Llegar a los primeros días del mes de enero con resoluciones de año nuevo se ha convertido en una especie de ritual muy extendido en las sociedades occidentales. Sin embargo, de la intención al hecho hay un gran salto y no todo el mundo sabe cómo afrontarlo.
De hecho, los propósitos de año nuevo tienen muy poca validez si nos limitamos a desear llegar esas metas y no las planteamos con cabeza. Y es que, por desgracia, muchas personas confunden el simple hecho de pensar en lo que les gustaría lograr con el hecho de dar los pasos necesarios para alcanzar esos objetivos.
La creencia de que “visualizar” lo que deseamos hace que estas experiencias “vengan” a nosotros como si una ley universal se encargase de atraer los hechos hacia las intenciones es tan popular como estéril e ineficaz. En realidad, desaprovechar las resoluciones de año nuevo es la norma.
Pero esto no significa que la mayoría de las personas estén predestinadas a fracasar en sus intentos de mejorar aspectos de su vida privada o de su trayectoria laboral; simplemente, hacen falta recursos para sacar provecho de ese “empujón” motivacional que supone el inicio de un nuevo año.
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¿Qué hacer al plantearte resoluciones de año nuevo?
A continuación te daré varios consejos psicológicos para gestionar adecuadamente las resoluciones de año nuevo, dividiéndolos en dos bloques.
El primero de ellos, al que corresponde esta sección, está dedicado al momento inicial en el que te planteas los propósitos para el año que empieza, y el segundo está orientado a la monitorización y cumplimiento de esos propósitos en las primeras semanas de enero y febrero, el momento clave en la que esos cambios de hábitos y rutinas pueden quedar consolidados o no (a fin de cuentas, comenzar es lo más complicado).
Dicho esto, veamos las estrategias y pautas a seguir para delinear las resoluciones de año nuevo.
1. Las metas deben ser alcanzables
La idea de que las metas siempre deben ser más ambiciosas que el resultado real que se quiere alcanzar es totalmente contraproducente: solo consigue que las personas se frustren al comprobar que no tienen la capacidad de llegar a esos objetivos.
A la hora de plantearte lo que quieres lograr debes hacer un balance de lo que te gustaría y las aptitudes y recursos con los que cuentas, para que de esa manera te resulte más sencillo comprometerte de verdad con ese proyecto.
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2. Las metas deben encajar con tus valores
Si lo que te propones no es coherente con los valores que constituyen tu escala ética, lo más probable es que en poco tiempo te desmotives o incluso o seas capaz de disfrutar de tus progresos.
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3. Debes establecer criterios de evaluación fáciles de medir
No debes quedarte en las ideas abstractas acerca de aquello que quieres lograr. Llegar a un buen niel de concreción y detalle permitirá que seas capaz de valorar tus avances y de corregir errores sobre la marcha y, por otro lado, de sentirte bien al ver que vas avanzando.
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4. El conjunto de resoluciones de año nuevo debe ser coherente
Finalmente, debes tener en cuenta que si te limitas a proponerte resoluciones de año nuevo sin verlas en su conjunto, es posible que unas obstaculicen el progreso de otras. Asegúrate de que todas “encajan” entre sí tato en términos de tiempo como de recursos necesarios para lograr tus objetivos.
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Qué hacer para aplicar en la práctica los propósitos de año nuevo
Una vez ha empezado el nuevo año, sigue estos consejos para que aplicarlos sea más sencillo.
1. Fíjate horarios claros
Si planificas tus horarios teniendo en cuenta también los momentos de descanso y las horas dedicadas a dormir, no te expondrás tanto a la tentación de procrastinar y no empezar a hacer aquello que te habías propuesto. A ser posible, imprime el horario en papel y cuélgalo en la nevera o en otro lugar de la casa que veas a menudo.
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2. Habla a tus amigos y familiares de tus resoluciones de año nuevo
Si vas explicándoles que has empezado un nuevo hábito, proyecto o estilo de vida, el hecho de que lo sepan y te pregunten con ello de vez en cuando será un elemento de motivación que se sumarán a las ganas que ya tienes de lograr tu objetivo.
3. Vincula un espacio y un momento a tus nuevas rutinas
Por ejemplo, visualiza el hecho de que después de cepillarte los dientes por la noche saldrás del cuarto de baño y te sentarás en tu escritorio para memorizar una página de vocabulario en un idioma que estás estudiando. De esta manera, cada día te vendrá a la mente automáticamente aquello que debes hacer en cada situación.
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Carolina Marín
Carolina Marín
Pareja Y De Familia. Federada Por Feap
Soy psicóloga federada por la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas) y atiendo a adultos y adolescentes tanto de manera online como presencialmente en mi consulta de Sevilla.