En el viaje hacia la búsqueda de nuestro propósito, nos adentramos en las visiones transformadoras de dos grandes mentes: Martin Seligman, cuyo legado en psicología positiva ha dejado huella, y David McClelland, con su revolucionaria teoría de las necesidades humanas ilumina nuestro entendimiento sobre la motivación interna.
Este artículo te invita a explorar las teorías psicológicas que facilitarán un viaje introspectivo. En este recorrido, nos sumergiremos en las claves fundamentales para alcanzar una vida plena, desde el cultivo de emociones positivas hasta la profunda comprensión de tus necesidades motivacionales. Estos párrafos te guiarán hacia un descubrimiento revelador que transformará tu perspectiva y te acercará a la realización personal.
¿Cómo debe perseguirse la felicidad?
La felicidad es un anhelo común en todos los seres humanos a lo largo de la vida, influenciado por el contexto social y cultural de cada individuo. La búsqueda del propósito, en ocasiones, se torna inalcanzable para muchos debido al desconocimiento de los factores que influyen en este camino, siendo el poco conocimiento que tenemos de nosotros mismos, uno de los principales obstáculos.
Aunque no existe una fórmula exacta para alcanzar la felicidad, es crucial destacar que el primer paso en este camino es el autoconocimiento, ya que no podemos satisfacer las necesidades de una persona que no conocemos.
¿Existe una teoría que aborde la felicidad, el bienestar y nuestro perfil motivacional? Sí, la búsqueda de la felicidad y la autorrealización ha intrigado a filósofos, psicólogos y pensadores a lo largo de la historia. En este viaje introspectivo, dos teorías destacan por su influencia significativa: la teoría del bienestar de Martin Seligman y la perspectiva de las necesidades humanas de McClelland.
Martin Seligman, pionero en la psicología positiva, propuso que la búsqueda de la felicidad y el bienestar es fundamental para una vida plena. Su teoría se basa en la idea de que no se trata solo de aliviar el sufrimiento, sino de cultivar lo mejor de nosotros mismos. Seligman identificó cinco elementos clave que contribuyen al florecimiento personal, conocidos como las "Perma-Virtudes":
- Emociones Positivas: La experiencia de placer y gratificación en la vida diaria.
- Compromiso: Involucrarse completamente en actividades que aprovechen nuestras fortalezas.
- Relaciones Positivas: La importancia de conexiones sociales saludables.
- Logros: La consecución de metas y el sentido del éxito.
- Sentido: La búsqueda de significado y propósito en la vida.
¿Cómo aplicar estos 5 puntos en mi vida?
Siguiendo las siguientes recomendaciones el viaje es mucho más sencillo.
- Cultiva emociones positivas: Reconoce aquellas actividades que te proporcionen satisfacción. Reserva tiempo para participar regularmente en actividades que te resulten placenteras. Cultiva la gratitud a diario, centrándose en los aspectos positivos de tu día a día.
- Comprométete en actividades que para ti sean significativas: Descubre y desarrolla tus fortalezas personales. Establece metas desafiantes que estén alineadas con tus valores.
- Establece relaciones positivas: Dedica tiempo a construir y fortalecer relaciones significativas. Prioriza la calidad sobre la cantidad en tus conexiones sociales. Practica la empatía y la escucha activa.
- Logros Personales: Establece metas realistas y alcanzables, de esa forma evitamos el abandono, procrastinación o frustración. Celebra los logros, incluso los pequeños. Reconoce tus esfuerzos y avances.
- Busca el propósito y la razón de ser: Reflexiona sobre tus valores y metas a largo plazo. Identifica cómo tus acciones diarias contribuyen a un propósito más grande (haz un seguimiento en una bitácora). Considera cómo puedes utilizar tus habilidades y talentos para hacer una contribución significativa. En este punto recomiendo que se utilice el método IKIGAI o un FODA.
En la búsqueda del propósito, Seligman destaca la importancia del "Sentido", sugiriendo que una vida significativa es aquella en la que utilizamos nuestras fortalezas para contribuir con algo más grande que nosotros mismos.
A esto yo le llamo el “Porqué”; es la razón de ser de nuestro “Qué” (la acción, meta u objetivo). Si no tenemos establecido un porqué suficientemente sólido, nuestro propósito será efímero, temporal o superficial. Aquí es donde realmente debemos hacer énfasis: ¿Por qué quiero hacerlo?; ¿este “porqué” es tan significativo que es capaz de enfrentar cualquier obstáculo y adversidad que se presente en el proceso?
Me gustaría presentar un ejemplo: Si descubres en el proceso que tu propósito es fundar una organización para rescatar animales en situación de vulnerabilidad, ¿tu “porqué” es tan sólido que vas a poder enfrentar sin flaquear en el intento aquella inversión económica, de tiempo y dificultades? ¿Qué significa esto para ti? Según Seligman, nuestro bienestar debe tener estos 5 componentes. Pero, ¿cómo saber qué es aquello que se alinea a mi perfil?, ¿cómo saber qué es aquello que realmente nos apasiona?
¿Cuál es mi perfil motivacional?
Todos hemos escuchado en algún momento que debemos hacer algo que nos motive. Pero ¿tenemos claro cuál es nuestro perfil motivacional? Para ello quisiera destacar a David McClelland, psicólogo que ha dejado una marca indeleble con su teoría de las necesidades humanas. Este enfoque revolucionario nos invita a explorar la diversidad de perfiles motivacionales que existen entre los individuos, argumentando que todos tenemos un impulso interno diferente que guía nuestras acciones y decisiones. Así, teniendo en cuenta cuál es nuestro perfil motivacional dominante, será más sencillo alinear nuestros objetivos.
Las tres necesidades fundamentales: Logro, Afiliación y Poder.
McClelland identificó tres necesidades humanas clave, cada una actuando como un motor interno que impulsa nuestro comportamiento:
1. Necesidad de Logro (N-Ach):
Este deseo profundo de alcanzar metas desafiantes y sobresalir en el desempeño lleva a individuos con una alta necesidad de logro a buscar situaciones en las que puedan asumir responsabilidades, establecer metas y recibir retroalimentación sobre su rendimiento.
Ejemplo: Una persona que tiene una alta necesidad de logro. En su tiempo libre, se embarca en desafiantes proyectos personales, como aprender una habilidad nueva, participar en eventos deportivos y que requieran competencia. La motivación está en superar sus propios límites y alcanzar metas personales significativas.
2. Necesidad de Afiliación (N-Aff):
La búsqueda de relaciones interpersonales y la formación de conexiones significativas caracterizan esta necesidad. Aquellos con una alta necesidad de afiliación valoran la cooperación, la amistad y la colaboración, evitando situaciones conflictivas y buscando armonía en sus relaciones.
Ejemplo: Una persona que tiene una alta necesidad de afiliación, se destaca por construir y mantener relaciones interpersonales sólidas. Participa activamente en eventos sociales y busca oportunidades para conectarse con otras personas. Su motivación radica en el fortalecimiento de sus lazos significativos.
3. Necesidad de Poder (N-Pow):
La necesidad de influir en los demás, controlar situaciones y ser percibido como una figura de autoridad define esta categoría. La necesidad de poder puede manifestarse de dos maneras: como un deseo de control para beneficio personal (poder personal) o como una aspiración de control para el bienestar de los demás y el logro de objetivos compartidos (poder social).
Ejemplo: Una persona con una alta necesidad de poder, se involucra en la gestión de decisiones, participa activamente en eventos donde pueda ejercer su autoridad, en este caso, podría buscar influir en la toma de decisiones estratégicas y liderar iniciativas que le den reconocimiento.
Fusionando las teorías de Seligman y McClelland
La esencia de la teoría de McClelland radica en sostener que cada individuo alberga estas necesidades en proporciones diversas, lo que origina perfiles motivacionales únicos. Es importante destacar que, aunque es posible que una persona exhiba una necesidad como dominante, no se encuentra confinada a una única categoría. Las combinaciones de estas necesidades pueden fluctuar, y factores como el entorno, las experiencias de vida y otros elementos pueden incidir en la forma en que estas necesidades se expresan en diversas situaciones.
La búsqueda del propósito constituye un viaje personal enriquecido por la integración de diversas teorías psicológicas. Al amalgamar la psicología positiva de Seligman con la teoría de las necesidades de McClelland, se construye un enfoque integral que aborda tanto el bienestar emocional como las fuerzas motivacionales que impulsan la acción.
Este recorrido no solo nos conduce a la autorrealización, sino que también nos conecta con un propósito profundo que otorga significado a nuestras vidas. Al comprender nuestras fortalezas, establecer metas desafiantes y fomentar relaciones significativas, podemos emprender un viaje integrado hacia una vida plena.
Es fundamental reconocer que, si bien el contenido psicoeducativo desempeña un papel crucial en el autoconocimiento y la realización personal, contar con la asistencia de un profesional de la psicología es esencial. Este experto posee la experiencia necesaria para ofrecer acompañamiento durante el proceso y proporcionar las herramientas ideales para la transformación hacia nuestra mejor versión.
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