¿Desconectar en vacaciones? Mejor reconectar contigo

Las vacaciones son una oportunidad para fortalecer el vínculo con las propias emociones.

¿Desconectar en vacaciones? Mejor reconectar contigo

Las vacaciones, ansiadas tanto por niños y adolescentes como por adultos, marcan un período cargado de expectativas. Los más pequeños están deseosos de la llegada del receso escolar para dormir hasta tarde, compartir actividades con los padres y amigos o dedicar más tiempo a actividades recreativas, como practicar deportes y jugar videojuegos. Por su parte, los adultos no están exentos de tal sentimiento.

Las rutinas laborales pueden ser sumamente estresantes para algunos, por lo que es habitual que éstos fantaseen acerca de qué harán durante las vacaciones.

Teniendo en cuenta este escenario, un término que las personas emplean a menudo para responder a la pregunta de qué harán en vacaciones es el de “desconectar”, una metáfora utilizada para referirse al descanso de la vorágine cotidiana. Esto está muy bien, ya que es importante reconocer cuán necesario es para todos hacer una pausa y observar dónde estamos y cómo nos sentimos al respecto, pero ¿qué ocurriría si le diéramos una vuelta de tuerca al término y hablásemos en lugar de “desconectar” de “reconectar”? En este artículo reflexionaremos en torno a ello.

¿Puede ser problemático enfatizar en desconectar?

Una vez llegan, las vacaciones suponen un respiro frente a la cotidianeidad, ya que tenemos una mayor disponibilidad de tiempo para dedicarlo al ocio. Es muy importante respetar tal momento, ya que se ha demostrado cuán beneficioso puede ser para el bienestar físico y psicológico, tanto en una dimensión cognitiva (ya que muchas actividades de ocio fomentan la creatividad, el desarrollo de la memoria y el pensamiento) como en su dimensión emocional (en tanto dichas tareas aumentan las emociones percibidas como placenteras y disminuyen el estrés).

El prefijo -des que se encuentra en desconectar implica negación a lo que al prefijo sucede, en este caso, conectar. Las personas una y otra vez insistimos en lo mucho que necesitamos tomar distancia de aquello a lo que estamos permanentemente conectados: el trabajo, los estudios o la escuela. Y es lógico, ya que las rutinas que llevamos a costa de cumplir con las exigencias de estos espacios —ya impliquen alcanzar objetivos, respetar horarios, relacionarnos con personas difíciles, entre otras—, pueden ser muy absorbentes. Sin embargo, ¿puede ser problemático enfatizar en la idea de desconexión?

La realidad es que no tiene por qué serlo, o al menos no en sí mismo. Cada quien está en su derecho de valorar ciertos aspectos de lo que implica disfrutar de las vacaciones por sobre otros, por ejemplo, entenderlas como un período para des-conectar de la rutina, para descansar de las fuentes habituales de estrés y poco más. Sin embargo, reflexionar acerca de las palabras que utilizamos podría servir para poner a la luz otra alternativa: entender las vacaciones como período de re-conexión con lo verdaderamente importante. En otras palabras, como un momento para reconectar con nosotros mismos. Veamos esto en detalle.

¿Qué entendemos por reconectar con uno mismo?

Reconectar con uno mismo durante las vacaciones alude a la idea de que este período es una oportunidad para regresar hacia aquello que es importante para nuestras vidas pero que, no obstante, pudo perderse de vista cuando estábamos envueltos en la dinámica cotidiana. Es posible que a causa de nuevas responsabilidades laborales o académicas hayamos dejado de lado determinadas actividades o pasatiempos en los que nos sentíamos plenamente realizados o mediante los cuales encontrábamos un grado de expresión emocional muy valioso para nosotros, por lo que las vacaciones suponen el momento ideal para retomarlos.

Por otra parte, reconectar con uno mismo implica regresar la atención a la propia persona; implica darle acogida a los estados emocionales y a los pensamientos que están presentes en ese preciso instante. Las vacaciones pueden suponer un momento de introspección y autoconocimiento necesario; una pausa para ver cómo nos sentimos en determinado momento de nuestras vidas a la luz de nuestros valores y proyectos, pero también así de las personas que nos rodean. Al hablar de una “reconexión” estamos enfatizando cuán importante es tomarnos un momento durante este período para ponderar cómo fue nuestro año o semestre y asimismo planificar cómo queremos actuar de cara al futuro.

Reconectar con uno mismo puede ser difícil, pero vale la pena

En última instancia, creemos necesario señalar que reconectar con uno mismo durante vacaciones no necesariamente tiene que vivirse como una experiencia gratificante. A veces, mirar puertas adentro nos pone de cara a emociones o pensamientos desagradables que solemos evitar. Aunque no lo creamos, las personas somos expertas en llevar a cabo movimientos para alejarnos del dolor. Lo hacemos todo el tiempo. Una de las tantas conductas que podríamos emprender para lograrlo es llenar nuestras agendas de reuniones del trabajo para, por ejemplo, evitar el pensamiento de “soy un mal profesional” que tanto dolor nos causa. Estar ocupados no supondría en sí mismo un problema si no fuera porque, al hacerlo, podríamos estar perdiéndonos de experiencias sumamente significativas para nosotros —esto dependerá de cada quién—, como pasar tiempo con nuestros hijos, por ejemplo.

El punto de señalar la frecuencia con la que solemos recurrir a la evitación es que, si nos proponemos reconectar con nuestras emociones y pensamientos durante vacaciones, es posible que nos topemos con experiencias internas dolorosas de las cuales en otra circunstancias simplemente nos alejaríamos. Estar presentes con emociones difíciles es un trabajo arduo que no todas las personas están dispuestas a hacer, lo cual es válido. Uno no siempre está disponible para trabajar con experiencias dolorosas. No obstante, tomar las vacaciones como un momento para reconectar con nosotros mismos puede servirnos para ser conscientes acerca de qué nos sucede, hacia dónde nos dirigimos usualmente, hacia donde podríamos dirigirnos si actuáramos distinto, y por último, hacia dónde queremos ir.

poder del Mindfulness para conectar con uno mismo y con el presente

La Atención Plena, también conocida como Mindfulness, constituye una de las prácticas más eficaces para conectar con el aquí y ahora y con el Yo. Su idea fundamental consiste en no intentar desconectar de nuestras preocupaciones a través de la evitación de este tipo de pensamientos, sino más bien prestar atención al momento presente desde una actitud de aceptación, sin juzgar. Esta manera de procesar la información que nos llega desde el entorno o dese nuestro propio cuerpo es una poderosa herramienta de autocuidado emocional, y puede ser aprendida con ayuda profesional.

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  • Cabeza, M. C. (2009). Perspectivas actuales de la pedagogía del ocio y el tiempo libre. La pedagogía del ocio: nuevos desafíos, 4, 9-23.
  • Hayes, S. (2019) Acercarse al dinosaurio. El compromiso con un rumbo nuevo. Una mente liberada (pp. 115-128; 129-146). Paidós.

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PsicoTools. (2023, julio 24). ¿Desconectar en vacaciones? Mejor reconectar contigo. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/desconectar-en-vacaciones-mejor-reconectar-contigo

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