Siempre oímos hablar de la importancia en la comunicación de pareja y de que un porcentaje muy importante en el fracaso de una relación tiene que ver con dicha comunicación. Pero por más que intentamos hablar, solucionar y aclarar las cosas, sentimos muy habitualmente una frustración muy potente, porque “no sirve para nada, no cambia, no me escucha, no me entiende”.
Solucionar conflictos nunca es fácil, saber gestionar las emociones negativas que me produce la situación de conflicto, además de intentar que la otra persona me entienda y conseguir un cambio, parece un esfuerzo titánico que nos mete en una espiral negativa de la cual nos cuesta salir.
Cuántas parejas suelen además estar en la dinámica, de “yo necesito hablarlo, pero la otra persona cuando está enfadada necesita su tiempo y no quiere hablar de ello, lo cual hace que yo esté peor”. Cada uno gestiona sus emociones de forma diferente, lo cual hace que aún nos cueste más salir del conflicto porque a veces lo que empezaba por una discusión sin mucha importancia termina perpetuándose durante un tiempo porque la comunicación es deficitaria.
Cuando uno quiere hablar el otro no, al final no se habla, uno siente que no ha pasado nada, el otro se lo guarda y a lo mejor lo saca más adelante y así muchas veces. ¿Os ha pasado?
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Mejorar la comunicación en pareja cuestionando creencias problemáticas
Para mejorar en la comunicación de la pareja, parece que hay que aprender muchos pasos y podemos sentirnos abrumados y no saber por dónde empezar. Nada más lejos de la realidad, la clave para empezar a mejorar la comunicación, radica en dejar de focalizar la atención en lo que falla del otro, en lo que no hace bien, en lo que me falta, etc. Y focalizar la atención en qué pensamientos son los que me hacen daño a mí, qué emociones provocan esos pensamientos y cómo puedo aprender a gestionarlas.
Parece sencillo de decir, y no tanto de hacer, pero en cualquier conflicto interpersonal siempre hay que recordar que yo no puedo controlar lo que el otro piensa, siente, dice o hace, pero sí puedo controlar mis propios pensamientos y emociones. Por tanto, si quiero empezar a cambiar la comunicación, voy a revisar qué ideas sobre la relación están funcionando de forma automática y negativa a la hora de gestionar conflictos.
Aquí os exponemos unas cuantas:
1. Las parejas felices no discuten
La mayoría entendemos que discutir no es malo, y que no pasa nada por discutir de vez en cuando, pero muchas veces se puede tener más miedo a los conflictos, debido a una historia pasada, donde por educación o experiencias negativas, decir lo que piensas o sientes o tener un conflicto ha llevado a perder relaciones o sentirnos abandonados. Si es así, se puede desarrollar una especial sensibilidad o reactividad a las discusiones y vivirlo con gran ansiedad. Precisamente ese miedo, aumenta más sensación de inseguridad, y es posible que propicie más discusiones.
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2. Nunca acostarse enfadados
Esta idea tradicional, va ligada un poco a la idea anterior, de que “todo tiene que ir bien”, hace ver que lo negativo debe ser eliminado cuanto antes, lo cual genera mucha angustia cada vez que hay un conflicto. Esa sensación de urgencia, hace mucho más negativo cualquier conflicto y a veces choca con respetar los tiempos de gestión emocional del otro miembro, lo que perpetua el malestar.
3. Hay que ser sincero y contarle todo a tu pareja
Muchas personas consideran esto un valor primordial y en esencia es importante hacerlo, pero es imposible cumplir esto al 100%, además de contraproducente. Aprender a decir lo que se siente, sin reprochar al otro y hacer críticas constructivas (que aporten algo, no criticar por criticar), son la premisa fundamental a la hora de ser sincero, lo cual implica que no siempre hay que estar expresando lo que no nos gusta del otro.
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4. No hace falta hablar ciertas cosas, ya lo sabe
Dar por hecho lo que el otro piensa, siente o hace, es uno de los errores en comunicación más comunes en las parejas. Tener mucha confianza con alguien y conocer a alguien implica que puedes predecir parte de sus conductas, pero precisamente entorpece mucho la comunicación esta idea, porque impide que podamos expresar cómo nos sentimos o que deseamos nosotros, solo porque la respuesta del otro no sea la deseada.
5. Mi pareja debe entenderme y apoyarme
En esencia la palabra que sobra en esta idea es “debe”, cuando yo veo como algo imprescindible y obligatorio lo que mi pareja “tiene que ofrecerme” es muy fácil que me sienta dolido cuando no lo recibo, las ideas rígidas siempre nos hacen daño, por eso es importante revisarnos los deberías que ponemos en el otro, las exigencias, porque desde ahí siempre vamos a tener conflictos. No es lo mismo pedir que exigir, una buena comunicación parte del concepto de expresar cómo me siento, y pedir lo que necesito aun sabiendo que puedo no recibirlo, pero no pasa nada si eso ocurre.
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En conclusión…
En definitiva, para empezar a cambiar el bucle de comunicación negativo es importante hacer revisión de nuestras ideas distorsionadas, o rígidas, que están detrás de las conductas que emitimos a la hora de comunicarnos.
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