Tanto la motivación como la emoción son procesos psicológicos que tienen un elevado impacto en la conducta humana. Así pues, una mayor comprensión sobre su funcionamiento puede ser beneficiosa a la hora de entender mejor determinadas conductas humanas. ¿Te habías planteado alguna vez el considerable impacto que pueden tener en nuestro día a día?
A pesar de que ambas palabras son utilizadas de forma habitual, no siempre se emplean de forma correcta. En muchas ocasiones se utilizan como si fueran sinónimos sin tener en cuenta las especificidades de cada uno de los términos.
Por ello, a lo largo del presente artículo definiremos ambos términos, motivación y emoción, para poder, desde esta base, ver en qué aspectos se diferencian de forma detallada. Además, seguir leyendo hasta el final del artículo te permitirá saber un poco más sobre la forma en que ambos procesos se relacionan.
¿Qué entendemos por motivación?
La palabra motivación deriva del término motus, motum en latín que podría traducirse como motor o movimiento. Es por esto que, en psicología, suele definirse la motivación como el deseo o la necesidad que activa, impulsa y dirige nuestra conducta hacia un determinado objetivo o fin.
Es decir, la motivación nos permite orientar, dirigir, nuestra conducta hacia la satisfacción de nuestras necesidades. Por ejemplo, ante la activación de la señal de hambre, nos movilizamos para conseguir comida y saciar dicha necesidad.
Puesto que ha sido un tema que suscitado mucho interés por su estrecha relación con la conducta humana, son diversas las teorías que se han propuesto desde la psicología. Algunas de las más conocidas son la teoría de los instintos, de la reducción de impulsos, de la excitación y la teoría jerárquica de las necesidades de A. Maslow.
Dependiendo del enfoque que adoptemos, la división de los tipos de motivación puede variar. Sin embargo, una de las formas más conocidas de tipificar la motivación es dividirla en dos tipos: motivación intrínseca y motivación extrínseca.
¿Cómo definimos la emoción?
La palabra emoción deriva del término latín emotio, emotionis. Se podría traducir como movimiento o agitación. Muchas personas la relacionan también con emovere en la que se contempla que el movimiento es hacia afuera. Esto refleja la idea de que las emociones se producen a nivel interno pero nos movilizan hacia el exterior.
En psicología se considera que las emociones son respuestas fisiológicas naturales ante determinados estímulos. Nos dan información tanto del mundo externo como del propio mundo interno y tienen la función, también, de permitirnos adaptarnos a nuestro entorno.
En el caso de los seres humanos, las emociones no implican únicamente aspectos fisiológicos y conductuales, sino que también incluyen aspectos cognitivos. Es decir, los pensamientos, los valores y las creencias sobre el mundo también tienen un importante papel en relación con las emociones que sentimos puesto que determinan la forma de interpretarlas.
También son diversas las teorías que se han popularizado. Una de las propuestas más aceptadas actualmente es que existen dos tipos de emociones: las universales, que compartimos con todos los mamíferos, y las complejas, que son específicas de los seres humanos.
¿Cuáles son las principales diferencias?
Partiendo de los aspectos principales expuestos anteriormente, en este apartado nos centraremos en reflejar las principales diferencias existentes entre la motivación y la emoción.
1. Origen
Tal y como se ha comentado anteriormente, la motivación es un proceso interno que tiene lugar a partir de necesidades o deseos específicos y que inicia, orienta y mantiene nuestra conducta hacia un determinado objetivo. La duración dependerá del fin a alcanzar.
Por otro lado, las emociones son respuestas psicofisiológicas automáticas que se producen ante determinados estímulos internos o externos. La duración de las emociones básicas suele ser corta en el tiempo aunque la intensidad puede ser elevada. El objetivo es proporcionar información sobre el entorno y los estados internos para movilizarnos hacia la acción.
2. Función
Podríamos decir que la motivación actúa como una guía interna que desencadena, guía y mantiene ciertas conductas para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Por el contrario, las emociones nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno mediante la transmisión de información, bien sea mediante comunicación verbal o no verbal.
3. Manifestación
También podemos ver diferencias en cuanto a la forma de expresarse. La motivación se aprecia mediante acciones orientadas a la consecución de los objetivos e implica procesos cognitivos como la planificación, el establecimiento de metas, la toma de decisiones, entre otros.
Las emociones, en cambio, se expresan mediante gestos, el tono de voz, expresiones faciales o corporales y a nivel cognitivo implica procesos como el análisis, el juicio, la interpretación, etc. A nivel fisiológico, tienen un claro impacto puesto que generan cambios instantáneos y diferentes dependiendo de cada emoción.
¿De qué forma se relacionan?
A pesar de haber insistido ampliamente en las diferencias entre ambos términos, es innegable que existe una interrelación entre ambos. Sin duda, las emociones que experimentamos interfieren en la consecución de nuestros objetivos y también tienen un papel importante en la motivación de las personas.
Es decir, simplificando mucho, podemos considerar que las emociones son una especie de brújula interna que nos indica cuando las cosas van “bien” o “mal” y esto podrá, o no, despertar la motivación para realizar determinados cambios.