“¿Por qué me enamoro tan fácilmente?”. Es una pregunta que muchas personas se hacen, preocupadas por si tienen un problema.
El amor es un sentimiento que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas, y que desearíamos que siempre fuera correspondido. Lamentablemente, no siempre lo es porque suele pasar que nos llama la atención alguien a quien no le interesamos.
Esto es normal. Lo que no lo es tanto es enamorarse perdidamente de alguien nuevo cada dos por tres, un problema que puede tener detrás problemas de autoestima y una personalidad muy dependiente. Veámoslo a continuación.
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'¿Por qué me enamoro tan fácilmente?' Un problema común
El amor es un sentimiento universal, muestra de que podemos sentir vinculación hacia otras personas más allá de nuestro círculo familiar. El amor nos conecta con personas que, si antes eran completamente desconocidas, ahora formarán parte de nuestras vidas. ¿Quién no quiere enamorarse? ¿Quién no quiere sentir que alguien está enamorado de él o de ella?
Pero aunque es una emoción normalmente asociada como positiva, algo bonito que sentir, hay personas en las que su frecuencia de enamoramiento es preocupante. Enamorarse frecuentemente para luego sentir el duro e implacable peso de la decepción al cabo de poco tiempo es algo que nos puede hacer daño, y esto lo saben muy bien las personas enamoradizas que, aunque con buenas intenciones y deseos, no son siempre personas felices.
Las personas que se ilusionan nada más conocer a alguien en cualquier sitio tienen la peligrosa tendencia de idealizar una vida romántica, llena de buenas experiencias, marcarse unas expectativas elevadisimas y, después, sufrir por un amor que estaba condenado prácticamente desde el principio. Pueden existir muchas carencias insatisfechas que influyan en aquellas personas que se preguntan por qué se enamoran con tanta facilidad.
Hay quienes dicen que las personas que se enamoran fácilmente tienen una personalidad caracterizada por cierta inmadurez emocional e irresponsabilidad. Algunas de estas personas son capaces de dejar una relación que apenas habían estrenado para empezar con una nueva, desechando amores “viejos” para lanzarse a los brazos de uno nuevo y sentir esa sensación que teníamos de niños nada más abrir los juguetes que nos regalaban en Navidad.
Al margen de que eso sea verdad o no, hay un hecho innegable en todas las personas que entran y salen de relaciones constantemente: sufren. Enamorarse cada dos por tres, ilusionarse con un hombre o una mujer, aborrecer con quien se está saliendo, soñar con alguien a quien acabas de conocer… todas estas acciones implican momentos de verdadera ilusión seguidos de un bajón, un colapso emocional marcado por el duro revés que nos da la vida, con decepciones y frustraciones.
No se puede tener todo en esta vida, y esto queda evidenciado en que no todos los amores son correspondidos. No todas las parejas acaban siendo algo, y muchas ni siquiera tienen un comienzo, algo especialmente doloroso para una persona enamoradiza, atrapada en el pensamiento de “este es el definitivo”. Su obsesión por no estar solo o sola puede llegar a ser tal que deja de lado su autoestima y dignidad con tal de seguir al lado de alguien, lo trate como lo trate.
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Posibles causas
Son varias las causas que pueden estar detrás de enamorarse con mucha frecuencia.
1. Tendencia a idealizar
Muchas personas enamoradizas lo son porque tienen una gran tendencia a idealizar la relación que van a establecer con personas de su entorno. Ven a los demás bajo un halo dorado, magnificando sus fortalezas e ignorando sus debilidades y, como se ve a los demás como si fueran perfectos, no pueden evitar enamorarse de ellos.
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2. Baja autoestima
Otra de las posibles causas detrás de que una persona se enamore con mucha frecuencia tiene que ver con tener una muy baja autoestima. Las personas con poca seguridad y confianza en sí mismas pueden buscar rellenar este vacío teniendo a alguien a su lado, alguien que cubra sus carencias, que le diga que vale como persona.
Como consecuencia de esa necesidad disfuncional, las personas extremadamente enamoradizas se enamoran de cualquiera que les trate mínimamente bien.
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3. Adicción al enamoramiento
Puede que sorprenda decir que una de las causas de enamorarse fácilmente sea, justamente, la adicción al enamoramiento. ¿Cómo es posible esto? Bien, la respuesta es más sencilla de lo que pudiera parecer.
Al igual que con las adicciones a ciertas sutancias, la dopamina es un neurotransmisor que se manifiesta cuando realizamos algo placentero, como por ejemplo tener sexo.
Durante la primera fase del enamoramiento nuestro cerebro libera este neurotransmisor, motivo por el cual sentimos un subidón emocional cuando estrenamos una relación. Las personas adictas a este subidón tienden a empezar y acabar con relaciones rápidamente para sentir más veces esta sensación, con lo cual podemos hablar de una adicción al enamoramiento.
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4. Miedo a la soledad
El enamoramiento rápido puede ser un signo de una personalidad dependiente y sinónimo de un profundo miedo a la soledad.
Como en nuestra cultura el no tener pareja se ve como algo malo, sinónimo de que estamos un poco desvinculados de la sociedad, las personas temerosas de quedarse solas buscan de forma patológica estar acompañadas por alguien. Están dispuestos a salir con quien sea, aunque le trate mal, con tal de no sentir ese tan temido sentimiento de soledad.
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5. Incapacidad para aprender de los errores en el amor
A veces lo que pasa es que, simplemente, se es incapaz de aprender de las experiencias pasadas. Hay personas que no aprenden de sus errores y que, por muy dolorosas que hayan sido las experiencias en el pasado, vuelven a toparse con la misma piedra.
Ya sea porque esto forme parte de su personalidad o porque han sido educadas de una forma en la que no parece que presten especial atención a los errores que han cometido, hay personas que a pesar de sufrir por amor cada dos por tres no aprenden.
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¿Qué se puede hacer?
Como hemos comentado antes, puede que el problema detrás sea una falta de autoestima y un miedo a la soledad. Si se ha sido una persona que ha estado toda su vida en pareja, aunque hayan sido múltiples, la soltería es algo que siempre intimida.
Sin embargo, más que una amenaza, la soltería se debe ver como una oportunidad para conocerse a uno mismo, un momento de introspección para saber qué fortalezas y debilidades poseemos y usarlo como referencia para crecer a partir de ese punto.
La autoestima depende única y exclusivamente de nosotros, no del hecho de que estemos saliendo con alguien. Cuando se consigue tener amor propio, lo de tener pareja se convierte en una mera elección, un añadido a nuestras vidas, no algo que nos dé valor como personas. Decides salir con alguien porque te gusta como es, su personalidad, sus gustos y su forma de ser, no por la necesidad patológica de tener a alguien al lado.
Sin embargo, si la impulsividad amorosa es extrema, provocando malestar y no se encuentra la forma de gestionar la situación, es necesario pedir ayuda profesional. No debemos sentir vergüenza por acudir a la consulta de un psicólogo por el hecho de que creemos que nos enamoramos fácilmente. Como hemos comentado, puede ser un signo de problemas de autoestima, incapacidad para aprender de experiencias pasadas y un miedo patológico a la soltería que, quizás, requiera intervención psicológica. Y por mucha pareja que se tenga, si no solucionamos nuestros problemas antes no conseguiremos ser felices.