Sentir ansiedad es totalmente normal, y las personas podemos experimentarla en nuestra vida cotidiana en múltiples situaciones. Por ejemplo, justo antes de un examen cuando los nervios están a flor de piel o cuando no podemos conciliar el sueño porque debemos tomar una decisión importante.
La ansiedad es una reacción normal y adaptativa que aparece en situaciones de estrés o incertidumbre. Sin embargo, cuando la ansiedad provoca un deterioro funcional, afecta a distintas áreas de nuestra vida (relaciones interpersonales, trabajo, escuela…) y provoca un gran malestar y sufrimiento, entonces es posible que se trate de un trastorno de ansiedad. En este caso es necesario acudir a terapia psicológica.
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Síntomas de los trastornos de ansiedad
La ansiedad negativa puede manifestarse por distintos motivos, pues existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad. Algunas personas tienen un gran miedo a hablar en público (fobia social) y, por tanto**, tienden a evitar las situaciones en las que se exponen a este malestar**.
Otras tienen pensamientos irracionales y catastrofistas casi a diario sobre acontecimientos que no han sucedido y que tienen muy pocas probabilidades de suceder (trastorno de ansiedad generalizada), y otras sienten un gran malestar al revivir un evento traumático del pasado (trastorno de estrés postraumático). Independientemente de cual sea el tipo de ansiedad, algunos síntomas característicos de este trastorno son:
- Miedo intenso e irracional.
- Preocupaciones excesivas.
- Mareos, sudoración tensión muscular, falta de aire, sequedad de boca o fatiga.
- Evitación de situaciones temidas.
- Pensamientos y conductas repetitivas.
- Se reviven acontecimientos traumáticos.
- Dificultades para dormir.
Tratamientos para la ansiedad
Si crees que eres una de esas personas que sufre un trastorno de ansiedad, debes saber que no estás solo, porque ésta es una problemática muy habitual. Puesto que hay distintos tipos de trastorno de ansiedad, cada uno tiene un tratamiento específico.
Ahora bien, los psicólogos podemos facilitar una serie de técnicas que ayudan a mejorar los estados de ansiedad, pero el problema no remite si no pones de tu parte. Es tu responsabilidad implementar ciertos hábitos y estrategias en tu vida para hacer que la ansiedad deje ser un problema.
Si quieres saber qué tratamientos se aplican en las sesiones terapéuticas, a continuación puedes encontrar una lista con los más relevantes y destacados:
1. Técnicas de relajación
Nuestro organismo reacciona a los pensamientos de ansiedad con tensión muscular y una serie de reacciones fisiológicas. Cuando una persona ansiosa interpreta una situación como amenazante, la respuesta de lucha y huida se activa, se liberan una serie de hormonas y el sistema nervioso autónomo prepara al individuo para responder a una situación de peligro.
Las técnicas de relajación tienen el objetivo de enseñar a los individuos a relajarse, a aprender a respirar correctamente y a disminuir la activación fisiológica. Existen diversos tipo de técnicas de relajación, por ejemplo, la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson o el entrenamiento autógeno de Schultz.
2. Técnicas expositivas
La ansiedad no es una sensación agradable, así que las personas que sufren este trastorno intentan evitar las situaciones que producen malestar. Una manera muy frecuente de hacer esto es alejarse de la situación o del estímulo ansioso. Si alguien tiene miedo a hablar en público puede evitar asistir a la boda de su mejor amigo para evitar dar un discurso delante de todos los asistentes. Si alguien tiene miedo a volar, puede conducir durante días para evitar subirse a un avión.
La terapia de exposición, como su nombre indica, consiste en exponer al paciente a situaciones u objetos temidos. La idea es que a través de exposiciones repetidas, éste vaya adquiriendo una sensación de control sobre la ansiedad, y la situación tenderá a desaparecer. Las técnicas expositivas se utilizan en casos de fobias y otros trastornos de ansiedad (por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo), y se caracterizan porque el paciente debe confrontar el estímulo temido hasta que la ansiedad se reduce gracias a la habituación.
Gracias a este tipo de técnicas es posible impedir que el escape o la evitación se conviertan en una respuesta de seguridad. Para llevarlo a cabo, se suelen establecer una jerarquía de estímulos temidos, de manera que el paciente pueda ir poco a poco acercándose a estos estímulos hasta lograr la extinción. Este tipo de técnicas pueden llevarse a cabo tanto en vivo como de manera imaginaria. Hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, es posible realizar estas técnicas a través de la Realidad Virtual. La terapia de exposición se puede utilizar sola, o se puede realizar como parte de la terapia cognitivo-conductual.
3. Desensibilización sistemática
En vez de enfrentarse a la situación u objeto temido de inmediato, es posible que el tratamiento y la exposición se inicie con una situación que sólo es ligeramente amenazante, para ir trabajando poco a poco hasta el objetivo. Este enfoque, que se caracteriza por ir paso a paso, recibe el nombre de desensibilización sistemática. La desensibilización sistemática permite desafiar gradualmente los miedos, crear confianza y dominar las habilidades para controlar el pánico.
La desensibilización sistemática es similar a las técnicas expositivas (y para algunos autores se engloba dentro de éstas). Sin embargo, existen algunas diferencias entre ambos tratamientos. Mientras en las técnicas expositivas se emplea la habituación para superar la ansiedad, en la desensibilización sistemática se emplea el contracondicionamiento, es decir, la sustitución de una respuesta que produce ansiedad, por otra incompatible con la misma. En la desensibilización sistemática la aproximación al estímulo ocurre de manera gradual, pero en la técnica de exposición el ritmo de aproximación depende del tiempo disponible, la disposición del paciente y la tasa de habituación.
La desensibilización sistemática incluye tres partes:
- Aprender habilidades de relajación, y, una vez que el paciente afronta sus miedos, emplear estas técnicas de relajación para reducir su respuesta de ansiedad y estimular la relajación.
- Elaborar una lista paso a paso. Se seleccionan de 10 a 20 situaciones de miedo para progresar hasta el objetivo final. Por ejemplo, si lo que se desea es superar el miedo a volar, el primer paso puede ser mirar fotografías de aviones.
- Trabajar los pasos bajo la guía del terapeuta. El paciente se expone a la situación temida y sustituye la ansiedad por las técnicas aprendidas.
4. Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva se basa en la idea de que la forma en que nos sentimos, nos comportamos y respondemos a las situaciones en base a nuestra manera de pensar, por lo que esta técnica intenta modificar patrones de pensamiento y creencias disfuncionales.
La reestructuración cognitiva deriva de la terapia cognitiva (pero también se emplea en la terapia cognitivo conductual) que puede ayudar a las personas a identificar y desafiar los patrones de pensamiento y las creencias que provocan ansiedad. La finalidad de esta técnica es la modificación de los esquemas de pensamiento del paciente gracias a distintos métodos.
5. Técnicas farmacológicas
En algunos casos es conveniente complementar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico, especialmente en aquellas situaciones en las que es necesario reducir los síntomas rápidamente, como por ejemplo, para tratar un ataque de pánico.
Sin embargo, los medicamentos deben combinarse con distintas técnicas cognitivas y conductuales y deben ser sustituidos poco a poco por éstas. Los fármacos pueden crear adicción e intolerancia, por lo que es necesario ser precavidos en su consumo y debe evitarse la automedicación. En el tratamiento de la ansiedad se emplean habitualmente dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos.
6. Mindfulness
El Mindfulness pertenece a las terapias psicológica de tercera generación. Uno de los programas que más se emplean para el tratamiento de los trastornos de ansiedad es el MBCT (Mindfulness-based cognitive therapy) o Terapia Cognitiva basada en Mindfulness. El programa combina la meditación con la adquisición de habilidades prácticas que caracterizan a la terapia cognitiva, como la interrupción de patrones de pensamiento que conducen a los síntomas ansiosos.
El Mindfulness, más que un conjunto de técnicas, es una filosofía que se centra en la autoaceptación, la compasión, en focalizar la atención en el aquí y el ahora, y en adoptar una mentalidad no enjuiciadora. Se basa en la idea de que no son los eventos los que provocan ansiedad, sino cómo los interpretamos y cómo los afrontamos. No se trata de eliminar la ansiedad sino de aceptarla, porque al no oponer resistencia, la sintomatología ansiosa se reduce.
Acudir a psicoterapia, la mejor opción para superar la ansiedad
En cuanto al tratamiento de los trastornos de ansiedad, la ciencia muestra que la psicoterapia es generalmente la opción más eficaz. La terapia ayuda al paciente a descubrir las causas subyacentes de sus preocupaciones y temores; le permite aprender a relajarse y a mirar las situaciones desde una nueva óptica, y le da la posibilidad de desarrollar mejores habilidades de afrontamiento y resolución de problemas. La terapia facilita las herramientas para superar la ansiedad y enseña cómo utilizarlas.
La duración del tratamiento dependerá del tipo y de la gravedad del trastorno de ansiedad. Sin embargo, muchas terapias de ansiedad son relativamente cortas, porque la gran mayoría de personas mejoran a las 8-10 sesiones terapéuticas
Referencias bibliográficas:
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- Stephan WG, Stephan CW (1985). Intergroup Anxiety. Journal of Social Issues.
- Huhn, M.; Tardy, M.; Spineli, L.M. (2014). Efficacy of Pharmacotherapy and Psychotherapy for Adult Psychiatric Disorders A Systematic Overview of Meta-analyses. JAMA Psychiatry, 71(6): pp. 706 - 715.
- Wampold, B.E., Flückiger, C., Del Re, A.C., Yulish, N.E., Frost, N.D., Pace, B.T., et al. (2017). In pursuit of truth: A critical examination of meta-analyses of cognitive behavior therapy. Psychotherapy Research. 27 (1): pp. 14 - 32.
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