario acudir a un profesional que nos ayude a realizar terapia de pareja. Sin embargo, la terapia de pareja no es un algo homogéneo que se lleve a la práctica siempre del mismo modo, diferentes corrientes de pensamiento han desarrollado diferentes enfoques que pueden resultar de mayor o menor utilidad en función de la problemática en cuestión. En este artículo vamos a comentar qué es la terapia de pareja en general y algunos de los tipos de terapias de pareja que existen.
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¿Qué es la terapia de pareja?
Recibe el nombre de terapia de pareja aquel tipo de tratamiento o procedimiento que se emplea a nivel profesional con el fin de mejorar la situación y relación de una pareja ante la existencia de algún tipo de problemática que interfiere en su funcionamiento habitual o que es generador de sufrimiento para una o ambas partes.
Este tipo de terapia es de gran utilidad para aquellas parejas con problemas y conflictos importantes o para aquellas que buscan solucionar problemáticas menores pero que pueden llegar a afectar a la relación.
Lo más habitual es que detrás de los diferentes problemas se esconda la presencia de algún tipo de frustración o insatisfacción con algún aspecto de la relación, generalmente vinculada o empeorada por la falta de comunicación.
Es posible que no exista una demanda clara más allá de la presencia de problemas relacionales, siendo uno de los principales aspectos a trabajar la de dilucidar el motivo de la insatisfacción con el objetivo de encontrar medios para reducirla y introducir cambios que permitan la resolución de los conflictos. Sin embargo, en otros casos la causa del conflicto puede estar más delimitado a una circunstancia, situación o discrepancia concreta.
Algunas de las principales causas que suelen llevar a una pareja a acudir a consulta suelen ser la aparición de una infidelidad, problemas o ausencia de comunicación, mala convivencia, presencia de celos, dependencia emocional, problemas de fertilidad, disfunciones sexuales, ausencia de metas compartidas o percepción de falta de implicación por una de las partes, discrepancias en la educación de la prole, discrepancias estructurales a nivel de problemas de jerarquía o ausencia de equidad en el poder o problemas inesperados tales como el fallecimiento de un hijo o el diagnóstico o padecimiento de alguna enfermedad médica crónica o terminal o un trastorno mental.
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Tipos de terapia de pareja según su paradigma
Todas estas problemáticas pueden ser observadas y tratadas desde muy distintas perspectivas teóricas y prácticas. Por ejemplo, algunas de ellas pueden centrarse más en factores emocionales o en las sensaciones de sus miembros mientras que otras se basan más en la existencia de roles y estructuras familiares o en aspectos más cognitivos. Todas ellas se consideran terapia de pareja y todas ellas tienen su utilidad en distintas situaciones.
A continuación vamos a ver algunos de los principales tipos de terapia de pareja que existen en base a la corriente teórica de la que parten.
1. Terapia de pareja sistémica
Uno de los tipos de terapia de pareja más conocido, y que también lleva a la aplicación de la terapia familiar, es la que se basa en el paradigma sistémica.
En este caso la relación de pareja es vista como un sistema abierto en el que se produce un intercambio de roles, normas y relaciones. La mayor parte de problemáticas se suelen vincular a problemas de comunicación, ausencia de captación o expresión de las necesidades de cada miembro de la pareja o de la aparición o mantenimiento de roles fijados que llegan a volverse disfuncionales y generadores de sufrimiento.
2. Terapia de pareja cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual es la más prevalente y reconocida a día de hoy en la mayor parte de facetas de la psicología. Este tipo de terapia suele ir vinculada a las cogniciones, creencias, expectativas y pensamientos de cada sujeto, así como en los comportamientos derivados de ellos.
Así, es habitual que bajo este paradigma se trabajen las divergencias en cuanto a expectativas en la relación, la presencia de conductas que suponen sufrimiento para una de las partes. Se trabajan situaciones en que existe un control excesivo o un bajo refuerzo mutuo.
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3. Terapia de pareja psicodinámica
La terapia de pareja llevada a cabo desde la perspectiva psicodinámica suele centrarse en la presencia de conflictos producidos en la infancia o en el desarrollo temprano como causa de la generación de problemas de pareja en el presente. También se analiza el uso de mecanismos de defensa como la proyección en el otro de los propios miedos o la introyección de características del otro en el propio self del individuo.
Otros aspectos destacables son el alto valor dado a la relación terapéutica y a las fantasías conscientes e inconscientes de cada uno de los miembros de la pareja, especialmente en lo que a la relación se refiere.
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4. Terapia de pareja humanista
Otro de los tipos de terapia de pareja, quizás menos conocida que las anteriores, es la basada en el enfoque humanista. Desde este enfoque se busca que los miembros de la pareja desarrollen y optimicen sus potencialidades, se derriben máscaras y roles y se autodescubran a sí mismos. Se considera que es el desarrollo de la individualidad de cada miembro de la pareja lo que va a llevar a que la unión entre ambos sea más sólida.
5. Otros tipos de terapia de pareja
Hasta ahora hemos hablado de diferentes tipos de terapia de pareja basados en el paradigma del que se parte, pero estas no son las únicos existentes. Podemos encontrar dentro de estos mismos paradigmas diferentes maneras de conceptualizar y llevar la terapia.
Por ejemplo, existe la terapia focalizada en las emociones (en que se busca mejorar el vínculo a partir de la expresión emocional y la superación de círculos viciosos de emociones negativas) o la integral basada en la aceptación y compromiso de la situación problemática (por ejemplo, el padecimiento de un trastorno crónico). También existen terapias más centradas en determinados aspectos de la relación, como ocurre con la terapia sexual.
¿El proceso terapéutico fracasa en caso de ruptura?
Sería un error considerar que la meta de la terapia de pareja es evitar la ruptura en todos los contextos. Alargar artificialmente la duración de una relación amorosa no tiene sentido si esta parte de fallos fundamentales, y en casos así, la terapia de pareja es un medio por el cual llegar a esta conclusión y poder pasar a la ruptura sin sentimientos de culpa y de "qué habría pasado si...".
Del mismo modo, favorece que al poner fin a la relación esto se haga en los mejores términos posibles. Es, en definitiva, una manera de explorar posibilidades maximizando la probabilidad de que la relación siga en caso de que esta tenga potencial para funcionar.
Referencias bibliográficas:
- Biscotti, O. (2006). Terapia de Pareja: una mirada sistémica. 1a. ed. Buenos Aires: Lumen.
- Christensen, A.; Atkins, D.C.; Yi, J.; Baucom, D.H. & George, W.H. (2006). Couple and individual adjustment for 2 years following a randomized clinical trial comparing traditional versus integrative behavioral couple therapy.J Consult Clin Psychol. 74(6):1180-91.
- Lepore, J. (2010). The rise of marriage therapy, and other dreams of human betterment. Nueva York: The New Yorker.