La experiencia del matrimonio y de vivir una relación de pareja debería ser algo beneficioso, enriquecedor y satisfactorio para ambos miembros de ella. No obstante, son muchos los casos en los que la dinámica de la pareja es muy diferente, y aún así se resisten a romper el vínculo.
Si bien es cierto que existen multitud de razones por las cuáles las personas se sienten insatisfechas o infelices en su relación de pareja, son otras muchas las razones por las que prefieren continuar. No obstante, la psicología de pareja todavía lucha por aclarar el porqué algunas parejas infelices sí son capaces de romper, mientras que otras no.
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La Teoría de la Interdependencia
Una de las teorías más aceptadas que intenta explicar este fenómeno es la Teoría de la Interdependencia. Expuesto por los psicólogos Harold Kelley y John Thibault, este supuesto establece que cada uno de los miembros de la pareja evalúa la satisfacción personal con su matrimonio o vínculo, en relación a los costos y beneficios de dicha relación.
Es decir, si nuestra pareja nos exige mucho tiempo y recursos, pero nos compensa porque cubre nuestras necesidades o, si por el contrario, nos aporta poco pero también nos exige poco, es muy posible que mantengamos la relación.
La clave de esta esta teoría es que mientras que los costos percibidos no sean mayores que los beneficios, son muchas las posibilidades de que la pareja se mantenga unida. De lo contrario es muy probable que uno de los dos acabe por cortar la relación.
De esta manera, de acuerdo con la Teoría de la Interdependencia este equilibrio es la base del compromiso. Para ser más específicos, según Kelley y Thibaut, a pesar de la insatisfacción en la pareja, las personas que la conforman se sentirán más comprometidos por estas razones:
- La cantidad de tiempo invertido en la relación. Llevar mucho tiempo en una relación le aporta un sentido, las personas percibe que ha construido algo que supone una gran angustia romper.
- Los miembros de la pareja no son capaces de encontrar alternativas mejores a su relación actual.
Los estudios actuales
A pesar de que las conclusiones de los estudios de Kellet y Thibault sobre la Teoría de la Interdependencia bien pueden aplicarse a la actualidad, es cierto es que estas poseen una antigüedad de unos cincuenta años aproximadamente, y que** las dinámicas de pareja cambian al igual que cambia lo sociedad**.
Es obvio pensar que el nivel de satisfacción que una persona posea en su relación depende en gran medida de lo que esta relación le aporte. Es decir, de los beneficios. No obstante, investigaciones recientes señalan el papel de los estándares individuales o, dicho de otra forma, de la idea o concepción que cada persona tiene acerca de lo que debería ser una relación de pareja. Según estos estudios, es muy posible que una pareja que se encuentre en una relación disfuncional mantenga este vínculo por el simple hecho de sus estándares para las relaciones de la pareja son bajos.
Los casos en los que las personas están realmente insatisfechas con su relación pero mantienen su compromiso, son difícilmente explicables por la Teoría de la Interdependencia. No obstante, los estudios realizados por la psicóloga Levi Baker, en la Universidad de Carolina del Norte, aportan otras luces que pueden ayudarnos a entender por qué muchas parejas infelices continúan unidas.
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Los resultados
Según los resultados obtenidos por Baker y sus colaboradores, el compromiso con la relación no se basa tanto en el nivel de satisfacción actual como en el nivel de satisfacción que se espera en el futuro de la relación. Es decir, las personas mantienen su relación porque creen que la calidad de esta mejorará con el tiempo o que los problemas acabarán por pasar.
Por lo tanto, a la hora de realizar una predicción acerca de si una pareja que no se siente feliz unida mantendrá su relación o no, la expectativa de satisfacción futura será un mejor predictor que la satisfacción actual en la pareja.
Aunque seguramente existan muchos más factores, la hipótesis de que las expectativas de felicidad mantienen una relación de pareja insatisfactorias no son del todo descabelladas, puesto que al fin y al cabo se trata de relaciones a largo plazo y es lógico pensar que lo bueno superará a lo malo a largo plazo.
Una vez analizados los datos obtenidos, Baker descubrió que las relaciones de pareja insatisfactorias seguían dos tendencias. Por un lado, uno de los componentes de la pareja abandonaba la relación cuando tenía expectativas de que la situación no podía mejorar y, además, pensaba que podía encontrar mejores alternativas fuera de esta. Por el contrario, las personas se mantenían en la relación cuando tenían la esperanza de que esta mejorara y, además, pensaban que no podían encontrar nada mejor.
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La influencia de los factores personales y sociales
Aunque los estudios muestran unas tendencias claras, tal y como mencionábamos al inicio del artículo, existen una gran variedad de factores que influyen a la hora de tomar la decisión de romper una relación en la que no somos felices.
Los factores personales como las creencias en torno a la importancia del matrimonio y las relaciones personales juegan un papel fundamental. Para algunas personas, la soltería es una condición inaceptable, mucho peor que vivir en una relación en la que ya no haya amor.
La importancia que la sociedad le ha otorgado al matrimonio o a la vida en pareja como estado ideal ejerce una potente influencia sobre las personas, algunas de las cuales buscan desesperadamente una pareja con la que compartir su vida independientemente de si esta la hace feliz o no.
En otros casos, el factor que mantiene a las parejas unidas es la existencia de los hijos. Desarrollando unas dinámicas de pareja en las cuales cada uno de los componentes mantiene vidas paralelas pero conservando el mismo hogar, permaneciendo juntas por el supuesto bien de los hijos. Porque, en su creencia, la división del hogar es mucho peor para los hijos que la situación actual.
Otro asunto diferente son aquellas que envuelven a las actitudes y creencias religiosas en torno al divorcio. Aquellas personas con una fuerte relación con su religión pueden negarse a afrontar un divorcio tanto por propio convencimiento, como por el temor a ser rechazados en su comunidad religiosa.
Conclusiones
Sea cual sea el motivo de la insatisfacción, una vez que las personas sean conscientes del estado de su pareja pasan a evaluar sus perspectivas u opciones de futuro. Si esta persona percibe que tiene oportunidades de encontrar algo mejor, es muy probable que rompa la relación, buscando un nuevo comienzo.
Teniendo en cuenta esto, es fácil entender porqué aquellas parejas de edades más tempranas perciben la separación o el divorcio como algo mucho más plausible que aquellas parejas de edades más avanzadas.
En los casos en los que sean incapaces de imaginar una alternativa mejor a la condición actual de la pareja, es muy posible que la mantengan; encontrando formas de sosegar los conflictos y considerándose el uno al otro como compañeros de vida.