Existen muy distintos enfoques de psicoterapia, cada uno persigue principios y procedimientos algo distintos. De todas formas, hay fases que se repiten y se pueden reconocer en casi todos los procesos terapéuticos y te ayudan a identificar en cuanto tu terapia está avanzando o en qué parte tal vez estás estancada/o.
Las fases de una terapia
No todos los terapeutas planifican cada una de estas fases de manera protocolaría, pero el hecho de trabajar un tiempo sobre ciertos temas en terapia, siempre debería encaminar estas etapas.
Fase I: El primer contacto
En un principio todo terapeuta va a necesitar algo de información sobre los motivos de la consulta, los mayores desafíos de su/s consultante/s, cómo manejaron su situación hasta este momento y qué se esperan de la terapia.
Para muchas personas este primer momento - que es más descriptivo - tiene a la par un efecto de desahogo y organización de ideas. Es decir, a pesar de que tal vez aún no se introduce nada nuevo a la situación, muchas personas ya se llevan algo de alivio de este momento debido a la sensación de compartir y ya no sentirse solos con lo que les está pasando.
Fase II: Valoración, validación y empatía
Más allá del enfoque terapéutico que se aplica, el éxito de una terapia está mayormente ligado a la relación de confianza y conexión que se construye entre terapeuta y consultante. Por esta razón las primeras sesiones de terapia, a la par de la recopilación de información, se centran en construir una relación de confianza. Como consultante entonces es particularmente importante durante las primeras sesiones, que pones mucha atención en cómo te sientes con tu terapeuta. ¿Sientes que puedes compartir información con facilidad?, ¿Sientes que tu terapeuta realmente comprendió, qué estas contando y qué estás buscando?
Es importante que, como consultante, te sientes valorado/a en tu ser, independientemente de qué te ha llevado a recibir terapia. Como consultante debes sentir que tu situación es una situación humana y que, lo que sientes tiene sentido ante las circunstancias. Esta fase, igual que la anterior, conlleva entonces su componente sanador.
Reconecta a la persona con su valor propio, facilita comprensión y autocompasión. En el transcurso llegan los primeros momentos de comprensión y conciencia de tu situación, lo que puede sentirse incómodo. Algo que usualmente no te cuentan sobre terapia es que, se pueden producir momentos de crisis y sentimientos incómodos debido a lo que descubres sobre ti durante el proceso. Eso es importante, dado que la crisis promueve el cambio.
Fase III: Conciencia
A medida que vas conociendo más sobre ti y tu situación también se ponen en cuestión ideas y creencias que tenias antes. Al conocer más y reflexionar distinto sobre tu situación se deconstruyen muchos aspectos y una vez que están deconstruidos no puedes volver a ver las cosas nuevamente como los veías antes.
En el caso de una terapia familiar los integrantes van conociendo más sobre dinámicas y reglas implícitas de su sistema familiar y cómo estos afectan a cada integrante de la familia. Es un momento donde se descubren nuevas realidades y eso puede ser muy alentador, por un lado, pero en muchas ocasiones también asusta y genera crisis.
Este proceso de darse cuenta también lo llaman “insight”. Es un proceso importante pero también doloroso porque viene con la sensación que, te quitan el piso por debajo de tus pies. Tu forma de ver y comprender las cosas hasta este punto te ha dado estabilidad y reconocer que muchos aspectos también pueden ser vistos de otra forma genera incertidumbre.
Fase IV: Aceptación
El momento de aceptación involucra diferentes aspectos. Por un lado, la aceptación que estás enfrentando una situación difícil pero también la asimilación de las nuevas verdades y lo que llevas del proceso terapéutico. Más importante y a veces doloroso aún, es reconocer la propia responsabilidad ante los hechos actuales y lo que está por delante.
En este sentido, también se trata de la aceptación de uno mismo y las propias equivocaciones. Es una fase donde vas asimilando que el rechazo hacia ti mismo y la negación de la propia responsabilidad solo generan estancamiento y para poder continuar debes aceptar lo que es y lo que eres, porque solo sobre esto puedes trabajar. La aceptación de la situación también involucra la aceptación de las demás personas involucradas y su forma de ser y actuar distinta a la tuya.
Obviamente, la terapia busca provocar un cambio en ti y para tu vida. Para encaminar este proceso de cambio, algunos enfoques trabajan con técnicas más concretas y directivas mientras otros aplican herramientas más indirectas y transversales. Aquí depende mucho de qué busca el consultante también y qué necesita en su momento.
Fase V: Provocar cambios
Los cambios surgen por medio del cuestionamiento activo de las herramientas actuales, por ejemplo, desmintiendo creencias limitantes o dinámicas de comunicación conflictivas. El terapeuta toma aquí muchas veces un rol más activo. Ya no se trata únicamente de escuchar y comprender sino de hacer señalamientos concretos, sugerir ciertas actividades o tareas, concretar alternativas y hacer compromisos. También es el momento donde depende del consultante en cuanto va a aplicar y llevar lo que sacó de la terapia para su vida diaria.
Fase VI: Anclar cambios que se convierten en un nuevo status quo
Esta puede ser una fase de seguimiento o continuación del proceso donde como consultante compartes de qué forma estás aplicando lo nuevo aprendido en tu vida actual, describes desafíos y dudas que surgen y reafirmas tus metas. Es importante darse este tiempo de continuación y retroalimentación del proceso terapéutico para no recaer rápidamente en patrones del pasado.
En esta fase el/la terapeuta te recuerda mucho de lo que ya se ha hablado, señala de repente si estás recayendo en viejos patrones o se descartan actividades que no han dado resultado. Es un proceso de ensayar y para eso es bueno tener alguien de lado quien asesora, retroalimenta y funciona como un aliado o motivador.
Es un proceso de deconstruir y reconstruirse
Las fases que he enumerado aquí no necesariamente se dan siempre en este orden “paso a paso”. Cada sesión terapéutica puede tener momentos de diferentes fases, más que todo las primeras dos fases se dan casi a la par. En algunos casos ya se dan momentos de insight en la primera sesión. Sin embargo, son característicos de cualquier proceso terapéutico, los principios de deconstruir y reconstruirse, lo que implica siempre momentos de cuestionamiento personal y crisis para el/la consultante.
Para iniciar una terapia sugiero estar atento a la confianza que inspira el terapeuta en ti, pero también confianza en el proceso, en tus propios recursos, así como mucha apertura mental y curiosidad para aprender algo nuevo sobre ti.
La terapia no trata de corregir errores, sino de aceptar que las herramientas que se aplicaron hasta el inicio del proceso, tuvieron su sentido y fueron lo que hacías con las mejores intenciones y conocimiento que tenías. La terapia sería el siguiente paso, a encontrar nuevas ideas y comprensiones sobre tu situación que en el mejor de los casos lleva a la superación de momentos desafiantes y al crecimiento personal. No se hace terapia una vez en la vida para sanar y luego continuar, cada conclusión de un proceso terapéutico lleva a un nuevo status quo que, con el tiempo puede caducar y se requiere otra revisión.
