Muchas personas verán la práctica de Mindfulness y la terapia psicoanalítica como diferentes y lejanas. El encuentro entre estos dos mundos puede representarse como un encuentro entre monjes encapuchados que comen comida sencilla en tazones y europeos vestidos formalmente conversando en los cafés.
Como en cualquier situación en la que hay una falta de conocimiento íntimo - "desde adentro" - en mundos diferentes, las percepciones de un mundo al otro, podrían generalizarse de manera caricaturesca: a veces idealizando, pero a menudo haciendo que lo diferente sea inferior e incluso ridículo.
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La relación entre el Mindfulness y el psicoanálisis
En casos extremos (que no son infrecuentes), la "gente de Mindfulness" puede ver el psicoanálisis como una especie de intelectualización, y los "psicoanalistas" pueden ver la práctica del mindfulness como una simplificación espiritual que evita las complejidades de la psique y de la vida.
Pero en la práctica, los dos modos (Mindfulness y psicoanálisis) tratan de perfeccionar habilidades de atención con el propósito de reducir el sufrimiento humano; habilidades que ambas prácticas se esfuerzan por llevar al nivel más elevado y profesional, cuál obra de arte. En la realidad, el núcleo del acto terapéutico, como el núcleo de la práctica de mindfulness, está asociado a una presencia atenta en un espacio emergente, cuyos contornos de formación son desconocidos e incontrolables.
Es una presencia que se esfuerza por permanecer en contacto permisivo con el espacio emergente y que permite que evolucione de manera natural y tome nuevas formas, con ritmo propio, una y otra vez.
Este tipo de presencia atenta depende de la capacidad para estar en contacto con “lo desconocido”. Si no lo podemos contener (lo desconocido), categorizamos inmediatamente todo lo que encontramos, en categorías preconcebidas. En lugar de concebir lo que está sucediendo ahora, lo interpretamos según nuestras expectativas, opiniones y conocimientos anteriores. En este caso no podemos estar en contacto con el momento presente real (sin mediación) ni con la realidad de la persona a la que nos enfrentamos. Lo nuevo y singular del momento presente, está envuelto por nuestras ideas preconcebidas.
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La naturaleza de lo desconocido
Sólamente si logramos encontrarnos con lo desconocido podemos confrontar la frescura del momento nuevo y la alteridad de otra persona. En realidad, nuestra curiosidad, nuestro aprendizaje, nuestra habilidad de adaptarnos a nuevas circunstancias, y nuestra capacidad de conocer realmente a otra persona... todo depende de esta atención despojada y de esta capacidad de estar en contacto con un elemento aún-no-conocido.
Wilfred Bion, uno de los desarrolladores más innovadores de Freud y Klein, psicoanalista y genio multidisciplinar, introdujo este tipo de atención despojada al psicoanálisis. El enfatizó que encontrarse con el momento presente sin ideas preconcebidas es una característica central en la práctica de la psicoterapia. Distinguió además los diferentes grados de transformaciones de la personalidad y afirmó que los terapeutas que son capaces de sostener “lo desconocido” pueden facilitar las transformaciones más profundas.
Bion dedicó muchas publicaciones a este tema y desarrolló conceptos originales para comunicar su intención. Insistió en que el psicoanálisis se ha inundado de teorías y conocimientos que podrían obstaculizar la capacidad del terapeuta para ver al paciente tal como es. El terapeuta informado, afirmó Bion, podría estar tan saturado con las ideas existentes hasta perder la singularidad del paciente real en el momento presente.
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Otra manera de entender la terapia
Según Bion cada sesión terapéutica se debe tratar como una unidad nueva, desconocida y emergente. En uno de sus artículos más citados, él escribió “Cada sesión evoluciona. desde la oscuridad y de la falta de forma, algo evoluciona” [Wilfred Bion, Notas sobre la memoria y el deseo]. En este mismo artículo, él sugiere a los terapeutas que estén atentos al paciente “sin memoria ni deseo” y que mantengan un contacto directo con el impacto singular del momento presente. Bion elaboró sobre este tema:
"La ‘observación’ psicoanalítica no se ocupa de lo que ha ocurrido ni de lo que ocurrirá sino de lo que está sucediendo… Para el analista cada una de las sesiones debe carecer de historia y de futuro… Lo único importante en cualquier sesión es lo desconocido y nada debe impedir intuirlo". Wilfred Bion, Notas sobre la memoria y el deseo.
Bion ingresó, se puede decir, el arte del desconocimiento, dentro del mundo de la psicoterapia. En otras palabras, podemos referir a Bion como el valedor de lo desconocido en la disciplina de psicoterapia. Entre tantos conocimientos psicoanalíticos, él intentó generar un lenguaje que apunta e incluye a lo desconocido de forma inherente. La capacidad de estar no-saturado y en contacto con elementos aún-no-conocidos, es una clave central, según Bion, para facilitar transformaciones profundas en la personalidad del paciente.
Resumiendo: sostener “lo desconocido” vivo y presente es una forma de arte que está en el corazón de cualquier esfuerzo terapéutico y de cualquier momento de mindfulness. Refleja la capacidad de estar en contacto directo con la realidad presente y con la singularidad de otros seres humanos. A pesar de nuestra tendencia natural de categorizar todo lo que encontramos según categorías preconcebidas y conocimientos existentes, esta forma de arte nos permite absorber la frescura del momento presente y la alteridad del otro. Por lo tanto, esta forma de arte se localiza en el núcleo de procesos de atención, aprendizaje y creatividad; representa el vínculo profundo entre mindfulness y psicoanálisis.
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