La psicología criminal es una rama de la psicología que se centra en estudiar el proceso delictivo, explicarlo, comprender cómo y por qué ha sucedido y, así, tratar de prevenirlo.
La historia de esta disciplina es muy larga y las teorías y ámbitos de aplicación de la misma son múltiples y variados. A continuación descubriremos más a fondo a qué se dedica esta tan compleja ciencia social.
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¿Qué es la psicología criminal?
La psicología criminal es una rama de la psicología que está orientada a estudiar, entender y explicar cuál es el origen del delito y el crimen. También estudia cuáles son las motivaciones y la personalidad del delincuente, además de aprovechar lo averiguado para prevenir y controlar la delincuencia y rehabilitar al ofensor. En base a todo esto, la figura del psicólogo criminal destaca en centros penitenciarios, de salud mental y juzgados, realizando entrevistas a implicados en el delito y diseñando programas preventivos de criminalidad.
La psicología criminal es una disciplina social aplicada que, hace relativamente poco, ha conseguido independizarse de otras ramas cercanas. Entre estas ramas con las que está relacionada tenemos la psicología legal, la psicología forense, la psicología penitenciaria y la psicología policial.
Orígenes históricos
Los orígenes históricos de la psicología criminal son varios, relacionados con otras disciplinas, en especial la criminología, la sociología y la psicología. De hecho, y en relación con esta última, la psicología criminal no se hubiera podido desarrollar hasta como es hoy en día sin que la psicología se hubiera desarrollado como una ciencia en general. Uno de los grandes hitos de la psicología, la creación de los test, han sido ampliamente usados en psicología criminal a modo de evaluación de las características criminales del sospechoso de un delito.
Uno de los acontecimientos más importantes para la psicología criminal son los estudios sobre la memoria de Hermann Ebbinghaus. Estos han tenido una gran importancia a la hora de valorar los testigos oculares, la forma en cómo recuerdan el evento criminal y cómo comprobar su veracidad. También tiene relación con la psicología, concretamente la social, el estudio de las dinámicas de grupo, aumentando el interés en el estudio de la toma de decisiones por los individuos implicados en un acto delictivo.
Pero además del desarrollo de la propia psicología, la psicología criminal también debe su madurez a varios eventos históricos y sociales. Entre ellos está la ola feminista de los años sesenta y setenta, además de una mayor sensibilidad hacia el abuso sexual infantil, delito que se creía que no tenía una ocurrencia tan elevada.
Fue en ese contexto en el que la psicología criminal trató de entender y enfrentarse al delito, especialmente el sexual y crímenes machistas, con la intención de prevenirlo. Con todo esto se pretendía desarrollar e implementar tratamientos para los abusadores, y estudiar la habilidad de los niños para dar evidencias en el juzgado ante la experiencia traumática vivida.
Tampoco se puede ignorar que parte de la actual psicología criminal tiene parte de sus raíces en pseudociencias. Entre ellas tenemos la fisionomía, disciplina que consideraba que el cuerpo y el alma se hallan en íntima relación, haciendo que las deformidades del cuerpo se debieran a defectos espirituales. Junto con ella tenemos la frenología de Franz Joseph Gall, quien elaboró una teoría en la que cada función anímica corresponde a una parte cerebral, y éstas se pueden observar en el cráneo, en forma de depresiones y montículos a lo largo de la cabeza.
Otra de las grandes aportaciones que ha recibido la psicología criminal tiene su origen en la psiquiatría. Esta disciplina, en su momento, distinguió entre individuos enfermos mentales de aquellos que eran delincuentes. Si bien se planteó que la criminalidad tenía un origen psicopatológico, como es el caso de la locura moral propuesta por James Cowles Prichard, este concepto fue eventualmente sustituido por el de personalidad criminal durante el siglo XIX. Así se reconocía que la conducta delictiva se producía a causa de rasgos criminales presentes en la personalidad del individuo.
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Teorías relacionadas con el comportamiento criminal
Como hemos comentado, la psicología criminal se entiende como la aplicación de los conocimientos psicológicos en la comprensión y explicación del comportamiento criminal. Pese a que esta definición es clara e inequívoca, no son pocas las teorías que tratan de dar explicación al hecho de que alguien cometa un acto delictivo.
Desde la psicología evolutiva se pone énfasis en cómo las trayectorias del desarrollo influyen en el comportamiento criminal. El foco de atención está en las influencias ambientales, como por ejemplo proceder de un entorno socioeconómico bajo, no haber recibido estimulación cultural, ser objeto de un estilo parental negligente y baja autoestima. Todo esto puede hacer que, especialmente en la adolescencia, el individuo se comporte de forma delictiva.
Por otro lado, yendo a la psicología social, se encuentran varias teorías que tratan de explicar cómo se da el comportamiento criminal. Entre ellas tenemos la teoría de la atribución social de Festinger, en la cual se indica que las personas tienden a atribuir una causa, interna o externa, como la aparición de la conducta. También, del mismo autor, tenemos la teoría de la disonancia cognitiva, explicada como la tendencia de las personas a tomar una decisión entre dos opciones que se valoran de forma similar y llevan a una tensión psicológica.
Dentro de la psicología social también tenemos los estudios de desindividualización social, proceso en el cual las personas pierden su identidad individual en el seno de un grupo, lo cual puede contribuir a que se desconecten de la sociedad. Esta desconexión es un aspecto muy importante en el estudio de la criminalidad, dado que puede ser un factor que haga más propensa a la persona para realizar delitos.
Con respecto a la psicología de la personalidad, tenemos el estudio de las características psicológicas individuales. La psicología de la personalidad enfocada en el proceso criminal trata de explicar y encontrar cuáles son las características específicas de la personalidad que hacen que algunos individuos sean más propensos a cometer actos delictivos, con una relación muy estrecha al autocontrol.
Dentro de la psicología clínica podemos destacar el estudio de la psicopatología relacionada con la delincuencia. Es posible relacionar el crimen con ciertos trastornos mentales, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los trastornos del estado del ánimo. También se pueden relacionar con el proceso delictivo el padecer algún tipo de discapacidad intelectual o trastorno de control de los impulsos, cleptomanía, piromanía o trastornos del espectro autista.
Ámbitos de aplicación
La psicología criminal tiene muchos ámbitos de aplicación, siendo especialmente destacable la figura del psicólogo criminal en centros penitenciarios, centros de salud y juzgados.
1. Análisis criminal
Entre las funciones que se realizan dentro de la psicología criminal no se puede ignorar el análisis criminal. Esta es una de las principales razonas por las que se debe incluir la psicología en el ámbito criminológico, dado que en un delito pueden intervenir muchas personas, tanto el que lo comete como la víctima y cómplices.
Así pues, la psicología criminal analiza los comportamientos del delincuente en diferentes situaciones específicas, de manera que compara los datos que se obtengan con las bases de datos. En caso de que se encuentren coincidencias, como las armas utilizadas, el tipo de víctima (como en los casos de asesinos seriales), el modus operandi, el lugar geográfico y demás aspectos que permiten tener una base para guiar la investigación.
Aquí también se puede incluir la investigación policial, incluyéndose la negociación con los criminales, los trabajos sobre el contenido psicológico de diferentes pruebas o hechos, estudios sobre la estructura de bandas criminales implicadas en el delito o el mapeado del crimen.
2. Perfilación criminal
Otra de las aplicaciones de la psicología criminal es la perfilación criminal. Esta es una técnica de investigación que ayuda a los investigadores a colocarse en la mente del criminal, permitiendo identificar sus características de personalidad y comportamiento, analizando el crimen y la escena del mismo.
De esta forma se pueden conocer diferentes aspectos acerca de la personalidad o de los motivos del autor. Por ejemplo, puede ser que el delito tuviera una planeación previa, o puede que fuera impulsivo y pasional. También se tiene en cuenta la edad de quien cometió el delito, su género y la zona en la que posiblemente viva.
3. Entrevistas a implicados en el delito
La psicología criminal puede ser aplicada en la realización de entrevistas, tanto a ofensores como víctimas, para conseguir información relevante y veraz acerca de los hechos que han ocurrido.
Así se tienen en cuenta las diferentes necesidades de cada persona sometida al acto criminal. Tienen necesidades, capacidades y características que deben ser tenidas en cuenta a la hora de realizar la entrevista, como por ejemplo un menor que haya sido testigo de un crimen, un ofensor que se niega a confesar, alguien traumatizado...
La entrevista en este ámbito tiene sus particularidades, dado que en las entrevistas estándar se pueden identificar tres problemas que implican la inhibición en la recuperación de la información:
- Frecuentes interrupciones.
- Formulación de preguntas excesivas.
- Secuencia inapropiada de las preguntas.
Todo esto puede dar como resultado una información más vaga e imprecisa, poco útil para la investigación.
Es por esto que en este tipo de entrevistas se suele usar la entrevista cognitiva mediante diferentes técnicas. La primera sería reconstruir mentalmente los contextos del crimen, la segunda sería dejar el “recuerdo libre” a la persona, narrando todo lo que recuerde. La tercera es el “cambio de perspectiva”. La última es el “recuerdo en orden inverso” que se narren los hechos de modo diferente a como sucedieron.
4. Valoración para ser juzgado
Una de las competencias del psicólogo criminal es valorar si el acusado es apto para ser juzgado.
Se deberá valorar si el individuo es capaz de entender la comisión del delito del que se le acusa, y si tenía plenas facultades para entenderlo en el momento en el que lo hizo, si puede entender las causas de las que se le acusa, si entiende el rango de las posibles condenas y si tiene capacidad para declarar en su propia defensa.
Los motivos que hacen que una persona no pueda ser juzgada son varios, como pueden ser una lesión cerebral, demencias, discapacidad intelectual o presencia de psicopatología.
Para poderlo comprobar, los psicólogos se valen de métodos de evaluación o pruebas psicométricas.
5. Valoración del estado de la víctima
No únicamente se pretende conocer las características del delincuente, sino también conocer el estado de la víctima. Es decir, se pretende averiguar qué efectos tiene sobre su salud mental el acto que ha vivido, que puede ser especialmente traumático tratándose de un intento de asesinato, abuso sexual o maltrato.
6. Prevención
Por último tenemos que la psicología criminal tiene una finalidad preventiva, dado que conocer el delito contribuye, también, a evitarlo interviniendo sobre los grupos más propensos a realizarlo.
Así pues, esta disciplina, conociendo los factores biopsicosociales que presentan una relación con la aparición y con el desarrollo de la delincuencia para poder llegar a reducir loa criminalidad mediante programas de prevención. Se pretende mejorar el conocimiento del delito y su prevención.
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